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Gonzalo García, el nuevo n.º 2 de Calviño: "Lo prudente es esperar para subir el SMI"
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NUEVO SECRETARIO DE ESTADO DE ECONOMÍA

Gonzalo García, el nuevo n.º 2 de Calviño: "Lo prudente es esperar para subir el SMI"

"Los problemas de la temporalidad no se pueden resolver prohibiéndola en el BOE". "Es verdad que las ayudas directas no han llegado a las empresas, esperamos que lo hagan en las próximas semanas"

Foto: El secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, en las oficinas del ministerio. (Alejandro Martínez Vélez)
El secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, en las oficinas del ministerio. (Alejandro Martínez Vélez)

Gonzalo García Andrés ha tomado el relevo de Ana de la Cueva a los mandos del Plan de Recuperación español. El nuevo secretario de Estado de Economía tiene el reto de utilizar los fondos europeos para transformar la economía española y superar los problemas estructurales que arrastra el país desde hace décadas. Esta es su primera entrevista, en la que desgrana sus objetivos como mano derecha de la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño. Y de ellas ya se entrevé un choque con el Ministerio de Trabajo en asuntos como el Salario Mínimo Interprofesional. Mientras la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, quiere acelerar, García Andrés aconseja frenar.

PREGUNTA. Los indicadores económicos más recientes apuntan a que la recuperación de la economía española está en marcha.

RESPUESTA. Se ha confirmado la reanudación de la recuperación después de un inicio de año que fue flojo. Todos los indicadores apuntan a una aceleración del crecimiento y una mejora intensa para empezar a cerrar la brecha que tenemos respecto a los niveles de actividad y empleo prepandemia.

P. ¿Esta aceleración está en línea con sus previsiones?

R. Sí, está dentro de las previsiones.

Foto: Una terraza en la Plaza Mayor de Madrid. (EFE)

P. A partir del segundo semestre del año, comenzarán a ejecutarse los fondos del Plan de Recuperación, que darán un impulso adicional. ¿Se podrán ejecutar este año los 27.000 millones presupuestados?

R. El Plan va a tener un efecto sobre el crecimiento de dos puntos anuales y nuestra previsión es ejecutar todos los fondos previstos este año para cerrar la brecha que hemos acumulado durante la pandemia. La prioridad del Plan es dar un impulso adicional al crecimiento para que sea intenso y duradero en el tiempo.

P. A pesar de la recuperación, no todas las familias salen de la crisis en una buena situación. ¿Teme que las estadísticas vayan a revelar un importante aumento de la desigualdad?

R. El impacto social de la crisis ha preocupado desde el primer momento y ha inspirado la respuesta, que ha sido muy contundente y ágil para llegar a los trabajadores y las empresas. Todavía no tenemos los datos finos del efecto sobre la desigualdad, pero con los datos de alta frecuencia disponibles vemos que la respuesta de política económica ha generado una reducción muy significativa de la desigualdad. Esta es una preocupación que va a seguir durante la recuperación, para que llegue a esas personas y empresas que han sufrido más durante la crisis.

La política económica ha generado una reducción muy significativa de la desigualdad

P. ¿Qué porcentaje de los 7.000 millones habilitados para ayudas directas a empresas se ha entregado ya? ¿Cuál es el calendario que se maneja del reparto de estas ayudas?

R. Los fondos están ya transferidos a las comunidades autónomas y algunas de ellas han empezado ya las convocatorias. Es verdad que las ayudas todavía no han llegado a las empresas, pero esperamos que vayan a llegar durante las próximas semanas y meses, en función de la rapidez de las comunidades autónomas.

P. Uno de los grandes retos políticos será retirar los estímulos fiscales de protección de rentas, en especial los ERTE. ¿Cuándo llegará ese momento?

R. Hay un hito que es volver a la situación que teníamos antes de la pandemia en empleo y en actividad. Vamos a llegar antes a los niveles de empleo, pero tenemos que ser flexibles. Ya hemos entrado en una fase de transición: la extensión de los ERTE introdujo elementos de activación. Tendremos que ir adaptando los instrumentos a la situación de los trabajadores y de las empresas y eso es lo que vamos a hacer en la segunda mitad del año, pero es cierto que hay que ir pasando de una fase de una respuesta de emergencia a otra de un impulso del crecimiento de la actividad y del empleo.

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Foto: A. M. V.

P. La inflación ha repuntado recientemente, ¿será un movimiento temporal o debemos preocuparnos?

R. Por ahora no hay razones para pensar que este repunte de la inflación no vaya a ser un fenómeno temporal. De hecho, si vemos las tasas de inflación subyacente, apuntan a que es un elemento temporal ligado al efecto base y a la reacción de los precios de la energía. Lo más razonable con esta evidencia es pensar que todavía vamos a mantenernos en el régimen estructural de baja inflación que tenemos en la zona euro desde hace más de diez años. Aun así, habrá que estar vigilante, porque la economía está cambiando de manera muy rápida y es verdad que la pandemia afecta a algunos de esos elementos.

P. Usted ha recibido un programa de inversiones y reformas heredado que tendrá que ejecutar. ¿Cambiaría algún aspecto del Plan?

R. Repasando los 30 componentes del plan, la verdad es que están todos los aspectos que son fundamentales, desde la transformación de la economía española, la adaptación a las oportunidades de la digitalización y los desafíos de la transición ecológica, hasta aquellos aspectos que requieren una reforma estructural. No falta la Justicia, la reforma de la Administración, la economía circular, el agua... Creo que el plan es extraordinariamente completo y extraordinariamente detallado.

P. Una de sus facetas como economista es la de escritor. Sus textos nos permiten abundar en algunas de sus opiniones. Por ejemplo, ha escrito: "Mi impresión es que corregir nuestra anomalía laboral es más complejo que prohibir los contratos temporales".

R. Los problemas estructurales no se pueden resolver con un golpe de varita como prohibir una cosa en el BOE. La realidad es mucho más compleja y más difícil. Tenemos un problema de temporalidad propio de nuestras instituciones y que no tiene que ver ni con el ciclo global ni con otros elementos. Superarlo, que es uno de los objetivos fundamentales de la reforma, requiere una aproximación un poco más sutil. Conoce bien los debates entre los economistas sobre el problema laboral en España y, en muchos casos, la gente se agarra a una solución y es capaz de defenderla a capa y espada. Para abordar el problema de la temporalidad hay que tratar de utilizar instrumentos eficaces que tengan en cuenta la realidad de las empresas, las necesidades del tejido productivo y de los diferentes sectores, y que a la vez tengan un objetivo muy claro que es acabar con esa alta tasa de temporalidad. El menú para abordar la reforma laboral que tenemos en el plan es muy equilibrado para poder llegar a ese objetivo.

Para abordar la temporalidad hay que tener en cuenta la realidad de las empresas

P. No sé si le estoy entendiendo. Propuestas como eliminar los contratos de obra y servicio y, en general, la reducción del menú de contratos temporales, ¿son positivas o pueden ser contraproducentes?

R. Lo estamos viendo, en el marco del diálogo social. En el ministerio tenemos nuestra idea. Pero hay que llegar a un equilibrio y hay que escuchar lo que dicen las empresas sabiendo que el objetivo es simplificar el número de contratos y que la contratación indefinida pase a ser la modalidad estándar. Y que hagamos ese esfuerzo de simplificación para poder, en un periodo relativamente razonable, ver cómo convergemos a tasas de temporalidad más cercanas a las de la media europea.

P. ¿Por qué es preferible que el convenio sectorial tenga prevalencia sobre el de empresa, como figura en la propuesta del Gobierno?

R. La propuesta del Gobierno no es recuperar la prevalencia del convenio sectorial al 100%. La negociación colectiva es un elemento fundamental del mercado de trabajo y de ese objetivo que es la flexibilidad negociada, o la flexiseguridad. Esto es, poder conciliar, que haya ámbitos en los que empresas de un determinado sector lleguen a acuerdos entre los representantes de los trabajadores y de las empresas y puedan prevalecer en determinadas cuestiones sobre el convenio sectorial; esto pensamos que es útil y que hay que mantenerlo. Pero hay otros ámbitos en los cuales es necesario equilibrar. Por ejemplo, para las empresas más pequeñas en las que no hay esa capacidad para que los acuerdos sean fruto de una negociación equilibrada. En España tenemos evidencia de que cuando hay un ámbito de negociación flexible entre trabajadores y empresas, el resultado es muy bueno. Lo hemos visto con los ERTE o en sectores que pasan situaciones difíciles, donde los acuerdos son económicamente razonables y socialmente justos. Se trata de equilibrarlo para que la negociación colectiva cumpla su papel.

P. Pero llevar la flexibilidad total a una norma es complicado. Al final hay que regularlo.

R. Hay que regular en qué materias tendrá prioridad aplicativa el convenio de empresa y en cuáles el convenio sectorial. En eso es en lo que estamos trabajando.

P. Otra de las materias de negociación será el diseño de los ERTE del futuro. ¿Cuál es la idea que tiene el Gobierno?

R. El ejemplo de los ERTE es muy bueno para ilustrar la filosofía que está detrás de la planteada en el Plan: un mecanismo flexible para que cuando las empresas tienen una situación complicada, puedan reducir el tiempo de trabajo de forma temporal sin despedir a los trabajadores. Sabemos que los despidos descapitalizan y tienen costes externos. La idea es que, más allá de los ERTE que ya están regulados, podamos tener dos modalidades: una cíclica, para recesiones y situaciones coyunturales que afecten a toda la economía, y otra para problemas estructurales que afecten solo a una empresa o un sector. Y que las empresas, en acuerdo con los trabajadores, puedan aplicar estos mecanismos con determinados incentivos públicos.

placeholder A. M. V.
A. M. V.

P. ¿Qué deberíamos hacer con el salario mínimo?

R. Lo primero es reconocer el gran avance que se produjo en 2019 con una subida que es la mayor en cuatro décadas. Hemos pasado de estar entre los países europeos en la parte baja del salario mínimo en relación con el salario medio, a estar en la parte muy alta. Yo creo que eso es un gran avance del cual nos tenemos que felicitar. Después hemos tenido el gran golpe económico y social de la pandemia, que ha afectado a aquellos sectores y colectivos donde más incidencia tiene el salario mínimo. Todavía estamos viendo unos registros de paro juvenil, de ERTE en sectores como la hostelería o el alojamiento, que hace poco prudente el que se reanude esa subida del SMI en estas condiciones. El planteamiento es: en este entorno en el que estamos todavía aproximadamente un millón de empleos por debajo de la situación prepandemia, si tomamos en cuenta los datos desestacionalizados, lo más prudente nos parece esperar a que tengamos más claridad sobre la recuperación y poder reanudar ese avance hacia el objetivo de final de la legislatura, que es el 60% del salario medio, y que culminaría el esfuerzo que se hizo al inicio de la legislatura.

Hay que reconocer el gran avance que se produjo con la subida del SMI en 2019

P. Una de las mayores preocupaciones sociales es el sistema de pensiones. ¿Cómo garantizar que el sistema sea sostenible y suficiente?

R. Ya se ha hecho un trabajo de preparación muy importante. Se ha recompuesto el consenso político con el acuerdo en el Pacto de Toledo y ahora hay dos fases de reforma con unas medidas que ya están concretadas en el Plan. Son reformas graduales y paramétricas que garantizan el mantenimiento del poder adquisitivo y la sostenibilidad del sistema. Y la equidad intergeneracional, porque hay que pensar también en el bienestar de la generación más joven.

P. ¿Cómo se puede reequilibrar los costes entre las distintas generaciones?

R. Está todavía en discusión, pero yo creo que este es un ejemplo de lo importante que es la innovación cuando se trata de estos temas. Esta es una medida para tomar en cuenta cuál es el tamaño de cada cohorte generacional y poder hacer un ajuste, en términos de lo que contribuye cada generación y lo que recibe, para que no haya un desequilibrio en la generación más joven, que va a tener que financiar la generación de los 'babyboomers'. Hay mecanismos para poder distribuir esos elementos por generaciones y en eso estamos trabajando.

P. ¿Qué mecanismos son estos?

R. No hay muchas referencias de esto en la literatura, es una innovación genuina. Hay distintas formas de hacerlo porque el sistema tiene muchos parámetros: las bases de la contribución, las pensiones de entrada, etc. Esta es una medida para el futuro que habrá que negociarla en el diálogo social.

P. ¿Se aprobará este mecanismo de equidad en el primer paquete de la reforma de pensiones o en el segundo?

R. Este irá en el segundo.

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A. M. V.

P. ¿A qué nivel de ingresos públicos sobre PIB debería aspirar España?

R. Volvemos a las varitas mágicas para problemas estructurales. El nivel de gasto estructural que democráticamente queramos tener, tiene que ir acompañado de la decisión de generar los ingresos públicos necesarios. Esa es la garantía de que podamos sostener el Estado de bienestar y no ocurra, como en otras situaciones, que cuando hay una crisis, el Estado no tiene la capacidad para mantener esos niveles de gasto. La coherencia entre el nivel de gastos y de ingresos a largo plazo es muy importante y no hay varitas mágicas. Es un objetivo fundamental que el sistema sea más eficiente y más justo. La idea es que tengamos mejores instrumentos para que haya bases imponibles más amplias para obtener más ingresos sin subir los impuestos.

P. Saldremos de la crisis con una deuda en el entorno del 115-120% del PIB. ¿Nos debe preocupar este endeudamiento?

R. Tenemos que prestarle mucha atención. La subida de deuda es razonable, porque nos ha permitido que el presupuesto jugara la función estabilizadora en la crisis y eso tiene un valor que hay que preservar. Pero para preservarlo en el futuro, tenemos que entrar en una senda de reducción de la deuda respecto al PIB para mantener nuestra capacidad fiscal y de financiación en el futuro.

P. Una de las cuestiones clave para mejorar la productividad y la resistencia de la economía es conseguir el crecimiento de las empresas. El ministerio está trabajando en una ley al respecto, ¿cuáles serán sus principales palancas?

R. En marzo ya publicamos una consulta pública en la que se identificaban varios elementos. Queremos, por una parte, suprimir obstáculos regulatorios y, por otra, mejorar los instrumentos financieros. Pero queremos hacerlo con una perspectiva de utilización de nuevos instrumentos y nuevas tecnologías que hagan más fácil a las empresas cumplir, mejorar la información sobre las empresas y su financiación. En definitiva, tocar varios de los aspectos que pueden frenar el crecimiento empresarial. Estamos trabajando en el texto y esperamos sacarlo a audiencia en el tercer trimestre del año.

P. ¿Qué España le gustaría dejar?

R. Me gustaría dejar una España que hubiera superado la tendencia de crecimiento anterior a la pandemia y que, con la ejecución del plan, pongamos las bases para que la tendencia del PIB y del empleo mejoren y estemos más cerca del crecimiento sostenible y del pleno empleo. Es la primera aspiración que tiene que tener cualquier secretario de Estado de Economía.

Gonzalo García Andrés ha tomado el relevo de Ana de la Cueva a los mandos del Plan de Recuperación español. El nuevo secretario de Estado de Economía tiene el reto de utilizar los fondos europeos para transformar la economía española y superar los problemas estructurales que arrastra el país desde hace décadas. Esta es su primera entrevista, en la que desgrana sus objetivos como mano derecha de la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño. Y de ellas ya se entrevé un choque con el Ministerio de Trabajo en asuntos como el Salario Mínimo Interprofesional. Mientras la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, quiere acelerar, García Andrés aconseja frenar.

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