El futbolista italiano que sufre amenazas de muerte y Mourinho le aparta de la Roma

En España seguimos conmocionados por el muñeco con la camiseta de Vinícius que apareció colgado de un puente en el día del derbi copero en el Bernabéu. Un episodio lamentable que ensucia la imagen del fútbol español, que incita al odio y pone de manifiesto que queda mucho por hacer para erradicar a los Ultras del fútbol. No es un caso único. En Italia, los violentos amedrentan con igual o más fuerza. Hay un futbolista que denuncia haber tenido miedo tras ser perseguido y amenazado por los radicales. En su caso, es todavía más inquietante porque se trata de los propios Ultras de su equipo. Nicolò Zaniolo, futbolista de la Roma, publica una carta en la que dice pasar miedo por el acoso y las intimidaciones de los tifosi radicales del equipo romano.

En las dos últimas semanas, Nicolò Zaniolo y su familia han sufrido el hostigamiento de los fanáticos, con una pancarta que colocaron en un puente enfrente del Coliseo que decía "Zaniolo, traidor. Mierda sin honor", acudiendo a su domicilio y al de sus familiares con el objetivo de presionarle para que se marchara de la Roma. Ha sido atemorizado con mensajes violentos en las redes sociales, además de cánticos amenazantes en el estadio Olímpico.

La situación de Nicolò Zaniolo es muy complicada en Roma. Está apartado del equipo, en una decisión del club apoyada por José Mourinho. Hablamos de uno de los talentos del fútbol italiano (23 años) que ha pasado de ser un héroe de la Roma, por el gol que marcó al Feyenoord en la final de la Conference League, a ser señalado como un traidor por querer marcharse en el mercado de invierno. Esto es algo que no le perdona Mourinho. El técnico portugués le señaló públicamente en una conferencia de prensa. "Lleva un mes diciendo que quiere irse", desveló Mou para dejar claro que ya no lo consideraba parte de la familia y que no se le podía ver como un ídolo a un futbolista que no está comprometido.

Denuncia por mobbing

Estalló la bomba en Roma. Nicolò Zaniolo pasó a ser un enemigo, a recibir presiones y a sentir miedo. Se esperaba que la solución fuera una salida en el mes de enero y no ha sido posible. Algo que le pone en una situación con más tensión y en un escenario complicado de resolver. Zaniolo buscó una salida y no se produjo por las condiciones económicas que solicitaban los dueños de la Roma. Las dos partes se echan la culpa de no haberse producido una venta. La Roma pedía entre 35 y 40 millones de euros por el traspaso. La única oferta que se acercó a esta cantidad es la del Bournemouth y Zaniolo la descartó. Su prioridad era fichar por el Milan, pero el club rossoneri no pasaba de los 20 millones de euros por un jugador que acaba contrato en 2024.

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Han sido dos semanas de mucha tensión en Roma, en la casa de Nicolò Zaniolo, que ha tenido que llamar a la Policía por la presencia de tifosi que, armados, se acercaban a atemorizarle. Su madre, Francesca Costa, ha denunciado que el club no le ha defendido y fomentado el odio. La hermana, Benedetta, también ha tenido que denunciar los insultos y las amenazas que recibe en las redes sociales. Los abogados del futbolista estudian si es conveniente denunciar a la Roma, a su propio club, por sufrir mobbing y presiones psicológicas para que deje la entidad romana.

Nicolò Zaniolo es considerado como uno de los mejores talentos del futbol italiano. Se formó en la cantera de la Fiorentina, pasó por el Inter de Milán y fichó por la Roma en 2018 tras el pago de 4,5 millones de euros. Era uno de los futbolistas deseados y más valorados por Mourinho. Intocable y elogiado por el entrenador portugués hasta que este mes de enero se rompió la relación tras desvelarse que pidió una salida. El Milán le dejó tirado y la Roma le presionó para que aceptara la oferta del Bournemouth. No se ha resuelto y el futbolista reconoce que ha pasado miedo y no pide perdón. Pide paz. "Se han dicho y escrito muchas cosas sobre mí en las últimas semanas y muchas no son ciertas. Tuve miedo por mí y mi familia. Me sentí abandonado. El futuro está en nuestras manos. Yo ofrezco las mías y me pongo a la entera disposición de la familia de la Roma", es el paso que da Zaniolo para acabar con una angustia que le ha hecho pedir una baja médica por estrés.

La pelota está en el tejado de José Mourinho, que decidió apartarle del equipo, no contar más con un futbolista que dice haberle decepcionado y que le echó un pulso. La relación está rota y se lo dejó claro antes del cierre del mercado de invierno. Mourinho señala y pasa factura a un futbolista que dijo en el vestuario que se iba a marchar de la Roma. El asunto es delicado, el club anuncia que tomará medidas y el jugador se arriesga a no tener ficha para la disputa de la Europa League.

Espiral de violencia

No es el único caso en el que los fanáticos del fútbol italiano hacen uso de sus amenazas. En el país transalpino se han vivido en los últimos días más episodios lamentables de enorme calado. Domenico Berardi, delantero del Sassuolo, es otro de los jugadores que sufren el acoso de los tifosi tras la goleada de su equipo al Milan en San Siro (2-5). Los hechos los denuncia su mujer, Francesca Fantuzzi, tras recibir mensajes de todo tipo en sus redes sociales de hinchas del Milan. "Si veo a tu marido, lo mato", es uno de ellos. Berardi fue el autor de un gol y tres asistencias.

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Otro hecho que investiga el Ministerio del Interior es el envío de una carta con una bala de escopeta a la sede de la Sampdoria. En ella había escrito un mensaje: "Esta vez es de fogueo, la próxima será de verdad". Iba dirigida a Massimo Ferrero, máximo accionista, y a Edoardo Garrone, expresidente del club genovés. A ambos se les señala por una mala gestión económica y deportiva. La Sampdoria ocupa la penúltima posición en la clasificación y los tifosi se manifiestan en las puertas de la sede del club con pancartas agresivas y bengalas. En Roma también se vivió un episodio bochornoso, el 26 de enero, cuando la ciudad amaneció inundada con pegatinas de Hitler con la camiseta de la Roma. El alcalde, Roberto Gualtieri, manifestó que era una verdadera infamia y un hecho inaceptable.