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El coronavirus enciende las alarmas por temor a un contagio económico global
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Se activan las medidas preventivas

El coronavirus enciende las alarmas por temor a un contagio económico global

Las autoridades responden con una acción coordinada que no se veía desde la crisis de 2008. Los indicadores actuales todavía no muestran el potencial impacto sobre la economía global

Foto: El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (EFE)
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (EFE)

El mercado laboral español aceleró en febrero y registró un leve repunte en la creación de empleo y en la reducción del paro. Las empresas aumentaron la contratación ante la mejora de las perspectivas para 2020. Realmente, los países desarrollados parecían dejar atrás la fase de desaceleración y así se refleja en todos los indicadores publicados hasta ahora. Sin embargo, la expansión del coronavirus ha encendido todas las alarmas y, aunque todavía se desconoce cuál será su impacto sobre la actividad, los líderes globales han respondido con una intensidad que no se veía desde la quiebra de Lehman Brothers.

El desplome de las bolsas fue solo el primer aviso sobre la magnitud del impacto que se está gestando. En China, los indicadores de sentimiento apuntan a un desplome no visto en décadas (al menos, no desde que existen registros modernos), lo que anticipa un gran impacto sobre su economía. Pero ¿cuántas personas sufrirán el virus? ¿Será posible frenar su contagio? ¿Cuál será su impacto sobre la economía? Son precisamente estas dudas las que han encendido todas las alarmas. Por ahora, es el temor a lo desconocido el principal foco de incertidumbre.

Foto: Fábrica textil en el condado de Zouping, al este de China. (EFE)

El propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, lo explicaba el martes: “No vemos impacto del coronavirus sobre los datos actuales [...] la economía sigue comportándose bien y los mercados financieros están funcionando de forma ordenada [...], lo único que vemos es incertidumbre sobre las previsiones económicas y deterioro en los indicadores de sentimiento”. Los indicadores van bien, pero se avecina el gran golpe y es imposible anticipar su intensidad.

Para evitar ese escenario, los líderes globales han puesto en marcha una ‘guerra preventiva’ contra el coronavirus. Los miembros del G-7 anunciaron que están coordinados para dar respuesta a la crisis económica por tres vías: apuntalando los servicios sanitarios, garantizando estímulos monetarios y estudiando estímulos fiscales si fueran necesarios. "Dado el impacto potencial del Covid-19 sobre el crecimiento global, reafirmamos nuestro compromiso de usar todas las políticas apropiadas para lograr un crecimiento sólido y sostenible y protegerlo frente a riesgos a la baja", reza el comunicado de los líderes del ‘grupo de los siete’.

Los miembros del G-7 anunciaron que están coordinados para dar respuesta a la crisis con estímulos monetarios y fiscales

La Reserva Federal decidió pasar de las musas al teatro con una rebaja de los tipos de interés en una reunión de emergencia. La entidad recortó el ‘precio del dinero’ en 0,5 puntos porcentuales con el objetivo de apoyar la demanda interna. La última vez que la Fed hizo una reunión de emergencia para rebajar los tipos de interés fue el 8 de octubre de 2008, un mes después de la quiebra de Lehman Brothers y en un momento en que los mercados globales se escurrían por el sumidero.

La excepcionalidad de la medida evidencia el temor que recorre la Reserva Federal. Aunque las economías desarrolladas todavía no están contagiadas (con la excepción de Italia y Japón), el ejemplo de China provoca pesadillas. El gigante asiático ha visto desplomarse la confianza de los agentes económicos, y con ella la demanda interna, esto es, el consumo y la inversión. Y este es el gran temor de los líderes globales, un 'shock' de demanda que sea imposible restablecer. Porque, como decía Keynes: “Uno puede llevar un caballo hasta el agua, pero no se le puede obligar a beber”.

Foto: Luis de Guindos, en su intervención en Sevilla. (Efe)

Powell avanzó durante su rueda de prensa que este recorte de tipos podría no ser el último. En apenas dos semanas, la entidad tendrá su reunión ordinaria de marzo (los días 17 y 18) y en ese momento actualizará sus previsiones macroeconómicas. Para ese momento ya estarán disponibles los primeros indicadores adelantados de marzo y será posible medir el contagio de la enfermedad sobre la economía. Una vez estén disponibles esas previsiones, la Fed podría volver a rebajar los tipos de interés.

Los inversores ya han puesto en precio una nueva rebaja de los tipos de interés, que en esta ocasión sería de 0,25 puntos. Ante esta expectativa, los inversores se han lanzado a comprar bonos del Tesoro estadounidense, lo que ha llevado la rentabilidad del título a 10 años hasta el 1%, el nivel más bajo de toda su historia. Con este movimiento, los inversores se adelantan así al futuro movimiento de la Fed, lo que les generaría importantes beneficios, y también adquieren un activo seguro en medio de la volatilidad que sufren las bolsas.

El cisne negro

El coronavirus se ha puesto el disfraz de cisne negro y, aunque los fundamentales de la economía global están mucho mejor que en 2008, el agotamiento del ciclo expansivo supone un riesgo adicional al crecimiento. La OCDE estima que la economía global creció un 2,9% en 2019, esto es, muy cerca o por debajo del umbral del 3%, que es el que marca el FMI como límite previo a la recesión (el propio crecimiento poblacional debería garantizar este mínimo, de lo contrario, significa que la actividad real se está contrayendo).

Foto: Sede del BCE en Fráncfort. (EFE)

Para los bancos centrales, es clave mantener los mercados financieros a flote. Si las dudas se disparan, rápidamente afectan al funcionamiento del mercado crediticio, y sin liquidez, la morosidad y las quiebras se disparan. Es por ese motivo que la Reserva Federal ha decidido actuar de forma apresurada.

El Banco Central Europeo apenas tiene munición para poner en marcha estímulos monetarios. Los tipos de interés ya están en el 0%, y la facilidad de depósito en negativo, esto es, está cobrando a los bancos que tienen dinero aparcado. La única vía que le queda es aumentar la oferta de crédito ofreciendo a los bancos más liquidez, aunque esta estrategia es poco eficiente.

[El coronavirus acorrala al BCE: ¿el mercado o los bancos?]

La entidad estaría planeando ya una nueva ronda de liquidez a los bancos (TLTRO) con el objetivo de que este crédito se dirija a pymes afectadas por el coronavirus, según ha adelantado Reuters. Esto es, quiere que los bancos aumenten la concesión de créditos dudosos. También el Banco de Inglaterra ha anunciado su predisposición a recortar los tipos de interés en las próximas semanas si el virus se sigue propagando. En su caso, sería el primer movimiento desde que se aprobara el Brexit.

La respuesta contundente de los líderes globales activando la ‘guerra preventiva’ no hace otra cosa que reconocer la magnitud del ‘enemigo’

El impacto económico del coronavirus se siente ya por todo el mundo. Por ejemplo, los miembros de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) acordaron el martes recortar la producción entre 600.000 y un millón de barriles al día para combatir el desplome del precio del crudo. El coronavirus ya está provocando cancelaciones de viajes, lo que se traduce en menos vuelos y menos consumo intensivo de combustible. El movimiento de la OPEP logró dar la vuelta a la caída del precio del barril y entre el lunes y el martes subió más de un 3%.

El coronavirus podría ser el cisne negro que los economistas llevan meses buscando sin encontrarlo. Pero precisamente por ese motivo puede serlo, porque nadie lo esperaba y ya está aquí sin dejar margen de reacción. La respuesta contundente de los líderes globales activando la ‘guerra preventiva’ no hace otra cosa que reconocer la magnitud del ‘enemigo’.

El mercado laboral español aceleró en febrero y registró un leve repunte en la creación de empleo y en la reducción del paro. Las empresas aumentaron la contratación ante la mejora de las perspectivas para 2020. Realmente, los países desarrollados parecían dejar atrás la fase de desaceleración y así se refleja en todos los indicadores publicados hasta ahora. Sin embargo, la expansión del coronavirus ha encendido todas las alarmas y, aunque todavía se desconoce cuál será su impacto sobre la actividad, los líderes globales han respondido con una intensidad que no se veía desde la quiebra de Lehman Brothers.

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