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La Administración 'salva' la EPA: el sector privado cierra su peor tercer trimestre en una década
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Dos de cada 3 nuevos empleos son públicos

La Administración 'salva' la EPA: el sector privado cierra su peor tercer trimestre en una década

El sector público impulsa el empleo por primera vez en cuatro años, mientras que las empresas solo consiguen generar 25.000 puestos de trabajo pese a la recuperación del turismo

Foto: Un albañil, en una calle de Toledo. (EFE/Ángeles Visdómine)
Un albañil, en una calle de Toledo. (EFE/Ángeles Visdómine)
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El tercer trimestre siempre es un buen periodo para el empleo público. La contratación de personal sanitario para las zonas turísticas durante el verano o de nuevos profesores en el inicio del curso académico impulsa los datos de ocupados en la Administración. Si a esto se le suma el buen desempeño del sector privado durante la campaña de verano, el resultado suele ser una fuerte creación de puestos de trabajo entre julio y septiembre. La última vez que se destruyeron fue hace una década, en aquel estío en que Bruselas tuvo que rescatar a la banca española. El tercer trimestre de este año no ha sido una excepción, pero esta vez el empleo solo se ha sostenido en una de las patas.

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España creó durante el pasado verano 77.700 puestos de trabajo: 52.300 en el sector público y solo 25.400 en el sector privado. Las cuentas resultan sencillas: por cada nuevo ocupado en las empresas, surgieron dos al abrigo del Estado. Pese a constituir una creencia muy extendida —especialmente cuando gobierna la izquierda—, esta preeminencia del sector público a la hora de generar empleo es algo muy poco habitual en nuestro país. La Administración suele actuar como amortiguador cada vez que la ocupación cae como consecuencia del mal desempeño del sector privado, pero hay que remontarse cuatro años para encontrar un trimestre (el último de 2018) en que el sector público liderase el impulso del mercado de trabajo.

Foto: Unas terrazas en Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)

Después de un año y medio de gran vitalidad por la reapertura de la economía tras la pandemia —a la que el Gobierno añade el efecto de la reforma laboral—, la tendencia se ha empezado a agotar en el tercer trimestre, tal y como refleja la Encuesta de Población Activa (EPA) conocida este jueves. La tasa de crecimiento de la ocupación en los últimos 12 meses se sitúa en el 2,6%, en contraste con los valores superiores al 4% que sucedieron al estado de alarma. En términos desestacionalizados, incluso se destruyó empleo respecto a la primavera. Pero este frenazo se hace todavía más evidente si se atiende a la evolución del sector privado, que ha vivido su peor tercer trimestre de la última década.

La última vez que las empresas destruyeron empleo entre julio y septiembre fue en 2012, en plena Gran Recesión. Desde entonces, el impulso de la temporada turística había permitido encadenar un fortísimo ritmo de crecimiento de la ocupación en el sector privado, con cifras casi siempre de seis dígitos, que en el caso de 2020 (458.000) y 2021 (315.000) alcanzaron cotas históricas ante la relajación de las restricciones por el coronavirus. Sin embargo, el primer verano tras la pandemia, que el lobby turístico (Exceltur) califica como el mejor desde que hay registros, no ha servido para que las compañías tiren del carro. Esta vez, ese papel ha correspondido al Estado.

La Administración ya es responsable del 67% de los nuevos puestos de trabajo durante el tercer trimestre, frente al 19% y el 12% del mismo periodo de 2020 y 2021, respectivamente. En el anterior ciclo de expansión laboral, durante los seis años anteriores al coronavirus (2014-2019), el sector público había supuesto menos de la quinta parte del crecimiento del empleo durante el verano, e incluso en 2014 contribuyó negativamente. "El debilitamiento de la creación de empleo se observa, sobre todo, en el sector privado", apunta el servicio de estudios de CaixaBank en una nota. De hecho, su aumento porcentual es de solo 0,15 puntos respecto al trimestre anterior, frente a los 1,51 del sector público.

Desde los niveles prepandemia, el empleo público ha aumentado un 7,8%, mientras que las empresas solo dan trabajo a un 2% más

Todavía es pronto para saber si se está produciendo un cambio de tendencia en el empleo, tras el peor tercer trimestre desde 2014, pero la gran desaceleración en el sector privado, un termómetro mucho más fiable que el del sector público, augura que se avecinan unos meses complicados. Mientras cada vez son más los organismos que advierten de la posibilidad de una recesión técnica, el aumento de los costes de las empresas en plena crisis energética amenaza su capacidad para seguir impulsando la creación de puestos de trabajo. "El mercado laboral ha reflejado que no es inmune a las mayores dificultades a que se enfrentan las empresas en el actual contexto de mayor incertidumbre, inflación y riesgos a la baja en el crecimiento", se lamenta la patronal CEOE en un comunicado.

Pese a todo, España cuenta con un 3% de ocupados más en el sector privado que hace un año, frente al aumento del 0,6% en el sector público. Desde los niveles previos al coronavirus, el empleo en la Administración se ha incrementado en un 7,8%, mientras que las empresas solo dan trabajo a un 2% más, según el Banco de España. En otras palabras: el empleo público no solo aguantó mejor la embestida del covid, sino que se expandió aprovechando el nuevo papel preponderante del Estado. Sin embargo, las empresas han liderado la excelente racha del mercado laboral que ha acompañado a la salida del virus, en paralelo a la recuperación económica. El dato del PIB, que se conocerá este viernes, dirá hasta qué punto la desaceleración del empleo es un síntoma más del frenazo del crecimiento que todos los organismos internacionales auguran.

El tercer trimestre siempre es un buen periodo para el empleo público. La contratación de personal sanitario para las zonas turísticas durante el verano o de nuevos profesores en el inicio del curso académico impulsa los datos de ocupados en la Administración. Si a esto se le suma el buen desempeño del sector privado durante la campaña de verano, el resultado suele ser una fuerte creación de puestos de trabajo entre julio y septiembre. La última vez que se destruyeron fue hace una década, en aquel estío en que Bruselas tuvo que rescatar a la banca española. El tercer trimestre de este año no ha sido una excepción, pero esta vez el empleo solo se ha sostenido en una de las patas.

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