Las dos vidas de Lopetegui: del adiós señorial del Sevilla al despido dramático con España

Si por algo es conocido Julen Lopetegui es por ser un hombre de fútbol. El entrenador vasco, tanto es su etapa como futbolista como en los banquillos, ha vivido todo tipo de situaciones desde los dos lados del fútbol y, por tanto, sabe a la perfección cómo se mueven los resortes de cualquier equipo. Y en el mundo del balón lo que mandan son los resultados: si el balón entra, todo va bien; si no lo hace, hay un problema. Pero, aun así, siempre hay formas de hacer las cosas.

Tres temporadas y el inicio de la cuarta es el periodo que el técnico vasco ha aguantado en el Sevilla. Un total de 170 partidos, en los que el equipo ha jugado de manera brillante, con un estilo reconocible y donde ha ganado una Liga Europa (2019-20), han confirmado a Lopetegui como un entrenador con las ideas claras. Es más, el pasado curso peleó por la Liga hasta los últimos compases, donde estuvo cerca de un campeonato en el que se desinfló en el tramo final ante el Real Madrid.

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Sin embargo, esta campaña no comenzó con buen pie y, después de diez partidos (siete de Liga y tres de Champions), la directiva del Sevilla ha decidido que era necesario hacer un cambio en el vestuario. La venta de jugadores fundamentales, la ausencia de refuerzos de nivel y algunas lesiones han provocado que Lopetegui no haya dado con la tecla y que, ahora que aún hay tiempo de reacción, los mandatarios hispalenses han decidido apostar por aire fresco en el banquillo.

Pero el hecho de cambiar de entrenador cuando las cosas no han ido bien no han impedido que el Sevilla reconozca la gran labor del preparador vasco. Por ello, en una emotiva rueda de prensa, quisieron homenajear a un Lopetegui que, visiblemente emocionado, reconocía haberse convertido en un aficionado sevillista de por vida, mostrándose muy agradecido por la oportunidad. Las formas han sido exquisitas aun cuando el nivel deportivo ha estado muy lejos de lo esperado.

Sin embargo, solo hay que retrotraerse a unos años atrás para recordar uno de los momentos más dramáticos de la carrera deportiva de Lopetegui. Todo comenzó el 12 de junio de 2018: el por entonces seleccionador nacional había clasificado a España de manera brillante para el Mundial de Rusia, que en cuestión de días iba a comenzar, pero había decidido no seguir con los colores de la Roja tras el campeonato y fichar por el Real Madrid. Y, entonces, tuvo lugar el terremoto.

Lopetegui quería hacer público su fichaje por los blancos antes del Mundial, para evitar filtraciones que desviaran la atención. En un primer momento, la RFEF estuvo de acuerdo, algo que incluso hizo saber en un comunicado... pero horas después, todo cambió: Luis Rubiales decidió despedir al seleccionador al entender que había sido una falta de respeto al equipo nacional. A dos días del comienzo del Mundial, Julen dejaba el equipo y Fernando Hierro cogía el testigo.

O dicho de otra manera: en el Sevilla, a pesar de los malos resultados y el fútbol poco vistoso, Lopetegui ha sido despedido con todos los honores por sus logros en el banquillo; en la Selección, a pesar del juego brillante y de devolver la ilusión a España, salió denostado y por la puerta de atrás al decidir no seguir vistiendo los colores de la Roja al término del Mundial. Dos maneras muy diferentes de hacer las cosas, dos salidas que han marcado para siempre a Lopetegui.

Dos etapas muy diferentes y dos maneras de salir de un equipo diametralmente opuestas. Mientras que en el caso de la Selección el vasco no dejaba de preguntarse qué es lo que había hecho mal para ser castigado con el despedido, con el Sevilla no solo lo ha entendido, sino que incluso ha reconocido que se ha convertido en un aficionado del club para siempre. Cuestión de formas, sin duda... pero con el mismo protagonista: Julen Lopetegui.