Iniesta no está para perderse en el fútbol chino, sino para hacer jugar al Barcelona

Después de ver casi media temporada a estas alturas, con los mazapanes ya servidos en las casas más impacientes, va a resultar al final que el Fútbol Club Barcelona es buen equipo. Digámoslo así, como si no quisiéramos poner la mano en el fuego por tal afirmación, pensando que lo que decimos no es una verdad infalible. Y luego lo que realmente es infalible es este Barça marca blanca de Ernesto Valverde. No ha jugado bien, lo que se entiende por bien en el Camp Nou (algo profundamente aprehendido) en toda la temporada y en España lidera la clasificación con una autoridad más que notable y en Champions fue muy solvente para liderar su grupo. Y aunque al Madrid le falte un partido, va a llegar al Clásico a once puntos del enemigo. Se dice pronto...

De Iniesta se está hablando poco en un Barça dependiente de Messi hasta para recordar cómo se respira. Valverde de tonto no tiene un pelo y si dispone en su plantilla del mejor, crea un entorno a través del que potenciar las innumerables virtudes de su líder e ir tirando hacia delante mientras la máquina tenga combustible. No le ha temblado el pulso cuando se ha visto obligado a renunciar a la manera patentada por el club azulgrana de jugar al fútbol. Si su Barça tiene que ser vertical y el fútbol de posesión se utiliza solo en momentos puntuales, no pasa nada. Desde la victoria es como mejor se fomenta la adquisición de conocimiento. Un futbolista estará siempre más dispuesto a escuchar y entender el mensaje del entrenador si está contento que desanimado y no hay mejor estimulante que el triunfo.

TE PUEDE INTERESAR

Iniesta podría jugar en China tras el Mundial

Alonso Castilla

Y en ese ambiente futbolístico, la conexión entre Iniesta y Messi nunca jamás debe infravalorarse. Por supuesto que hasta el momento la alianza que más réditos a dado a Valverde ha sido la de Jordi Alba con el argentino. Es efectiva, a veces increíblemente estética y atractiva, pero menos natural que cuando aparece la chispa de la unión entre manchego y rosarino, un amor de toda la vida, de esos que aunque se rompiese la relación aún se mantendrían los mensajes de texto y quizás algún tonteo que otro hasta la inevitable recaída.

Iniesta no está para irse a jugar a China, digámoslo claro. Cumplirá 34 años en mayo, cuando se esté jugando con el Barça sumar más títulos a su larguísimo palmarés. ¿Qué necesidad tiene de irse allá donde el fútbol no es fútbol sino algo peor? ¿Qué piensan ustedes cada vez que oyen el nombre de un futbolista que firma por un club de la Superliga china? Que se ha ido a 'morir' futbolísticamente hablando, que quiere llenarse los bolsillos a través del mínimo esfuerzo posible. Eso no le pega a Iniesta, que ama el fútbol sobre todas las cosas y pocos en la práctica histórica de este deporte lo han honrado con más honores que el pequeño capitán culé, y que lo sigue haciendo incluso cuando las piernas ya no van a la misma velocidad del pensamiento.

Los 55 minutos que tuvo ante el Deportivo reconcilian a cualquier irreverente aficionado barcelonista, que añore sin remedio los años dorados del 'guardiolismo' más profundo, con lo que es ahora mismo este Barça. No encontrarán la belleza en cada acción colectiva, pero sí en esa hora escasa que Iniesta estuvo sobre el terreno de juego del Camp Nou, su casa para siempre. Por muy argentino que sea Messi, el que baila un tango con la pelota cuando la toca, cuando debe superar a uno o dos o tres adversarios es Iniesta. Desde sus botas se desató la tormenta sobre la portería de Rubén, al que costó encontrar pero del que ya no se olvidaron hasta el triple pitido final.

No se olvidará de él Messi, ni de los palos. Marcó cuatro el Barça y ninguno lo hizo Messi, que se encontró con el metal tres veces y con el arquero en un penalti. Incluso Messi falla de vez en cuando, lo que nos hace confiar que alguna otra vez existirá un mortal que pueda parecerse mínimamente a él. Claro que cuando Messi tiraba al palo aparecía Paulinho para dejarla en la red. Dos veces le pasó. Dos goles más del brasileño, que es paradigma de este Barça: no luce absolutamente nada, pero siempre suma.

Si a Valverde le das a elegir entre que marque Messi o que lo haga Suárez, hoy habría elegido lo segundo. Despertar a la bestia dormida es el mayor logro del Barça en estas semanas, justo para visitar el Bernabéu. Hizo tres, le dieron dos, porque a Tebas no le apetece gastar el dinero que le sobra en el ojo de halcón para hacer el fútbol justo y que suban al marcador los tantos que deben subir y no solo los que ve un linier. No estará allí Alcácer, otro que de repente se ha sumado a la causa victoriosa culé cuando todos le esperaban expuesto en un escaparate a partir del 1 de enero. Se lesionó y jugó Aleix Vidal, que también quiere participar. Todos suman, menos Arda.

Ficha técnica

4 - Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Vermaelen, Alba (Digne, min.80); Rakitic, Iniesta (André Gomes, min.55), Paulinho; Messi, Suárez y Alcácer (Aleix Vidal, min.23).

0 - Deportivo: Rubén; Juanfran, Schär, Sidnei, Navarro; Guilherme (Fede Valverde, min.62), Borges; Carles Gil (Borja Valle, min.84), Çolak (Bakkali, min.62), Adrián López; y Lucas Pérez.

Goles: 1-0, min. 29: Luis Suárez. 2-0, min. 41: Paulinho. 3-0, min.47: Luis Suárez. min.75: Paulinho.

Árbitro: Mateu Lahoz (Valenciano). Mostró cartulina amarilla a Schär (min. 32).

Incidencias: Asistieron al encuentro 53.607 espectadores en partido de la decimosexta jornada de la Liga Santander disputado en el Camp Nou. Antes del inicio del partido, Leo Messi ofreció a los aficionados azulgranas la bota de oro como máximo goleador de las ligas europas del curso pasado recientemente recibido.