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La industria empieza a trasladar los menores costes de producción y baja sus precios un 4%
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Desde septiembre a noviembre

La industria empieza a trasladar los menores costes de producción y baja sus precios un 4%

La caída de las materias primas en los mercados internacionales empieza a trasladarse a los precios de producción. Es el primer paso para moderar las tarifas en toda la cadena de valor

Foto: Fábrica de Ford en Almussafes. (EFE/Kai Forsterling)
Fábrica de Ford en Almussafes. (EFE/Kai Forsterling)
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Las señales de moderación de la inflación son cada vez más evidentes y, lo que es más importante, están generalizándose en la cadena de producción. Esta moderación de los precios comenzó con la energía a medida que el temor a un invierno con cortes de suministro en Europa se fue disipando. Solo un ejemplo: el precio de los futuros del gas en Europa se ha desplomado un 77% desde los máximos que alcanzó a finales de agosto y cotiza ya en precios que no se veían desde antes del inicio de la invasión de Ucrania.

La industria ha comenzado a trasladar esa reducción de los costes de producción a sus clientes. Así, entre septiembre y noviembre bajaron los precios de sus productos un 4,5% en España y un 2,5% en la eurozona. Este indicador de precios mide exclusivamente el inicio de la cadena de producción, esto es, al que venden las fábricas sus bienes. De manera que excluye tanto el precio que se va a retribuir a los transportistas, los intermediarios y a los distribuidores finales. Se trata, por tanto, de la parte inicial de la cadena de valor, de modo que está por ver si esta mejoría se va trasladando a los consumidores finales y a qué velocidad.

Este primer paso hacia la moderación de los precios era imprescindible, ya que el episodio inflacionista actual no ha venido provocado por un incremento descontrolado de la demanda, sino por el encarecimiento de los costes de producción. Esto explica, por ejemplo, que, cuando las fábricas empezaron a subir sus precios a doble dígito, en la primavera de 2021, la inflación seguía por debajo del 2%. Y, hace justo un año, cuando el IPC superaba el 6%, las fábricas estaban elevando sus tarifas un 36%.

Foto: El precio de los alimentos sigue escalando. (EFE/Cereijido)

Ahora ocurre lo contrario: los precios de producción empiezan a contraerse, pero los consumidores todavía no lo perciben en sus compras. De hecho, la inflación subyacente de diciembre (la que excluye la energía y los alimentos frescos) siguió acelerando hasta el 6,9%. La tregua que han tenido los hogares hasta ahora es la moderación de los costes de la energía, con la caída de la electricidad y los combustibles para la automoción.

La caída de los precios de producción también implica una moderación de la tasa de variación interanual. Si en agosto la inflación superaba el 40%, en noviembre se contrajo al 20%. Esto es, menos de la mitad. Pero no solo se ha producido moderación de la inflación medida en tasa anual, sino que realmente los precios han bajado. Esto es, no se trata de una subida más lenta, sino que, entre septiembre y noviembre, los precios bajaron un 4,5%. Se trata de la cuarta mayor reducción de la eurozona, por detrás de Irlanda, Alemania y Países Bajos. Por el contrario, en Italia, Francia, Austria o Bélgica, los precios siguieron subiendo, lo que indica una traslación más lenta del alivio en los costes de producción.

Esta caída inicial de los precios de producción debería ser solo el principio de un descenso más profundo. Los costes intermedios se han reducido rápidamente en los últimos meses, no solo por el alivio de la factura energética, también de las materias primas o incluso del coste de los fletes. La mayor parte de estos precios está ahora en niveles previos a la guerra en los mercados internacionales, de modo que debería seguir trasladándose a toda la cadena de valor.

Foto: Un empleado de una fábrica de casas prefabricadas. (EFE/Ismael Herrero)

Los precios de los futuros en los mercados anticipan mayores caídas durante los próximos meses. Por ejemplo, el precio del barril de Brent de entrega en diciembre cotiza a 77 dólares, casi un dólar y medio por debajo de los niveles actuales. Sin embargo, el contexto geopolítico es imprevisible, de modo que los precios de las materias primas podrían volver a dispararse en cualquier momento. Esta es la mayor amenaza actual a la moderación de la inflación.

La escalada de los precios está pasando factura a la demanda de los hogares en los últimos meses. El ahorro embalsado en la eurozona ya se está diluyendo en las rentas inferiores, y se ha consolidado como inversión en las superiores. Ya no quedan recursos embalsados que puedan potenciar el consumo de las familias y ahora todo depende de la evolución de su renta real, que sigue perdiendo capacidad de compra con la inflación. En este contexto, es previsible que las empresas tengan que volver a competir por atraer clientes y esto implica bajar precios o lanzar ofertas y descuentos. Un hipotético escenario que es la gran esperanza de los bancos centrales, ya que significará que su política ha dado el resultado que buscaba.

Las señales de moderación de la inflación son cada vez más evidentes y, lo que es más importante, están generalizándose en la cadena de producción. Esta moderación de los precios comenzó con la energía a medida que el temor a un invierno con cortes de suministro en Europa se fue disipando. Solo un ejemplo: el precio de los futuros del gas en Europa se ha desplomado un 77% desde los máximos que alcanzó a finales de agosto y cotiza ya en precios que no se veían desde antes del inicio de la invasión de Ucrania.

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