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El INE mantiene el crecimiento del 0,2% en el cuarto trimestre y del 5,5% en 2022
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GRACIAS AL AGUANTE DEL SECTOR EXTERIOR

El INE mantiene el crecimiento del 0,2% en el cuarto trimestre y del 5,5% en 2022

El PIB español esquivó la recesión en el último cuarto del año, pese a la crisis inflacionista y la caída del consumo interno, y creció por encima de las previsiones del Gobierno

Foto: Fábrica de Seat en Martorell, Barcelona.
Fábrica de Seat en Martorell, Barcelona.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revisado el crecimiento del cuarto trimestre sin sorpresas. El PIB español aumentó dos décimas en el último cuarto del año, pese a la crisis inflacionista y la caída del consumo interno, que llegó a augurar una recesión. El aguante del sector exterior compensó la atonía de la demanda nacional. El dato consolida la desaceleración del segundo semestre, pero deja a la economía en condiciones de alcanzar un avance más generoso de lo previsto en 2023, gracias al llamado efecto arrastre (carry-over).

La segunda lectura de este viernes avala las últimas previsiones de los principales organismos, que han revisado al alza sus augurios para este año, y consolida un crecimiento del 5,5% en el conjunto de 2022, 1,1 puntos por encima del que estimaba el Gobierno en su cuadro macroeconómico. La revisión al alza de los tres primeros trimestres, que tuvo lugar en enero, es la principal responsable de este dato, y llegó después del relevo en la presidencia de la institución en medio de las críticas gubernamentales por un cálculo que, según el Ejecutivo, infraestimaba el vigor de la actividad.

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En cambio, el INE ha rebajado una décima su estimación inicial sobre el crecimiento del PIB interanual del cuarto trimestre 2022, desde el 2,7% al 2,6%. De este modo, esta tasa se sitúa más de dos puntos por debajo de la registrada en el tercer trimestre (4,7%).

Con el 5,5% de 2022, España encadenó su segundo crecimiento anual consecutivo, después del avance del 5,5% que registró en 2021 y que supuso el retorno a tasas positivas tras el descenso histórico del PIB del 11,3% provocado por la irrupción del coronavirus. La economía nacional todavía está a nueve décimas de recuperar los niveles previos a la pandemia, algo que no ocurre en ningún otro país europeo. Está previsto que lo haga hacia el verano, según los cálculos del Banco de España.

La demanda interna aportó 3,1 puntos al crecimiento del PIB en 2022, cifra 2,1 puntos inferior a la de 2021, mientras que la externa contribuyó con 2,4 puntos, 2,1 por encima del ejercicio anterior. A precios corrientes —es decir, sin eliminar el efecto de la inflación—, el PIB de 2022 se situó en 1.327.108 millones de euros, un 10% más que en 2021.

El sector exterior aguanta

El menor crecimiento se debe, sobre todo, a una menor aportación de la demanda interna, esquilmada por el aumento de los precios y el final del colchón de ahorro que se produjo durante la pandemia. En concreto, la contribución de la demanda nacional al crecimiento del PIB interanual fue de 0,9 puntos, 1,9 puntos menos que en el tercer trimestre de 2022, en tanto que la demanda externa contribuyó con 1,7 puntos, solo dos décimas menos. El sector exterior mantiene el pulso y tira de la economía española.

En cambio, el consumo de los hogares moderó su crecimiento interanual más de dos puntos en el cuarto trimestre, hasta el 2,7%, mientras que el gasto público aumentó un 2,3% tras cuatro trimestres en negativo. La inversión, por el contrario, desaceleró su crecimiento casi cuatro puntos, hasta el 2,6%.

Foto: La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE)

En la recta final de 2022, el PIB creció un 0,2%, lo mismo que en el tercer trimestre. Con este dato, se acumulan siete trimestres consecutivos de tasas positivas. El consumo de los hogares disminuyó un 1,8% entre octubre y diciembre (+1,8% en el trimestre anterior), registrando su primer descenso trimestral desde el primer trimestre de 2021. Las exportaciones de bienes y servicios también cayeron, un 1,1%, pero la contribución del sector exterior fue positiva porque las importaciones se desplomaron cuatro veces más.

En paralelo al frenazo del consumo de las familias, el gasto público aceleró su crecimiento trimestral tres décimas, hasta el 1,9%, al contrario que la inversión, que se contrajo un 3,7% en el cuarto trimestre, su mayor descenso trimestral desde el segundo trimestre de 2020, cuando arrancó la pandemia.

El Ministerio de Asuntos Económicos ha celebrado el dato, que sitúa a España a la cabeza del crecimiento entre los grandes países del euro: "Se trata de un crecimiento equilibrado, con una aportación positiva de la demanda nacional impulsada por el consumo y la inversión, y un excelente comportamiento de las exportaciones, que refleja la competitividad de la economía española".

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revisado el crecimiento del cuarto trimestre sin sorpresas. El PIB español aumentó dos décimas en el último cuarto del año, pese a la crisis inflacionista y la caída del consumo interno, que llegó a augurar una recesión. El aguante del sector exterior compensó la atonía de la demanda nacional. El dato consolida la desaceleración del segundo semestre, pero deja a la economía en condiciones de alcanzar un avance más generoso de lo previsto en 2023, gracias al llamado efecto arrastre (carry-over).

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