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Laporta, el locuaz aliado de Florentino Pérez que calla como Bartomeu
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el presidente del barça no habla

Laporta, el locuaz aliado de Florentino Pérez que calla como Bartomeu

La Superliga se presentaba como el oasis en el desierto y no hay que olvidar que Laporta ya sufrió hasta el último minuto para conseguir los avales para ser proclamado presidente

Foto: Joan Laporta, presidente del Barcelona. (Efe)
Joan Laporta, presidente del Barcelona. (Efe)

En el último año han pasado tantas cosas impensables que el cisco de la Superliga nos ha pillado entrenados. Y aún así, de todo el jaleo, lo que seguro que pocos esperaban es que el mejor, y único aliado que le quede a Florentino Pérez, sea Joan Laporta. El recién elegido presidente del FC Barcelona se ha mantenido fiel a su homólogo madridista contra todo pronóstico. Él, el macho alfa como le calificaba con tino su oponente en las elecciones Víctor Font, ha aceptado el papel de subordinado del presidente blanco y ahora cuando todo se ha ido al garete renuncia a saltar del barco. Él, que fue capaz de hablar en su discurso de investidura durante 45 minutos sin tener un papel delante, él que que gritaba ¡al loro! levantando el dedo índice y hacía callar a quien osara llevarle la contraria, se niega ahora a hablar y se refugia en un breve comunicado mientras los socios que le votaron y los seguidores que le adoran se preguntan qué leches está pasando para que no diga ni pío.

La única respuesta lógica es que se ha encontrado un Barça peor del que se imaginaba, que la ruina es tan enorme que se ha visto obligado a pasar por el aro y rendir pleitesía a Florentino Pérez, que necesita dinero urgentemente para poder sentarse a negociar el contrato con Messi y prometerle algún fichaje que le ayude la próxima temporada. A falta de explicaciones por su parte y de la opacidad de su junta directiva, sus actos son los que hablan y desde el pasado 17 de marzo cuando tomó posesión del cargo, este Laporta es irreconocible en el fondo y en las formas. Un Laporta mudo y de la mano de Florentino.

Foto: José Castro, presidente del Sevilla, tras ganar la Europa League. (EFE)

Ni siquiera la filtración interesada desde el club a última hora de la tarde del martes, cuando el proyecto de la Superliga ya hacía aguas, de que la firma del Barça estaba supeditada al beneplácito de los socios compromisarios, cuela. Sobre todo porque el lunes, en el comunicado que emitieron proclamándose orgullosos fundadores del proyecto, no decía nada de preguntarle a los socios, ni una palabra, ni una referencia, nada. La presunta cláusula de escape se omitió en el escrito deliberadamente este lunes, cuando aún todo parecía posible y la Superliga iba a ser la gran super revolución de la que el Barça iba a formar parte. Con el super fiasco continua el silencio absoluto, esperando quizás a tener algo bueno que comunicar que tape las miserias y deseando seguro que escampe el temporal y la masa sea olvidadiza.

placeholder Laporta y Florentino. (Efe)
Laporta y Florentino. (Efe)

Ronald Koeman, que desde que llegó ha ido capeando tormentas como ha podido, se encontró en su primera rueda de prensa después de conseguir el título de Copa del Rey con la papeleta de volver a ser el portavoz ya no del equipo, sino del club. El técnico aprovechó para atizar a la UEFA y quitarse un muerto que no le corresponde de encima. Admitió que el presidente le había comunicado cuál era la postura del club el día anterior y poco más. Después de la gestión interminable de Tusquets y de una campaña electoral de cuatro meses en la que él era el único interlocutor válido, Koeman debió pensar que con la llegada de Laporta él podría dedicarse única y exclusivamente a lo suyo, pero un mes después de tener por fin presidente ahí estaba otra vez solo ante el peligro y sin tregua para saborear el triunfo.

Piqué, el único en mojarse

La plantilla azulgrana también se ha mantenido en silencio, como si le fuera ajeno todo este embrollo. El único en manifestarse ha sido Gerard Piqué, primero con un tweet a medianoche y después en una entrevista en Universo Valdano en Movistar + grabada antes de la desbandada de los clubes de la Premier y en la que ya se ha adelantado que no era un fan de la SuperLiga, pero en la que apunta a la teoría de la ruina económica como explicación a la adhesión de Laporta: “Como presidente del Barça está en una situación que ha heredado con una situación económica muy mala y tiene que tomar la mejor decisión para el club. Desde mi prisma como jugador creo que no es positiva para el mundo del fútbol. ¿Queremos que los Sevilla, Valencia, Nápoles, Leicester desaparezcan? Porque estos clubes van a tender a valer cero”.

El central, uno de los capitanes del equipo, es consciente de las apreturas económicas y tiene una buena relación personal con Laporta, igual que la mayoría del vestuario incluyendo a los que no le conocían de su anterior etapa, pero que en contraposición con un Bartomeu al que no tragaban, ya les parece bien. Ya veremos si continúa la buena sintonía en unos meses si los peores augurios se cumplen y club no puede afrontar el próximo mes de junio los pagos pendientes a proveedores, clubes y también a ellos, a los futbolistas que ya aceptaron cobrar en diferido sus fichas.

Foto: Florentino Pérez y Joan Laporta en el palco del Alfredo di Stéfano. (EFE/Juanjo Martín)

La deuda a corto plazo asciende a 730 millones y el Espai Barça incluyendo la remodelación del Camp Nou está en vía muerta, así que la agonía por conseguir liquidez es comprensible. La Superliga se presentaba así como el oasis en el desierto y no hay que olvidar que Laporta ya sufrió hasta el último minuto para conseguir unos avales que tampoco se ha dignado a explicar. Se le van acumulando las aclaraciones a un Laporta que ha encontrado en el silencio, igual que Bartomeu, a su mejor aliado. Quién le iba a decir a Florentino Pérez, que en El Chiringuito soltó que no le había costado nada convencer al presidente culé, que el único que no le abandonaría al final sería él.

En el último año han pasado tantas cosas impensables que el cisco de la Superliga nos ha pillado entrenados. Y aún así, de todo el jaleo, lo que seguro que pocos esperaban es que el mejor, y único aliado que le quede a Florentino Pérez, sea Joan Laporta. El recién elegido presidente del FC Barcelona se ha mantenido fiel a su homólogo madridista contra todo pronóstico. Él, el macho alfa como le calificaba con tino su oponente en las elecciones Víctor Font, ha aceptado el papel de subordinado del presidente blanco y ahora cuando todo se ha ido al garete renuncia a saltar del barco. Él, que fue capaz de hablar en su discurso de investidura durante 45 minutos sin tener un papel delante, él que que gritaba ¡al loro! levantando el dedo índice y hacía callar a quien osara llevarle la contraria, se niega ahora a hablar y se refugia en un breve comunicado mientras los socios que le votaron y los seguidores que le adoran se preguntan qué leches está pasando para que no diga ni pío.

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