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Gloria al Real Madrid de Vinícius: engrasa la máquina que golea al Liverpool (2-5)
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Gloria al Real Madrid de Vinícius: engrasa la máquina que golea al Liverpool (2-5)

El Real Madrid da una exhibición de poderío en la victoria contra el Liverpool con un Vinícius descomunal. Rescató y cambió el equipo cuando estaba en la lona con dos goles en contra

Foto: Vinícius celebra un gol al Liverpool en Anfield. (EFE/Peter Powell)
Vinícius celebra un gol al Liverpool en Anfield. (EFE/Peter Powell)

El Real Madrid deja su huella en Anfield. Hace otro de esos partidos que lo definen como el equipo que mejor compite del mundo. Es una historia que por mucho que se cuente y se repita, sigue siendo asombrosa. Está muerto y resucita. No se rinde cuando parece caer en la lona, se levanta y remonta. Es una máquina de competir y en Anfield la engrasó Vinícius con un partido estelar. Marcó dos goles, ambos para empatar el partido en una situación de angustia, provocó la falta del tercer gol y dio la asistencia del quinto. El Real Madrid pasó de estar grogui a ser rescatado por el brasileño y darse un festín con un doblete del brasileño, otros dos tantos de Benzema y uno de Militao. Queda la vuelta en el Bernabéu y en fútbol todo es posible. Pero la goleada —cinco goles— y la forma en que se produjo ponen al equipo de Ancelotti con pie y medio en los cuartos de final de la Champions.

Vinícius se consagró en Anfield como uno de los mejores futbolistas del mundo. El brasileño rescató a su equipo en un primer tiempo que iba para catástrofe. El Liverpool entró más enchufado y el Madrid, frío. En los dos primeros goles del equipo inglés, faltó tensión en la defensa y en Courtois, con fallos de atención y nervios. Con dos goles en contra se agigantó Vinícius en un escenario de presión, ante un rival más agresivo, con sus compañeros despistados, inseguros y un juego titubeante. Es la gloria de Vinícius. No entiende de miedos, va a todo, se atreve con cualquier cosa, busca siempre cómo hacer daño. Lo consiguió en una primera parte loca con errores groseros de los dos porteros.

placeholder Benzema celebra un gol con Carvajal. (EFE/EPA/Peter Powell)
Benzema celebra un gol con Carvajal. (EFE/EPA/Peter Powell)

Empezó pegando primero el Liverpool en un centro de Salah que conectó con Darwin Núñez. El uruguayo le ganó la espalda a Militao y remató de tacón. Courtois hizo la estatua. Salah era una pesadilla para Alaba. El peligro del Liverpool llegaba por la banda izquierda con el egipcio y los centros de Alexander-Arnold. El gol mostró a un Real Madrid nervioso, con juego titubeante, sin amenaza. El Liverpool olió ese miedo y Salah, que juega contra el Real Madrid para ajustar cuentas, aprovechó un regalo de Courtois. El portero belga se hizo un lío en un balón atrás que le llegó de Carvajal. Lo quiso acomodar con el pecho y la rodilla, se le fue y ahí estaba Salah para empujar el balón. No es normal que un portero de esta categoría cometa esta pifia. Era el reflejo de un Madrid inseguro, incómodo.

El brasileño, imparable

Lo sacó del túnel el futbolista que más se atreve y no para de intentarlo. Vinícius sorprendió con un latigazo, con rosca y ajustado, a Alisson. Un golazo del brasileño que metió al Real Madrid en el partido. Mejoró el equipo de Ancelotti, empezó a notar el latido competitivo, a enterarse de que estaba en su competición, que es el campeón de la Champions. Se contagió de la sangre de Vinícius. El partido se abrió, se equilibró y el Liverpool tuvo una ocasión clara para marcar el tercero en una jugada embarullada. Sacó el balón Militao en el disparo de Darwin Núñez. En la jugada se lesionó Alaba y entró Nacho para ocupar el lateral izquierdo.

Foto: ¿Cuándo juega el Real Madrid contra el Liverpool la vuelta de octavos de Champions? (EFE/EPA/Peter Powell)

Todo lo bueno que podía pasar era buscar a Vinícius. Sucedió. El brasileño tuvo otra ocasión de peligro en un disparo que obligó a Alisson a hacer una buena parada. El autor del gol en la final de la Champions en París era un tormento. La fe que tiene, su confianza, le hizo ir a presionar un balón al portero del Liverpool. Le hizo dudar. Alisson despejó y el balón impactó en el tacón de Vinícius. El balón entró dibujando una volea. Era su doblete, el Madrid igualaba un partido que se le puso cuesta arriba y pudo irse al descanso ganando con un peligroso centro de Vinícius al segundo palo que despejó Robertson cuando llegaba Rodrygo.

El Real Madrid entró mejor en la segunda parte. El Liverpool notó el efecto demoledor de Vinícius, perdió la confianza. El estado de ánimo cambió a favor de un Madrid que marcó el tercer gol en el inicio del segundo periodo. Otra vez Vinícius en el ajo. Joe Gómez le hizo una falta, la ejecutó Modric, con un balón centrado al área. Entró Militao, solo, para marcar de cabeza ante la pasividad del Liverpool. El Real Madrid le dio la vuelta a un partido que parecía ir para carnicería. La cara de Klopp era un drama, de no entender nada, de por qué se estaban rindiendo sus jugadores.

El culpable es Vinícius y su osadía. Se echó a sus espaldas el equipo en una situación crítica, demostrando que su progresión está en la definición y que no le pesa la camiseta en escenarios exigentes. El miedo pasó a las filas del Liverpool y el Real Madrid no perdonó. Una combinación entre Rodrygo y Benzema acabó en el cuarto gol. Lo marcó Benzema tras un disparo que pegó en Joe Gómez. Lo desvió y sorprendió a Alisson. Vinícius estaba tan metido en el partido, con tanto ímpetu, que vio la tarjeta amarilla por cortar el saque de una falta.

Lo mejor estaba por llegar en el quinto gol. Un jugadón, una obra de arte que silenció Anfield. La jugada tiene su origen en un robo de Modric, el que no tiene claro su continuidad en el Real Madrid. Una contra en la que el croata fue imparable. El pase vertical conectó con Vinícius, acompañado a la carrera por Benzema. El brasileño asistió al francés y la definición fue exquisita. Benzema esperó a que saliera Alisson, lo recortó, con frialdad, pausa y definió. El Real Madrid con puño de hierro tumbó al Liverpool. Los de Klopp volvieron a padecer la fuerza competitiva del Real Madrid en Europa.

El Real Madrid deja su huella en Anfield. Hace otro de esos partidos que lo definen como el equipo que mejor compite del mundo. Es una historia que por mucho que se cuente y se repita, sigue siendo asombrosa. Está muerto y resucita. No se rinde cuando parece caer en la lona, se levanta y remonta. Es una máquina de competir y en Anfield la engrasó Vinícius con un partido estelar. Marcó dos goles, ambos para empatar el partido en una situación de angustia, provocó la falta del tercer gol y dio la asistencia del quinto. El Real Madrid pasó de estar grogui a ser rescatado por el brasileño y darse un festín con un doblete del brasileño, otros dos tantos de Benzema y uno de Militao. Queda la vuelta en el Bernabéu y en fútbol todo es posible. Pero la goleada —cinco goles— y la forma en que se produjo ponen al equipo de Ancelotti con pie y medio en los cuartos de final de la Champions.

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