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Lo del Real Madrid no tiene perdón: historia de una histeria con el gol y otros problemas
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Lo del Real Madrid no tiene perdón: historia de una histeria con el gol y otros problemas

La ineficacia del Real Madrid en ataque pone en jaque a Carlo Ancelotti, que no es capaz de explicar por qué el equipo solo ha marcado un gol en los últimos tres partidos

Foto: Benzema durante el partido contra el Betis. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Benzema durante el partido contra el Betis. (Reuters/Marcelo del Pozo)

El Real Madrid no tiene perdón por estar tres partidos seguidos sin ganar. Por pasar de marcar cinco goles a uno, de un canterano, en el descuento del derbi. Por no disparar a portería en el Clásico de Copa del Rey. Por el extraño bajón de Benzema y porque el sistema ofensivo está supeditado a Vinícius. Hay tantas cosas en los últimos partidos por las que el equipo de Ancelotti no tiene una explicación lógica que lo que más duele en el madridismo es la sensación de que al Barcelona, levantadas las alfombras del caso Negreira y con los árbitros posando en la Federación para defender su honradez, le beneficia que Alberola Rojas en el campo y Jaime Latre en el VAR no vean penalti en la acción de Kessié a Fran Pérez.

Ancelotti tiene razón cuando reconoce que al equipo le falta eficacia en ataque. No dice nada diferente que no vea cualquier aficionado, pero el italiano no tiene perdón si pretende hacer ver que la falta de gol es por culpa de los errores de los delanteros. Dice Ancelotti que "hacemos un pase más de lo que debemos hacer, demasiadas paredes, que intentamos regatear cuando no debemos o tirar un pase cuando debemos tirar a portería". Si este es el diagnóstico del máximo responsable del equipo, del que trabaja a diario con los futbolistas para afinar los conceptos y automatismos de ataque y defensa, mal asunto. El síntoma es el de un equipo nervioso en la finalización.

placeholder Fede Valverde en una acción durante el partido contra el Betis.
Fede Valverde en una acción durante el partido contra el Betis.

El juego ofensivo del Real Madrid está en una fase de histerismo. Contra el Atleti, el pequeño milagro llega con un gol de cabeza de Álvaro Rodríguez. En el Clásico de Copa en el Bernabéu, sufre un colapso y es incapaz de chutar a la portería de Ter Stegen. La ineficacia ante el Betis la explica el entrenador como un "problema colectivo de decisiones individuales". Los giros que da Ancelotti para no decir que se le ha caído Benzema, que le aguanta todo el partido en el campo, rezando para que se le ocurra alguna genialidad o cace una pelota son extraordinarios. La crisis de Benzema, espeso y sin puntería, es la histeria del Real Madrid en ataque.

A la espera del Liverpool

El Real Madrid no va a tener perdón ni excusas como no mejore de aquí en una semana y recupere el olfato de gol y la solidez atrás. Ancelotti habla de que están bien en defensa y se olvida de una parada salvadora de Courtois contra el Betis en una pérdida de balón de Lucas Vázquez. El partido contra el Liverpool ha pasado de ser un día festivo a no tener claro si llegara con el colchón de tres goles de ventaja. El escenario ha cambiado. En el mismo día que el Madrid confirmó que entra en sequía, los de Jürgen Klopp le hicieron siete goles al Manchester United.

Foto: Achraf Hakimi en un partido del PSG. (EFE/Mohammed Badra)

A pesar de ponerle corazón, ritmo y ganas en la segunda parte en el Villamarín, se vio un Real Madrid deslavazado en la construcción, yendo a empujones y a la desesperada. Sin claridad. Para llegar al gol hay que tener más control del juego en el centro del campo y aquí ya no gobierna los partidos el Madrid. Ni encuentra la inspiración y tampoco hay jerarquía. El Betis jugó sin Canales y Fekir, y no lo aprovechó. Como tampoco lo hizo en el Clásico de Copa ante un Barcelona sin Pedri, Dembélé y Lewandowski. Ya no está claro quiénes son los mejores para jugar en el centro del campo.

El rendimiento de Tchouaméni es malo tras el Mundial. El gigante centrocampista francés es vulnerable, no se parece en nada al atleta todopoderoso, recuperador, box to box, con el que se frotaba las manos el club. Fue sustituido en la segunda parte por Ceballos. Hay añoranza de Casemiro. Al Real Madrid también se le ha caído el centro del campo y Ancelotti da bandazos con Camavinga. El chico juega mejor en la posición de mediocentro y contra el Betis le vuelve a colocar en el lateral izquierdo. El momento de forma y juego de Camavinga es mejor que el de Tchouaméni. Ninguno de los dos acabó el partido en el Villamarín, y Kroos lo finalizó de pivote. En un día en el que Modric era baja por sanción, los que tienen que coger el relevo no dan motivos para jubilar al croata.

Ni Asensio ni Hazard

Arriba ya no juega ni Marco Asensio. Sale antes Álvaro Rodríguez como revulsivo en busca de un milagro. Por no hablar de Hazard. El belga calienta banquillo y no está ni se le espera. En un Real Madrid sin gol se podía esperar que estuviera enchufado y comprometido. Su situación es la de un jugador que cuenta los días para sentarse con el club y ver cómo resuelve el contrato que le queda por cumplir. De alguna manera tendrá que salir, al estilo Bale, si es necesario, sin ingresar ni un euro y asumiendo parte de su elevado sueldo. Ancelotti ha finiquitado la temporada de Hazard.

Es la historia de un Real Madrid reñido con el gol por la crisis de Benzema, las malas decisiones individuales y las colectivas que competen al entrenador. También las que tienen que ver con la planificación de un club que no se lanza al mercado para fichar un delantero y contrata a la joven promesa Endrick para dentro de más de un año. Son nueve puntos los que tiene que remontar en la Liga y la visita al Camp Nou dirá qué opciones tiene el Real Madrid en la Liga.

El Real Madrid no tiene perdón por estar tres partidos seguidos sin ganar. Por pasar de marcar cinco goles a uno, de un canterano, en el descuento del derbi. Por no disparar a portería en el Clásico de Copa del Rey. Por el extraño bajón de Benzema y porque el sistema ofensivo está supeditado a Vinícius. Hay tantas cosas en los últimos partidos por las que el equipo de Ancelotti no tiene una explicación lógica que lo que más duele en el madridismo es la sensación de que al Barcelona, levantadas las alfombras del caso Negreira y con los árbitros posando en la Federación para defender su honradez, le beneficia que Alberola Rojas en el campo y Jaime Latre en el VAR no vean penalti en la acción de Kessié a Fran Pérez.

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