La caída del rubialismo y por qué Camps vendió a Cueto: "Yo conozco a Piqué por la televisión"

"Cuando la batalla se recrudece, se prueba la lealtad del soldado", dijo Martín Lutero. El pasado viernes, 48 horas después de haber sido detenido en su despacho por la Guardia Civil, Tomás González Cueto fue puesto en libertad. Como quiera que el caso está bajo secreto de sumario, el ex comisionado externo de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se negó a declarar ante la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción n.º 4 de Majadahonda.

Cabe recordar que el que fuera cerebro jurídico del dominicano Luis Rubiales, además de responsable de la caótica situación electoral que vive la RFEF, está imputado por los presuntos delitos de corrupción entre particulares, blanqueo de capitales internacional y administración desleal.

Sin embargo, Pedro Rocha, a quien el dimitido presidente dejó al frente de la Comisión Gestora de la RFEF, no rescindió la relación mercantil con Cueto —a razón de 300.000 euros al año— hasta el día después de ser detenido.

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A diferencia del socio director de GC Legal, el que fuera secretario general de la RFEF, Andreu Camps, sí declaró en el Juzgado de Majadahonda, donde hizo todo lo posible por escurrir el bulto y sacudirse unas responsabilidades que evidentemente tenía.

Previamente, ya solicitó que su personación fuera en calidad de denunciado y no de testigo. Sin embargo, Miguel Ángel Ferrero, abogado de la Asociación Transparencia y Democracia en el Deporte, presentó un escrito de oposición en el que demostró que dicha petición no se ajustaba a derecho, ya que el catalán no estaba imputado.

Declaró solo y sin poder "modificar la realidad"

La acusación consideraba que "a falta de indicios que conduzcan a valorar que Andreu Camps haya tenido una contribución penalmente relevante para los fines delictivos como autor o como participe, tan solo podemos mantener su relación, ya expresada en la querella, con el arrendamiento irregular de la vivienda que ocupaba Rubiales". Es decir, que solo en este asunto podría declarar como investigado.

De esta forma, además de comparecer solo, es decir, sin la compañía de un abogado, el ex secretario general de la RFEF no podía "modificar la realidad", toda vez que los testigos están obligados a decir la verdad o al menos no mentir como pueden hacer los investigados.

"La adquisición de esta cualidad no obedece a la interposición de una denuncia, sino a una actuación del órgano jurisdiccional encargado de la instrucción", se argumenta en el documento que fue presentado el 20 de noviembre de 2022 y al que ha tenido acceso este diario.

Cabe recordar que la asociación que preside Miguel Galán presentó el 3 de junio de 2022 una querella contra Rubiales y Piqué por la presunta comisión de un delito de corrupción en los negocios tipificado en el artículo 286 bis del Código Penal, así como por otras conductas presuntamente delictivas de administración desleal por parte del presidente de la RFEF.

Las reveladoras confesiones de Camps

Tal y como informamos en este diario, en su maratoniana y reveladora declaración, Camps se desmarcó desde el principio al decir que él no negoció el contrato con Arabia. Adujo que "se han hecho multitud de contratos y lo habitual es que yo firmase uno o dos o tres contratos al día. En cinco años, imagine la de contratos que debí de firmar". Y a continuación no dudó en apuntar al mencionado Tomás González Cueto, quien al estar investigado pudo negarse a declarar.

"En este caso, el señor González Cueto es el que participó en la redacción de ese contrato, de manera que el informe estaba hecho desde el momento en el que él participa en su redacción", dijo Camps. "Era el comisionado externo, eso significa que era la persona que supervisa determinados tipos de contratos en función de la cantidad. Tenía la función de la adecuación jurídica de los contratos al marco legal", añadió en referencia a Cueto.

Por contra, el catalán confirmó que no le enseñó el contrato con Arabia a Ana Muñoz, la entonces vicepresidenta de integridad de la RFEF, hasta después de la firma. Con la excusa de que "no me preguntó antes por él", para añadir algo tanto o más sorprendente como que "tampoco veo qué problema de integridad había".

El potencial conflicto de intereses

En este sentido, hay que recordar que la Supercopa de España iba a venderse a un país como Arabia Saudí del que sobran hacer comentarios y que un futbolista que iba a jugarla con el FC Barcelona iba a llevarse una comisión de 4 millones por edición, una cantidad superior a lo que cobran algunos de los equipos participantes.

Preguntado por el abogado de la acusación sobre el contrato en el que aparecen las firmas de la RFEF, la empresa saudí Sela y la empresa de Piqué, Camps, además de insistir en que él no participó en esa negociación —cosa que, en cambio, reconoció que sí hizo con el acuerdo al que también se había llegado con Qatar— aseguró en que "la RFEF no tiene ningún contrato con Kosmos".

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De ahí la justificación de que no vieran un conflicto de intereses, "tal y como nos dijo la directora de Compliance". Y es que, además de señalar a Cueto, Camps también apuntó a Elvira Andrés, de quien dijo que no pasó ningún informe, ya que, "como informó el presidente en una rueda de prensa en la que estuvo la propia Elvira Andrés, no lo consideró necesario".

Camps también nombró a Jorge Mowinckel, director de relaciones internacionales, como la persona que hablaba con Arabia, y aseguró que en el ámbito de la RFEF se conocía la participación de la empresa Kosmos, aunque, al preguntarle por Gerard Piqué, dijo que "yo le conozco por la televisión".

Parece evidente que la estrategia del letrado Miguel Ángel Ferrero para que el catalán declarara como testigo funcionó. De ahí que su comparecencia ante la magistrada Delia Rodrigo se hiciera merecedora del clásico "señoría, no hay más preguntas".