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Borrachera sin resaca: al Real Madrid le faltó no tener piedad del Barcelona en la Supercopa
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Borrachera sin resaca: al Real Madrid le faltó no tener piedad del Barcelona en la Supercopa

Así mola ganar al Barcelona, pero el madridismo se quedó con ganas de más jarana. Es la insatisfacción que tienen los aficionados blancos más disfrutones del cachondeo

Foto: Vinícius celebra la victoria en la final de la Supercopa. (EFE/EPA/STR)
Vinícius celebra la victoria en la final de la Supercopa. (EFE/EPA/STR)

A la superioridad futbolística del Real Madrid contra el Barcelona le faltó el desmadre de las grandes fiestas. La juerga de Arabia acabó sin abusar y el resultado, pese a la contundencia, tiene algo de engañoso. Vale para ganar un título, pero no conviene sacar pecho visto el nivel tan pobre que ofreció el equipo de Xavi. A los diez minutos, se acabó el partido con los dos desajustes defensivos del sistema azulgrana y los tantos de Vinícius. A partir de ahí, el Barcelona solo tuvo opción de meterse en la final con el gol de Lewandowski y, de nuevo, un superado Ronald Araújo hundió a su equipo con el penalti a Vinícius tras un centro cómodo de Tchouaméni.

El Real Madrid goleó al Barcelona y, sorprendentemente, tuvo piedad. No quiso hacer sangre jugando en superioridad numérica desde el minuto 70 con la expulsión de Araújo. Tenía mucho tiempo por delante para haberse ensañado y lo que hizo Ancelotti fue quitar a Vinícius y Rodrygo y pedir al árbitro la hora para irse a casa a dormir la mona.

Así mola ganar al Barcelona, pero el madridismo se quedó con ganas de más jarana. Es la insatisfacción que les quedan a los aficionados disfrutones del cachondeo, de la burla al máximo rival y que, pese a los cuatro goles, se fueron a la cama con un resultado corto. El Real Madrid se sintió tan superior que le dio pena hacerle un destrozo al Barcelona. Se olvidó de mostrar los colmillos y comerse hasta el tuétano del equipo culé.

Vinícius, en modo depredador, encima se llevó la reprimenda de Ancelotti por algunas jugadas en las que se quiso adornar. Lo que quería Vinícius era lo que muchos madridistas desean y lo que también dijo Florentino Pérez en los micrófonos de Movistar: "A Vinícius le he dicho que tenía que haber hecho más goles". El presidente es de los que le hubiera gustado saborear una goleada histórica, de esas que tienen una repercusión mundial y salen en todas las portadas de los medios internacionales.

placeholder Ronald Araújo protesta una acción al árbitro Martínez Munuera. (EFE EPA STR)
Ronald Araújo protesta una acción al árbitro Martínez Munuera. (EFE EPA STR)

El Real Madrid goleó con la ley del mínimo esfuerzo al Barcelona sin Courtois, Militao y Alaba. Con Vinícius recién salido de una lesión y aun así no quiso sacarle más los colores a un Barcelona muy pobre y con un planteamiento suicida. Xavi pecó de pardillo o de valiente. El repaso fue demasiado sencillo por el acierto de los blancos y el errático trabajo de los jugadores del Barcelona. Pasivos en la presión de los delanteros y los centrocampistas, con una línea defensiva adelantada que hizo aguas. La jugada del primer gol lo explica todo. Blandos en el pase de Bellingham a Vinícius al espacio, la arrancada del brasileño les dejó clavados.

Vinícius quería la manita

El Barcelona se quedó sin plan y, lo peor de todo, le faltó rebeldía. Le puso la alfombra al Real Madrid, concedió un partido de barra libre en el que Vinícius, con tres goles, pareció la mejor versión del añorado Mbappé. En la grada estaba Gerard Piqué, con cara de asombro por el bochorno. Es el karma. La persona que ha llevado la Supercopa de España a Arabia Saudí, el mismo que sacó la manita a pasear con una goleada en el Camp Nou, sufre por su amigo Xavi.

El que más ganas tenía de la manita era Vinícius, pero el señorío de Ancelotti paró los pies al brasileño y sujetó al equipo. Ancelotti hizo de aguafiestas. El objetivo está cumplido, pero no está todo hecho. El Real Madrid fue tan superior, que la victoria debería digerirla con prudencia.

Foto: Zidane en un acto en Nyon (Suiza) de la UEFA. (Reuters)

Pocos partidos se va a encontrar con una defensa que deje tantos espacios, un rival tan desenchufado y unos jugadores desquiciados. El Barcelona ha ido a peor desde que el Real Madrid le remontó el partido en el Clásico de Montjuic con los dos goles de Bellingham. Es el punto de inflexión negativo de Xavi, donde están los males, pero ese día, al menos, el equipo culé compitió.

El accidente del Barcelona en Riad es grave, agravado por la mala imagen de un equipo que, como dice Xavi, da pasos atrás. El Real Madrid refuerza su autoestima como equipo competitivo y fiable tras ganar al Atleti y al Barcelona en una semana. Sigue con una solo derrota en lo que va de temporada. Podía haber dejado al Barcelona en un escenario de siniestro total si el Real Madrid le da por despendolarse. Los hay más perversos. Los que se alegran de que el castigo no haya sido mayor para que Xavi siga en el banquillo azulgrana.

A la superioridad futbolística del Real Madrid contra el Barcelona le faltó el desmadre de las grandes fiestas. La juerga de Arabia acabó sin abusar y el resultado, pese a la contundencia, tiene algo de engañoso. Vale para ganar un título, pero no conviene sacar pecho visto el nivel tan pobre que ofreció el equipo de Xavi. A los diez minutos, se acabó el partido con los dos desajustes defensivos del sistema azulgrana y los tantos de Vinícius. A partir de ahí, el Barcelona solo tuvo opción de meterse en la final con el gol de Lewandowski y, de nuevo, un superado Ronald Araújo hundió a su equipo con el penalti a Vinícius tras un centro cómodo de Tchouaméni.

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