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La terapia de Juanele con la que sale de su cárcel vital: "Necesitaba cerrar heridas y es un alivio"
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La terapia de Juanele con la que sale de su cárcel vital: "Necesitaba cerrar heridas y es un alivio"

Juanele, exfutbolista, sale de su calvario con el relato de los episodios más oscuros de su vida, que empezaron tras dejar el fútbol profesional y pasar por la cárcel en dos ocasiones

Foto: Juanele en el juicio por quebrantar una orden de alejamiento. (EFE/Juan González)
Juanele en el juicio por quebrantar una orden de alejamiento. (EFE/Juan González)

Juan Castaño Quirós, conocido como Juanele, necesitaba curar las heridas personales de unos años muy duros que le llevaron a los infiernos. Uno de los mejores futbolistas que han salido de la cantera del Sporting de Gijón, un jugón que maravilló con su fútbol habilidoso, descarado y atrevido en la década de los 90, que tuvo una carrera de 15 años en la élite del fútbol español, tocó fondo en 2017. Ingresó en la cárcel de Villabona (Asturias) con una condena de un año por malos tratos a su expareja sentimental.

Siete años después, en los que ha tenido episodios difíciles, como ser ingresado en un hospital por una intoxicación de medicamentos que pusieron en peligro su vida, se libera con la publicación de un libro biográfico: Mi verdad. Es una terapia para expulsar lo que te atormenta, una herramienta de desahogo en la que hay arrepentimiento. Es el camino que elige Juanele para contar todo lo que le pasó en la época turbia de su vida, la de los conflictos personales y una enfermedad que le llevó a la autodestrucción.

Juanele fue diagnosticado de un trastorno de bipolaridad que tuvo un efecto devastador en el final de su carrera como futbolista y consecuencias en su vida personal. Ha llegado su momento de paz y también de resarcirse. Está recuperado, tranquilo a sus 52 años y quiere dar su versión verdadera en un libro que sirve de alivio para soltar lastre y de descanso para encontrar la paz interior.

Los tormentos y el sufrimiento del paso por la cárcel. Juanele tiene un pasado oscuro, pero también de luces. Se abre en El Confidencial para explicar cómo se encuentra y qué motivos le llevaron a ser calificado como un juguete roto: "Quiero quitarme esa imagen de díscolo y lo hago por mi hija (María). Hubo momentos que lo pasó mal y se lo dedico a ella. Estuve en la cárcel, pasé por episodios desagradables, ella tenía 12 años y no lo pasó bien. Le aconsejo a todo el mundo que escriba para liberarse, que no tenga miedo. A mí me sirve de terapia".

placeholder Juanele, en un partido con el Sporting de Gijón
Juanele, en un partido con el Sporting de Gijón

Todo empezó con la presión que fue acumulando en los años de máxima exigencia en el fútbol. Fuera se le veía como un privilegiado. Dentro era una bomba. Se le volvió en su contra. "No es nada fácil estar quince años en la élite. Acumulas mucha presión y yo cometí errores de los que luego no fueron sencillos salir. Para mí fue duro dejar el fútbol, poner fin a la cosa que más quería y disfrutaba. Yo jugué desde los seis años hasta los 35... Pero bueno, son cosas que pasan", relata con un tono nostálgico.

Dejar el fútbol por la presión

Juanele vive en Gijón, quiere estar cerca de su hija. Está jubilado por la enfermedad y devora fútbol: "Veo todos los partidos posibles del Sporting, Zaragoza, Tenerife... Voy al Molinón todos los domingos. Tampoco me pierdo los del Real Madrid, Barcelona... Disfruto viendo todos los partidos que puedo. Estoy en un momento bastante bueno". No le ha dado la espalda, pese a su traumático final como jugador profesional. El final de su carrera fue cruel: "Me dije a mí mismo que ya no podía más con la presión y tuve que dejar el fútbol cuando físicamente estaba bastante bien. Me detectaron un trastorno bipolar en mi etapa en el Zaragoza, con 34 años. Ahí ya decidí que iban a ser mis últimas patadas al balón. Pasé por mucha presión".

El futbolista jovial cayó en una depresión y empezó el calvario: "En Zaragoza tuve problemas personales y deportivos que me impidieron entrenar con el equipo. El entrenador era Paco Flores. Ahí me pegó un bajón, tuve que ir al médico, me dijo lo que tenía y empecé con la medicación para ponerme bien".

Foto: Miguel Ángel y Pirri, presidente de honor del Real Madrid, en un acto de la fundación del club. (EFE/Sergio Pérez)

Las angustias derivaron en problemas personales, con episodios violentos que le hicieron pasar en dos ocasiones por la cárcel: "Todo esto sucedió después de dejar el fútbol y no se lo deseo a nadie. Lo asimilas y afrontas, pero es la cosa más dura en mi vida. La primera vez que estuve en la cárcel fueron tres meses por problemas en un bar. Yo iba con mi exmujer y unos chicos le dijeron algo. Les empujé y me denunciaron. La segunda ya no estaba bien. Entré a la peluquería de mi exnovia a destrozarla porque me debía dinero. Al final no hice nada, pero solo con el hecho de las amenazas y los antecedentes que tenía me cayó un año de condena".

Los hechos sucedieron en junio de 2015 y la Fiscalía del Área de Gijón le acusó de golpear con un bate de béisbol a su excompañera sentimental delante de su hija. El dictamen de la Audiencia Provincial de Asturias fue un año de condena, no fructificó el indulto solicitado, quebrantó la orden de alejamiento y tuvo que ingresar en el centro penitenciario.

Mi verdad es un libro con el que Juanele sale de su cárcel vital: "Me costó mucho tomar la decisión de escribirlo, contar todo lo que ha pasado y ha sido posible también gracias a Chumi, un amigo de toda la vida. He entrado en el terreno personal y me he quedado a gusto. Para mí esto ya es un alivio".

Un talento especial

La carrera de Juanele empezó como la de un joven talento de la escuela de Mareo a los 10 años, una perla en la cantera del Sporting al que se le veía el potencial de un futbolista diferente: rápido, escurridizo, regateador, descarado y con personalidad. Con 20 años debutó en el primer equipo, se le señaló como el nuevo Luis Enrique y estuvo en la agenda de fichajes del Real Madrid y el Barcelona. Ninguno de los dos grandes dio el paso y se marchó al Tenerife, equipo en el que consiguió quedar quinto en la Liga y disputar unas semifinales de la Copa de la UEFA. "Heynckes (técnico alemán del Tenerife) fue el mejor entrenador que tuve. Me supo llevar muy bien. Me dio mucha libertad en el campo", recuerda.

Foto: Brahim Díaz sonríe tras una jugada en el derbi. (REUTERS Isabel Infantes)

De ahí pasó al Zaragoza, en una etapa de cinco años donde ganó dos Copas del Rey. Una al Celta y otra al Real Madrid de los Galácticos en el estadio de Montjuic. De sus enfrentamientos con el Real Madrid rememora uno especial: "En un partido con el Sporting, en El Molinón, íbamos ganando y a falta de diez minutos cogí el balón y no eran capaces de quitármelo. Hierro me hizo una falta. No fue fuerte, pero no me pilló bien y la gente se le echó encima. Llegó Zamorano, me cogió por el pelo y me dijo: Oye, nene, que somos el Madrid". Juanele, genio y figura.

Juan Castaño Quirós, conocido como Juanele, necesitaba curar las heridas personales de unos años muy duros que le llevaron a los infiernos. Uno de los mejores futbolistas que han salido de la cantera del Sporting de Gijón, un jugón que maravilló con su fútbol habilidoso, descarado y atrevido en la década de los 90, que tuvo una carrera de 15 años en la élite del fútbol español, tocó fondo en 2017. Ingresó en la cárcel de Villabona (Asturias) con una condena de un año por malos tratos a su expareja sentimental.

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