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Mendilibar, modelo de técnico de la vieja escuela que muere con sus ideas
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frustrado por el descenso a segunda

Mendilibar, modelo de técnico de la vieja escuela que muere con sus ideas

El técnico que se guía más por la intuición, experiencia y un discurso directo y simple que por el uso de las tecnologías ha echado en falta al público en las gradas y que su equipo tenga alma

Foto: José Luis Mendilibar durante una comparecencia de prensa. (Efe)
José Luis Mendilibar durante una comparecencia de prensa. (Efe)

El entrenador antiguo es una especie en extinción. El referente siempre es y será Luis Aragonés, que tenía más de sabio que de vanguardista. Solo hace falta hablar el mismo lenguaje que se emplea en los partidos de barrio y tener liderazgo. Los jugadores lo entienden todo sin necesidad de tantas instrucciones y estrategias. Pero todavía queda alguno en España, que no solo no le importa que le califiquen de esta manera, sino que, aún en las malas, presume de ello. Es lo que ocurre con José Luis Mendilibar (60 años), un técnico que traga la frustración que supone el descenso del Eibar a la Segunda división porque en su manual, como en el del sabio Luis Aragonés, es más importante la convivencia que un ordenador, una tablet, monitor o cualquier otro soporte tecnológico para contrarrestar las virtudes del adversario.

Mendilibar no ha podido salvar al Eibar tras estar seis años en el banquillo del equipo armero. Es una derrota del modelo antiguo de entrenador. Una derrota después de años en los que el Eibar de ‘Mendi’ era un equipo competitivo, un hueso y hacía de Ipurua un fortín. El Eibar ha llegado a estar peleando por puestos de Europa, plantando cara al Barcelona de Messi, Luis Suárez y Neymar y al Real Madrid de Bale, Benzema y Cristiano. Se acabó. El plan de Mendilibar ha sucumbido esta temporada y el técnico vizcaíno le echa la culpa, en gran parte, a la pandemia.

Foto: Luis Suárez celebra un gol con el Atlético de Madrid en el Metropolitano. (Efe)

La ausencia de público en Ipurua ha debilitado al entrenador y también a sus jugadores. Lo reconoció el propio ‘Mendi’ tras consumarse el descenso en la derrota contra el Valencia: “Hemos notado la falta de público en casa para salvar la categoría”. Este lamento dejaba la imagen de un Mendilibar abatido por no ser capaz de adaptarse a los tiempos de crisis que está viviendo el fútbol. Pero por encima de la ausencia de público, que ha alterado a todos los equipos, lo que ha perjudicado y desgastado a Mendilibar es la falta de roce, contacto y convivencia con su plantilla.

La falta de convivencia

El Eibar se ha ido a la Segunda división con dos victorias en 19 partidos en Ipurua. Solo ha sido capaz de marcar 12 goles en su estadio. Los números hablan por sí solos. “Estoy cansado con el tema del covid. No hay vida de grupo ni podemos comer juntos, ni viajar…”, lo dice un entrenador que se iba con los jugadores a comer a un restaurante de Getaria y necesitaba el ambiente familiar. Es el modelo Mendilibar. Como lo fue en su tiempo el de Luis Aragonés y el de Vicente Del Bosque. El que se guía más por la intuición, experiencia y un discurso directo y simple que por el uso de las tecnologías que ayudan a descifrar con datos, porcentajes, análisis comparativos llenos de detalles, los movimientos tácticos. Pueden dar más certezas, claves, pero la información a los jugadores llegan con otras instrucciones cuando habla Mendilibar.

José Luis Mendilibar se sentará en el banquillo de Ipurua este sábado contra el Barcelona en el que se da por hecho que será su último partido en el equipo eibarrés. Su futuro es incierto, aunque en Valladolid claman porque regrese a Pucela y active al equipo con su particular método de gestión que no tiene grandes secretos ni complicaciones. Su filosofía es firmar año a año y hacer balance al final de temporada para saber qué rendimiento puede seguir aportando al fútbol.

Se abre un nuevo escenario para el entrenador que necesita recuperar las sensaciones de antaño, que tiene en la convivencia con los jugadores sus mejores virtudes para explotar sus conocimientos, que tiene una personalidad muy marcada, admirado por muchos futbolistas que han convivido con él y reconocen que hoy son más completos porque no todo está en el talento y la táctica en la alta competición. Una fuerte mentalidad es lo que le gusta inyectar a este técnico.

placeholder José Luis Mendilibar durante un partido con el Eibar. (Efe)
José Luis Mendilibar durante un partido con el Eibar. (Efe)

José Luis Mendilibar es el entrenador que tiene muy claro de dónde viene y a dónde tiene que ir, aunque parezca que va contracorriente. “Yo vengo de otra época, de otro fútbol en el que los futbolistas teníamos un par de botas o, a lo sumo, dos para jugar toda la temporada. Y yo me acuerdo de llevarlas a arreglar al zapatero”, es una de las frases que definen quién es y cómo piensa Mendilibar.

La sencillez y la eficacia

Ha dejado huella. Los que conocen y han trabajo con ‘Mendi’ hablan de un entrenador que les pide darse de leches en los entrenamientos y luego ya pueden pasar a los abrazos y los besos. Hay otra de las reflexiones célebres que definen su forma de trabajar y ver el fútbol moderno: “Hoy un campo de entrenamiento parece un aeropuerto que está lleno de conos, muñecos, vallas, cinturones para hacer arrastres… Igual que los porteros, que si pelotas de tenis… Cualquier día alguien empezará con bolas de golf. Estamos perdiendo la sencillez del fútbol”.

Mendilibar es el aroma del fútbol antiguo. El de Zaldívar apela a la sencillez y la eficacia. Un día le preguntaron por el espectáculo, el entretenimiento y cómo hacer un juego atractivo y fue contundente en su afirmación: “Parece que el fútbol, hoy en día, solo es tocarla. Parece que solo juega bien el Barcelona y los demás somos unos zoquetes. Al fútbol se juega de muchas maneras y defender bien también es jugar bien al fútbol”. Pero es precisamente esto, el otro motivo deportivo, el que ha llevado al Eibar a hacer una mala temporada. No solo la falta de público en Ipurua y que el equipo haya perdido el alma por haber tenido restricciones que limitan las horas de convivencia.

Letizia Gómez, periodista del Diario Vasco y el El Correo, sigue el día a día del Eibar y conoce al técnico vasco. Habla de un equipo de autor y sus fallos: “A Mendilibar esta temporada le he visto muy cansado. Ha habido momentos en los que le ha faltado autocrítica. Desde el año pasado estaba afectado porque el Eibar es un equipo que necesita hacer familia. Este año los jugadores han venido por separado, entrenaban, se iban a casa a ducharse… Como todos los equipos, pero en el Eibar afecta más. La planificación deportiva también ha sido mala con la venta de jugadores y la salida de otros en el mercado de invierno, pero en lo deportivo el sistema defensivo ha empeorado. Lo achacó en gran parte a la retirada de Iván Ramis”. El defensa mallorquín colgó las botas, a los 35 años, por culpa de las lesiones. “Sin Ramis ya no se defiende igual. Ponía la línea defensiva casi en el círculo central, todos presionaban fuerte, robaban y era un equipo incómodo. Con el balón largo, esta temporada le han cogido las espaldas a la defensa. Mendilibar ha muerto con su estilo”, comenta Letizia.

Foto: Guardiola, después de ganar la reciente Carabao Cup. (Reuters)

A José Luis Mendilibar, que antes de la pandemia solía salir a tomar vinos por la ciudad con sus amigos, no le importa que se diga de él que es el anti entrenador moderno por el poco uso de la tecnología o sus métodos de toda la vida. Los 27.000 habitantes de Eibar están orgullosos con los últimos siete años de su equipo y el trabajo del entrenador de Zaldívar por competir contra presupuestos millonarios y ver a un equipo que se dejaba la piel. Han disfrutado y dan las gracias a ‘Mendi’. Un entrenador que cuando le preguntaron que si el Atlético de Madrid era el equipo del pueblo, ¿qué era el Eibar? La respuesta fue clara: “Me parecen jilipolleces”.

El entrenador antiguo es una especie en extinción. El referente siempre es y será Luis Aragonés, que tenía más de sabio que de vanguardista. Solo hace falta hablar el mismo lenguaje que se emplea en los partidos de barrio y tener liderazgo. Los jugadores lo entienden todo sin necesidad de tantas instrucciones y estrategias. Pero todavía queda alguno en España, que no solo no le importa que le califiquen de esta manera, sino que, aún en las malas, presume de ello. Es lo que ocurre con José Luis Mendilibar (60 años), un técnico que traga la frustración que supone el descenso del Eibar a la Segunda división porque en su manual, como en el del sabio Luis Aragonés, es más importante la convivencia que un ordenador, una tablet, monitor o cualquier otro soporte tecnológico para contrarrestar las virtudes del adversario.

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