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La semana laboral real se hunde hasta las 31,8 horas de media y frena el crecimiento del PIB
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ESTUDIO DEL BANCO DE ESPAÑA

La semana laboral real se hunde hasta las 31,8 horas de media y frena el crecimiento del PIB

La semana laboral de cuatro días es ya casi una realidad. ¿La causa? El descenso de horas trabajadas por causas estructurales. En particular, por tiempo parcial o envejecimiento

Foto: Foto: iStock.
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El estudio lo ha realizado el Banco de España y, en síntesis, viene a acreditar cómo las menores horas trabajadas desde los años ochenta han frenado la contribución del factor trabajo al crecimiento económico. O lo que es lo mismo, se trabajan menos horas, pero los incrementos de productividad no son capaces de compensar la pérdida de crecimiento económico que se produce al dedicar menos horas al trabajo.

En concreto, según la EPA (Encuesta de Población Activa), las horas trabajadas al año por ocupado cayeron entre mediados de los años ochenta y 2019, inmediatamente antes de la llegada de la pandemia, entre 200 y 300 horas, lo que representa un descenso del 14%. Esto significa un descenso de la jornada semanal media desde las 37 horas de aquellos años hasta las 31,8 reales actuales en términos efectivos.

El trabajo recuerda que no se trata de un fenómeno estrictamente español, sino que afecta también a otras economías desarrolladas, ya que, al introducir mayor flexibilidad interna en las empresas a la hora de organizar el tiempo de trabajo, lo que se ha producido es una contención de los aumentos del PIB, en parte compensada por los avances en productividad.

En todo caso, aclara el estudio, este fenómeno ha ocurrido con mayor intensidad en la economía española, que ha visto florecer en las últimas décadas, aunque en los años más recientes la proporción está bajando, el número de trabajadores a tiempo parcial no deseado. Es decir, quienes trabajan menos horas de las que les gustaría. No es una cifra menor. Al contrario. Según la última EPA, el número total de horas que desearían trabajar habitualmente los ocupados subempleados ascendió el año pasado a 257,9 millones, lo que hubiera supuesto un aumento adicional del PIB. Teniendo en cuenta que el coste medio por hora trabajada, según Estadística, se sitúa muy cerca de los 22 euros, eso significa una merma de unos 5.700 millones.

Mujeres y tiempo parcial

No hay que olvidar que en 1987 apenas el 5,2% de los trabajadores tenía un contrato a tiempo parcial y hoy suponen el 13,5% de la fuerza laboral, con picos cercanos al 16% en los años de salida de la anterior crisis económica. Ahora bien, con una sustancial diferencia: mientras que en torno al 22% de la ocupación femenina es a tiempo parcial, en el caso de los hombres este porcentaje baja al 7%.

Foto: Votación de empleados de Desigual para reducir la semana laboral. (EFE/M. Pérez)

Otros factores tienen que ver con el envejecimiento. Por un lado, se están jubilando las cohortes de población que históricamente han trabajo más horas; por otro, la progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral —toda vez que habitualmente trabajan menos horas que el sustentador económico principal de la familia—, y, por último, la terciarización de la economía en la medida en que el sector servicios necesita horarios más flexibles y normalmente más cortos que las tradicionales 40 horas de trabajo. Es significativo, en este sentido, que las horas trabajadas hayan caído en todos los sectores productivos, salvo en uno que puede considerarse clásico, el de la construcción.

En todo caso, sostiene el informe, la reducción de las horas de trabajo no tiene que ver solo con el aumento de la parcialidad laboral, sino que en las últimas EPA también se ha reducido de forma relevante la jornada semanal del trabajador medio a tiempo completo, que ha pasado de 38 horas en 1987 a 34,3 horas en 2019. Por lo tanto, ya incluso por debajo de las 35 horas, que ha sido uno de los objetivos de algunos partidos de izquierda.

El Ministerio de Industria llegó a pactar con Más País-Verdes Equo incluir en los presupuestos generales del Estado de 2022 un plan piloto para ensayar la semana laboral de 32 horas o cuatro días. En cuanto a la jornada semanal de los trabajadores a tiempo parcial, se sitúa en 17 horas, la mitad que a tiempo completo. Trabajan también menos horas los jóvenes menores de 25 años o los trabajadores con contrato temporal.

El estudio del Banco de España lo ha realizado la economista Pilar Cuadrado e incorpora un análisis poco conocido: la relación entre nivel educativo y horas trabajadas. Y su conclusión es que las diferencias son reducidas entre los trabajadores con niveles de educación media y alta, y algo mayores entre estos y quienes tienen un nivel educativo bajo, que trabajan en promedio algo más de media hora a la semana menos.

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El estudio, igualmente, aporta otra novedad. Cuadrado analiza, a la vista de lo que ha sucedido en las últimas décadas, cómo se comportará la semana laboral media en los próximos años, y su conclusión es que seguirá bajando, por razones demográficas. Según sus cálculos, en 2033, dentro de una década, la jornada semanal media se habrá reducido, en comparación con la actual, en casi tres horas al año, bajo el supuesto de que las tasas de ocupación por edades permanezcan constantes.

En concreto, el número de horas trabajadas por individuo al año sería unas dos horas y media menor que el observado actualmente. Pero es que si la tasa de parcialidad aumenta en España hasta el nivel de Alemania, prácticamente el doble, la jornada anual caería en 121 horas al año (o casi dos horas y media a la semana), lo que significa más del 7,5%. Por el contrario, si España logra que haya menos trabajadores con nivel educativo bajo y que pasen al medio-alto, la jornada laboral anual habría aumentado al cabo de 11 años en torno a tres horas y media. Es decir, la educación es un factor que incrementa las horas trabajadas, lo que a la postre se refleja en la evolución del producto interior bruto.

El estudio lo ha realizado el Banco de España y, en síntesis, viene a acreditar cómo las menores horas trabajadas desde los años ochenta han frenado la contribución del factor trabajo al crecimiento económico. O lo que es lo mismo, se trabajan menos horas, pero los incrementos de productividad no son capaces de compensar la pérdida de crecimiento económico que se produce al dedicar menos horas al trabajo.

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