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El calentón de Javier Tebas con el público en los estadios: de Fali a desafiar al Gobierno
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El calentón de Javier Tebas con el público en los estadios: de Fali a desafiar al Gobierno

Javier Tebas se pone flamenco y contradice al Gobierno. El presidente de la Liga da aliento a los clubes que puedan garantizar que haya un número de aficionados en las gradas

Foto: Javier Tebas, presidente de la Liga, con gesto sonriente. (EFE)
Javier Tebas, presidente de la Liga, con gesto sonriente. (EFE)

Se nos ha pasado el miedo y aquí el que ha quedado como un estúpido es Fali. Hace un mes, el futbolista del Cádiz se plantó. Se negó a salir de su domicilio, pasar las pruebas y regresar a los entrenamientos como todos sus compañeros. No compartía el protocolo sanitario tan elaborado por el Gobierno, la Liga y la Federación. Estaba dispuesto a dejar el fútbol y renunciar a un contrato millonario de cuatro años porque no quería poner en riesgo la salud de su familia. Si transmitía un contagio a su mujer e hijos no se lo perdonaría. “Sin vacuna, no juego”, decía Fali. Esto fue el 7 de mayo. Fali es uno más en el Cádiz. Un mes después hemos escuchado a Javier Tebas decir que se han hecho 2.500 test y “no hay ningún jugador contagiado”. El presidente de la Liga se propuso desmontar a personas y discursos precipitados como el de Fali. Se presenta como el triunfador del fútbol español.

“Muchos escupían y les caía el escupitajo en su propia cabeza”, es la postura con la que Tebas pasa factura a gente como Fali y clubes como el Eibar. La plantilla armera emitió un comunicado que no le gustó nada al presidente de la patronal. “Tenemos miedo a iniciar una actividad en la que no podremos cumplir la primera recomendación de los expertos sanitarios: el distanciamiento físico. Nos inquieta que, por hacer lo que más nos gusta, podamos contagiar, infectar a nuestros familiares y amigos e, incluso, contribuir a un nuevo brote de la epidemia”, transmitía el club eibarrés. La respuesta del guerrero Tebas, que nadaba a contracorriente en días que todavía eran duros por la cifra de contagios y fallecidos, fue delirante: “Tiene más peligro ir a la farmacia que entrenar”.

placeholder Sergio Ramos y Zidane, con mascarilla y distancia física, en Valdebebas. (EFE)
Sergio Ramos y Zidane, con mascarilla y distancia física, en Valdebebas. (EFE)

A Tebas se le ha calentado la lengua y se ve con el derecho de pasar factura a todos aquellos que celebran y están expectantes con el regreso de las competiciones españolas. “Cuando termine la temporada haré una reflexión general. Han hecho mucho daño a la industria”, soltó el presidente de la Liga en ‘Vamos’. Tebas se siente el principal triunfador de que volvamos a tener fútbol en España. Ha comentado en diferentes ocasiones que en Francia se precipitaron al cancelar la competición y que se estaban fijando en Alemania para, incluso, perfeccionar el regreso del fútbol en nuestro país. Se ha crecido. Siempre, para qué vamos a negarlo, ha hecho gala de ser el único que creía, en el peor escenario de la pandemia, que la Liga había que acabarla como fuera. Ni el Gobierno ni la Federación estaban tan convencidos y mostraban sus reticencias. Hasta que el 19 de abril, el presidente de la patronal tuvo que ceder y encontrar ese resquicio para que le aceptaran elaborar el famoso y tan estricto protocolo sanitario que nació en el Palacio de Viana.

El malestar en el Real Madrid

A Javier Tebas le sacaron la pasta Irene Lozano y Luis Rubiales, le tocaron las narices actitudes como la de Fali y el comunicado del Eibar, y un mes después se permite tener una postura fanfarrona y hasta desafiante con el Gobierno. Incluso con los medios de comunicación a los que restringe su presencia y, por ejemplo, solo permite que haya 14 fotógrafos en los estadios. Estamos ante un Tebas que se pone flamenco y contradice al Gobierno. Pedro Sánchez dice por la mañana que no habrá público en los estadios y alega criterios de igualdad de la competición y el presidente de la Liga responde, con esa lengua venenosa que le sale cuando se ve fuerte, que eso es “integritis deportiva”.

Hemos pasado del miedo de Fali y la plantilla del Eibar, más otros muchos entrenadores y futbolistas importantes de la Liga que, lógicamente, estaban asustados a tensar el debate con el regreso de aficionados. El primer presidente que se lanzó al ruedo para proponer que le dejaran abrir las puertas del estadio para que entraran los abonados fue Miguel Ángel Ramírez, de la UD Las Palmas. Tenía el OK de Tebas y el de las autoridades de Canarias. Estar en fase 3 le hace ver que hay seguridad para el retorno de los aficionados al estadio. Tebas, harto de pactar, callar y ceder, endurece su postura y desafía al Gobierno. “En el momento en el que se pueda tiene que haber aficionados en los estadios. Es muy importante para la reactivación económica de los clubes y en los sitios donde se pueda tiene que haberlos”, son las declaraciones que tocan las narices a Irene Lozano (la secretaria de Estado para el Deporte habló de adulterar la competición si existía la presencia de público en unos estadios y en otros no) y por consiguiente al Gobierno.

De pensar seriamente que no iba a haber fútbol estamos enfrascados en un polémico debate sobre la seguridad y la legalidad de que, según en que fase esté cada Comunidad, hay clubes que se pueden aprovechar de la presencia de público en las gradas. El protocolo sanitario elaborado para el fútbol tuvo una serie de privilegios para garantizar la reanudación de los entrenamientos y posibilitar la vuelta de la Liga. Se ha dinamitado. Explota con el tema de que pueda haber ya gente en las gradas y Tebas, que se ha calentado, es partidario de abrir los estadios. Con orden, como dice, pero está a favor. Al Real Madrid y su presidente Florentino Pérez, por ejemplo, le sienta fatal este giro. Nunca creyó que se plantearía este asunto y decidió priorizar el avance en las obras del Bernabéu y jugar en el estadio Alfredo Di Stéfano.

Se nos ha pasado el miedo y aquí el que ha quedado como un estúpido es Fali. Hace un mes, el futbolista del Cádiz se plantó. Se negó a salir de su domicilio, pasar las pruebas y regresar a los entrenamientos como todos sus compañeros. No compartía el protocolo sanitario tan elaborado por el Gobierno, la Liga y la Federación. Estaba dispuesto a dejar el fútbol y renunciar a un contrato millonario de cuatro años porque no quería poner en riesgo la salud de su familia. Si transmitía un contagio a su mujer e hijos no se lo perdonaría. “Sin vacuna, no juego”, decía Fali. Esto fue el 7 de mayo. Fali es uno más en el Cádiz. Un mes después hemos escuchado a Javier Tebas decir que se han hecho 2.500 test y “no hay ningún jugador contagiado”. El presidente de la Liga se propuso desmontar a personas y discursos precipitados como el de Fali. Se presenta como el triunfador del fútbol español.

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