A Mendilibar hay que sacarle a hombros por salvar al Sevilla y meterle en otra final europea

Hace dos meses, el Sevilla presentó a José Luis Mendilibar y el recibimiento fue frío, de incredulidad y hasta de pesimismo. La situación era dramática, con el equipo en caída libre, a dos puntos del descenso y sin ninguna esperanza de plantarle cara al Manchester United en Europa. El técnico vasco, en paro, asumió un contrato de tres meses, como si se tratara de un becario y un sueldo que ni hubo que negociar. El más bajo de toda la Primera División. La apuesta del Sevilla por Mendilibar y la que asumía el propio entrenador era tan arriesgada que, en una tierra tan taurina como la capital hispalense, era fácil imaginar una cornada de extrema gravedad.

Mendilibar ha toreado en una plaza tan difícil como el Sánchez Pizjuán con un pragmatismo tan eficaz como exitoso. Del estadio, tras la victoria contra la Juventus, que clasifica al Sevilla para su séptima final de la Europa League, tendría que haber salido a hombros y por la puerta grande. Aupado por el presidente José Castro y el director deportivo Monchi. Como si de Curro Romero se tratara en una de sus tardes de magia en la Maestranza. Lo que ha conseguido Mendilibar es un milagro. Pero, según Castro y Monchi, la faena todavía no está completa.

Tras el éxtasis en el Sánchez Pizjuán, en otra noche histórica para un equipo y un club que domina en la Europa League, se coló en la celebración el futuro de Mendilibar. Ha superado los objetivos sin haber terminado la breve etapa de tres meses. Los 12 partidos que ha dirigido tienen un balance de ocho victorias, tres empates y una derrota. Ha metido al Sevilla en la final de la Europa League y ha revitalizado a unos jugadores que estaban bloqueados. Ha recuperado la ilusión de una afición. Entre tanta euforia, ni Castro ni Monchi quisieron asegurar que Mendilibar se ha ganado la continuidad.

Castro y Monchi no se mojan

El presidente y el director deportivo dicen que no se quieren equivocar en la elección del entrenador para la temporada que viene, que ya han sufrido mucho con los errores de dar continuidad a Lopetegui y apostar después por Sampaoli. Manejan otras opciones al margen de Mendilibar. Andoni Iraola, técnico que destaca en el Rayo Vallecano, es una de ellas. Lo que ha hecho Mendilibar supera lo imaginable para los dirigentes del Sevilla. Venía como un revulsivo de tres meses y sienten la presión de tener que ratificarle antes de la final contra la Roma de Mourinho.

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La sencillez y normalidad del trabajo del entrenador vasco ha provocado que el Sevilla sea un equipo competitivo. Con orden, equilibrio táctico, pero también con una propuesta de fútbol ofensiva. Yendo a por los partidos al ataque, sin especular, de forma agresiva y tomando la iniciativa. Da gusto ver cómo compite el Sevilla. Los jugadores se han liberado con la llegada de un entrenador que no les vuelve locos con la pizarra y pone el foco en el talento colectivo.

Mendilibar no mete presión con el asunto de una renovación que se ha ganado sin tener que esperar a la final de la Europa League. De hecho, antes del partido contra la Juventus, estuvo torero: "¿Dónde están Monchi y el presi? Yo firmé tres meses y estaba encantado. Algunos os echabais las manos a la cabeza pensando que este tontolaba ha venido para tres meses. No me importa. Lo importante es acabar bien". A Mendilibar no se le ha subido el éxito a la cabeza porque sabe cómo funciona este negocio. Podía salir mal, bien o muy bien. Ha conseguido lo tercero y todavía puede ser mejor si gana la Europa League.

Se merece la renovación, que le den continuidad a un trabajo que funciona y que no es costoso para el club. Ya solo con pasar a las semifinales de la Europa League el ingreso fue de 2,8 millones de euros. La clasificación a la final supone un premio de 4,6 millones de euros y, si es campeón, la cifra total será de 8,6 millones de euros. No se recuerda un revulsivo con más rendimiento deportivo y económico que José Luis Mendilibar.