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"Nobody better than me". Jude antes de ser Bellingham y poner al Bernabéu a hablar inglés
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UNA EXTRAORDINARIA ADAPTACIÓN

"Nobody better than me". Jude antes de ser Bellingham y poner al Bernabéu a hablar inglés

Compañeros, entrenadores y directivos explican cómo fue la irrupción del inglés en Birmingham, cuando ya mostraba las características que le han llevado a jugar en el Real Madrid y caer de pie en el Santiago Bernabéu

Foto: Jude celebra con el escudo madridista en el Santiago Bernabéu. (EP/Óscar J.Barroso)
Jude celebra con el escudo madridista en el Santiago Bernabéu. (EP/Óscar J.Barroso)

Hubo un tiempo en que Birmingham recibió el sobrenombre de Ciudad de los mil oficios. Fue en la época de la Revolución Industrial, cuando la ciudad de las West Midlands inglesas se convirtió en una pujante urbe capaz de rivalizar con Londres y ser la segunda metrópoli más poblada del país. Dos siglos y medio después, nació allí un artesano del balón, un maestro precoz que revolucionó la ciudad desde el estadio de Saint Andrews, la casa del Birmingham City. Apenas necesitó una campaña para tener retirada la camiseta, un mural en el estadio y dejar un recuerdo imborrable: "Nos imprimió esa mentalidad ganadora y guio al equipo hasta la salvación en una temporada muy difícil", rememora Xuandong Ren, director general de The Blues en aquella época. Estos que siguen son los primeros pasos de Jude en Birmingham, cuando el apellido Bellingham era sinónimo de promesa y expectativas por cumplir.

El Birmingham City lleva años viviendo a la sombra del Aston Villa, el gran equipo de la ciudad, campeón de Europa en 1982, miembro fundador de la Football League (1888) y de la Premier (1992) y asentado en la élite desde 2019 tras un breve paso por la segunda división inglesa. En ese segundo escalón navega el Birmingham que ha vivido años convulsos en lo económico y en lo deportivo. Xuandong Ren llegó a Birmingham en 2017 como director general de The Blues y el nombre de Jude Bellingham ya sonaba en las oficinas del club: "Le fichamos con nueve años siendo un talento a desarrollar y desde el principio jugó con niños mayores que él. Las personas que trabajaban estrechamente con él, como Kristjaan Speakman, director de la Academia, o Mike Dodds, entrenador de los equipos sub-12 y sub-14 me hablaron de su enorme talento nada más llegar", explica Ren a El Confidencial.

Más allá de lo técnico había otras actitudes, como la mentalidad ganadora o la madurez

Cada paso de su trayecto en las categorías inferiores fue escrupulosamente supervisado y planificado, reconoce el que fuera director general del club hasta 2021. El niño Jude despuntó también en las inferiores de Inglaterra y de aquella etapa inicial quedó para la posteridad el número con el que se presentaría años más tarde en sociedad. La intrahistoria del 22 la contó el propio Mike Dodds en The Athletic. "Le dije que tenía cualidades para jugar de 4, de 8 o de 10 y la suma de esos números daban 22, por eso eligió ese número. A mí me recordaba a Paul Gascoigne". Pero más allá de lo técnico había otras actitudes, como la mentalidad ganadora, la madurez o una educación exquisita que le iban a ayudar en su meteórica carrera. Cuando llegó al Birmingham City estudiaba en el Hagley Primary School. Poco después pasó al elitista The Priory School en Edgbaston, al sur de la ciudad. En el colegio privado, cuyo año académico cuesta 16.000 libras (18.400 euros), comenzó a estudiar un grado de Sociología, pero su fulminante irrupción en el fútbol iba a impedirle seguir con los libros.

placeholder Bellingham, durante un partido en Birmingham. (Reuters/Peter Powell)
Bellingham, durante un partido en Birmingham. (Reuters/Peter Powell)

Una perla en las Midlands

Su familia, con su padre Mark y su madre Denise a la cabeza, tenía claro que los estudios eran tan fundamentales o más que la pelota. "Fue gratificante comprobar que la familia estaba tan alineada con nuestras ideas. El tipo de entorno que tenía era perfecto. ¿Qué impactos y apoyos tendría Jude fuera del club?, me preguntaba. Luego conocí a sus padres, los dos con un trabajo importante de responsabilidad, personas muy serias, su hermano también jugaba al fútbol. Todo en su entorno sumaba para ir ascendiendo en la pirámide del fútbol. Estuve un par de veces en su casa, invitado por sus padres, y ahí pude entender que tuviera las ideas tan claras". El que habla en El Confidencial es Pep Clotet, el entrenador que le hizo debutar en el primer equipo.

El fútbol siempre ha estado muy presente en casa de los Bellingham. El progenitor, Mark, fue un destacado jugador amateur que marcó más de 700 goles en las ligas locales. Ese dato no iba a pasar desapercibido para Clotet, deseoso de que su pupilo mantuviera el cable a tierra: "Recuerda, Jude, que por muy bien que lo hagas nunca marcarás más goles que tu padre". "Me ha pasado con otros futbolistas" —intercede Paco Herrera— "a los que tienes que frenar o reprender para que aprendan. Pero a Jude nunca había que decirle 'céntrate' o 'no hagas eso'".

placeholder Bellingham celebra un gol a Osasuna. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Bellingham celebra un gol a Osasuna. (EFE/Rodrigo Jiménez)

La apuesta por los jóvenes

"Es cierto que no había una buena situación económica en 2019. Por eso optamos por jugadores jóvenes como Jude. La inversión en fichajes fue escasa, fichamos a Ivan Sunjic, un centrocampista del Dinamo de Zagreb, por ocho millones de euros, y fue la principal inversión que hicimos", confiesa Xuandong Ren. En ese verano todo se aceleró para Bellingham. El centrocampista llevaba varios meses dando pasos agigantados en su preparación. Clotet era el ayudante de Garry Monk en la primavera del 2019 cuando se inicia el proceso para que Jude dé el salto al primer equipo. "Lo teníamos en el sub-16 y allí ya había tocado techo, estaba por encima del resto de compañeros. Pero no podíamos subirlo al sub-18 o sub-23 porque esos equipos ya entrenaban por la mañana y por los horarios del The Priory School, no podíamos sacarlo para entrenar", explica el técnico.

Para probarle con los mayores se vieron obligados a organizar un entrenamiento con el primer equipo en abril. El principal escollo fue que el colegio le diera permiso. Organizaron otro con los sub-21. En ambos, Bellingham tenía 15 años: "Era un jugador alto para su edad, ya superaba el 1'80, con gran lectura de juego y con llegada al área. En situaciones de fuerza, de contacto, tenía alguna dificultad al principio y quizá en cuanto a físico estaba un poco por debajo de los profesionales. Por eso, le pusimos un plan especial hasta el verano", revela Clotet.

Los cambios se sucedieron en el Birmingham City y Clotet se hizo cargo del primer equipo para la siguiente temporada. El entrenador catalán llamó entonces a un viejo amigo como Paco Herrera para que lo acompañara en la aventura inglesa. "Yo soy un enamorado de la cantera, es algo que a mí siempre me ha funcionado, ver a los jóvenes y conocer el fútbol base de los equipos. Así que me fui a ver el segundo equipo al poco de llegar", se arranca el descubridor de Iago Aspas o Hugo Mallo, entre otros. "Y digo: 'Hostia, este chaval es distinto a todos, y encima tiene 16 años'".

placeholder Bellingham, en su despedida en Dortmund. (EFE/Yoan Valat)
Bellingham, en su despedida en Dortmund. (EFE/Yoan Valat)

El ascenso al primer equipo

Ese chaval era Bellingham que ya sobresalía esbelto y talentoso por encima de jugadores de 18, 19 y 20 años. Dos partidos y cuatro goles después le fue con el cuento a Clotet. "Él ya sabía lo que tenía entre manos, había trabajado con gente joven y a Jude le supo guiar muy bien. La decisión fue rotunda: había que subirlo ya", recuerda Herrera. Desde la planta noble de St. Andrew's pensaban igual. "No nos forzaron los técnicos, para nada. Nosotros también pensábamos que Jude estaba listo para el campeonato, para ayudar al equipo", confirma Ren.

Bellingham, con el beneplácito de todos, se sumó a la pretemporada del primer equipo con 16 años recién cumplidos. "Llegó como una moto", recuerda Clotet. Ahí relució otra de sus cualidades, su nivel de autoexigencia: "Nos reuníamos con él después de cada partido y me insistía en que le dijera lo que hacía mal. Su estándar de exigencia era muy alto y eso le llevaba a mejorar, a erradicar sus propios errores. Tenía una buena autoestima y era perfectamente consciente de lo que hacía bien, por eso ponía el foco en sus debilidades". Pese a su edad, el entrenador catalán no se encontró un adolescente tímido o deslumbrado ante la oportunidad de jugar con el equipo de su vida. "Dudábamos sobre dónde ponerlo, estaba claro que era un centrocampista por su estilo y entendimiento del juego, pero es que aparecía en el área, tenía gol y mucho despliegue físico. Buscamos una posición intermedia, le empezamos poniendo de enganche", recuerda Herrera.

"Al principio, le quitamos presión en la fase defensiva, nosotros lo usábamos como un centrocampista de banda que aparecía por dentro en la fase de ataque y en las transiciones, y en defensa ayudaba al lateral y se escoraba a banda", tercia Clotet, que se afanó en explicarle todas las variantes del centro del campo. El técnico terminó utilizándolo como mediocentro, como mediapunta y, sobre todo, como interior izquierdo.

placeholder Bellingham ha enamorado a la afición del Madrid. (Reuters/Vincent West)
Bellingham ha enamorado a la afición del Madrid. (Reuters/Vincent West)

Un debut soñado y una celebración

Paco Herrera rememora una anécdota en forma de saludo de aquellos primeros días con los mayores. En realidad, aquel recuerdo encierra mucho más. El veterano preparador daba los buenos días a la joven promesa inglesa de la misma forma "Jude, nobody better than you", a medio camino entre la reafirmación y la confianza. Una vez asentado en el primer equipo era el propio Bellingham quien completaba la frase. "¿Jude? Tell me", interpelaba Herrera; "Nobody better than me", contestaba con una sonrisa Jude.

El día de su debut en St. Andrews, frente a su afición, jugó de mediapunta. Y tardó poco en dejar claro su liderazgo y su capacidad para ayudar al equipo. Marcó un gol desde fuera del área con el que culminó la remontada frente al Stoke City (2-1). En pleno éxtasis, corrió hacia el córner y abrió los brazos para sentir por primera vez el rugido de su gente. "Es la misma celebración que hace hoy en el Bernabéu, cuando lo vi aquella tarde pensé que lo tenía preparado, pero resultó ser algo natural, le salió así. Al fin y al cabo, llevaba toda la vida (en este caso poco más de 16 años) esperando ese momento", explica Clotet. Desde entonces sería imprescindible para The Blues.

"Esa mentalidad ganadora estaba ahí desde el día de su debut. Siempre ha tenido ese tipo de liderazgo y la confianza para llevarlo a cabo", concede Ren. "Su nivel técnico es muy alto. Tiene facilidad para definir, para ver portería cuando llega. Tiene ese punto de pausa cuando todo se acelera en el área. Esa finalización ya se le veía de joven", se explaya Clotet, poco sorprendido por su capacidad goleadora en el Bernabéu. Con el Birmingham solo marcó cuatro goles en 44 partidos. Números suficientes para que media Premier League y varios equipos de Europa se pelearán por él.

placeholder Bellingham, en el último partido en Dortmund. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Bellingham, en el último partido en Dortmund. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Una interesante propuesta

Xuandong Ren no confirma (ni desmiente) que la oferta del Dortmund fuera la más jugosa, pero el empresario chino resultó clave para que Jude acabara en el Signal Iduna Park. Los 29 millones de euros que desembolsaron los alemanes aliviaron la delicada situación económica de The Blues. Pep Clotet presenció las reuniones previas en las que se fraguó el fichaje: "Tenía 17 años y le quería hacer ver que el siguiente paso tenía que ser formativo, que apostara por un club que le permitiera subir al siguiente escalón pero sin perder su rol protagonista en el campo. En la reunión fue el propio Jude quien me transmitió esa idea, no se cegaba por el dinero, el nombre o los focos de los más grandes, buscaba el mejor plan para crecer". Y el Dortmund parecía el ecosistema ideal.

"La política de fichajes jóvenes del Dortmund es fantástica y Bellingham fue un eslabón más. Se trazó un plan para él, pero luego llegó y rompió todos los registros. Desde el principio, tuvo muy buena acogida y se convirtió en un jugador capital para el equipo", explica Miguel Gutiérrez, periodista experto en fútbol alemán. Allí se marchó acompañado de su madre Denise, pero la aventura en la Bundesliga le ayudó a fortalecer su físico, a madurar como persona y a dotar de matices su juego, por más que su esencia de todocampista siguiera intacta.

Aumentó sus registros goleadores (24 goles y 25 asistencias en 132 partidos con el BVB) y supo ganarse el respeto y la admiración de un vestuario con jugadores contrastados así como a la exigente grada del Signal Iduna Park. Su aportación y liderazgo casi le dan para obrar el milagro y arrebatar una liga al Bayern Munich. Una inoportuna lesión le impidió jugar los últimos dos partidos y el título se esfumó casi en el tiempo de descuento rumbo a Baviera. Con esa espina clavada, llegó a Madrid.

placeholder Bellingham tuvo claro que quería irse al Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Bellingham tuvo claro que quería irse al Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

"Estoy muy contento de que vayas al Madrid, porque ahí te vas a convertir en un ganador. Y para aprender a ganar, muy pocos sitios como el Real". Ese fue el mensaje que Clotet le mandó a Jude cuando se certificó su fichaje por los blancos. Era el siguiente desafío que necesitaba el centrocampista inglés en palabras del entrenador que le dio su primera oportunidad. En esa dirección se expresa Herrera: "Sabía que no le iban a pesar ni el Bernabéu ni la camiseta. Bellingham es de los que se crecen en los grandes escenarios". Ren, mientras tanto, deja una de esas frases que piden mármol o, si se prefiere, una lona gigante frente al Bernabéu, para ejemplificar su fenomenal arranque: "In Jude you can trust" (En Jude puedes confiar).

Mientras tanto, en Birmingham, una mezcla de sentimientos inunda a los aficionados Blues: del orgullo a la añoranza, de la satisfacción al paraíso perdido. Jude fue para ellos un amor de verano, una promesa fugaz convertida a sus 20 años en estrella rutilante del mejor oficio del mundo: futbolista. Su camiseta con el 22 a la espalda vuelve a aparecer en St. Andrews mientras de reojo se ven sus goles a través de la pantalla del móvil. Y entre likes y reposteos fantasean con volver a ver esa celebración de brazos abiertos en su estadio. Esa que ahora disfruta el Bernabéu. Esa con la que Jude Bellingham parece gritar en silencio: "Nobody better than me".

Hubo un tiempo en que Birmingham recibió el sobrenombre de Ciudad de los mil oficios. Fue en la época de la Revolución Industrial, cuando la ciudad de las West Midlands inglesas se convirtió en una pujante urbe capaz de rivalizar con Londres y ser la segunda metrópoli más poblada del país. Dos siglos y medio después, nació allí un artesano del balón, un maestro precoz que revolucionó la ciudad desde el estadio de Saint Andrews, la casa del Birmingham City. Apenas necesitó una campaña para tener retirada la camiseta, un mural en el estadio y dejar un recuerdo imborrable: "Nos imprimió esa mentalidad ganadora y guio al equipo hasta la salvación en una temporada muy difícil", rememora Xuandong Ren, director general de The Blues en aquella época. Estos que siguen son los primeros pasos de Jude en Birmingham, cuando el apellido Bellingham era sinónimo de promesa y expectativas por cumplir.

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