La 'derrota' de Zidane antes de empezar y la pregunta de si Bale es peor que Vinicius

Zinédine Zidane recula con Gareth Bale y James Rodríguez. Tienen ficha, contrato de tres y dos años, buen salario (Bale cobra 17 millones de euros netos y James está en los 7 ‘kilos’), parece imposible encontrar un equipo que pague las cifras que pide Florentino Pérez (mínimo de 80 por el galés y 50 por el colombiano) y la evidencia se impone con dos futbolistas que pueden sumar a lo largo de una temporada en la que parten con un rol secundario y pueden acabar protagonizando una de esas historias épicas que tanto le apasionan al madridismo. En este verano extraño en la Casa Blanca, sin revolución y construyendo el proyecto sobre la vieja guardia (Keylor Navas, Marcelo, Modric, Kroos, Isco, Benzema...) los dos señalados por el técnico consiguen un armisticio. Y más con la lesión de la 'estrella' Hazard, que no estará este sábado ante el Celta de Vigo (17:00 horas en Balaídos).

Zidane aparca las hostilidades con dos futbolistas que no estaban en sus planes y, a la espera de la recta final del mercado de fichajes que depare la sorpresa con cualquier tipo de fórmula, tendrá que volver a poner buena cara y tender la mano. Son activos del club y buenos jugadores. Muy aprovechables y Zidane, muy a su pesar, lo sabe. ¿Es peor Bale que Vinicius? ¿Se puede permitir prescindir del gol y la experiencia de ambos? No. Más cuando se le lesiona de gravedad Marco Asensio y Eden Hazard el día antes de jugar contra el Celta. Bale y James pasan a ser comodines de lujo en una mala planificación, que empezó en marzo, y que les ponía en el mercado y con las expectativas de recaudar más de 120 millones de euros entre los dos. El Madrid no ha podido hacer caja, de momento, con ninguno ni tampoco conseguir el fichaje de Paul Pogba.

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Miguel Sánchez

Son días de aflojar en el Real Madrid. Ceder y evitar tensiones. Es la postura de un Zidane que necesita volver a ser conciliador con el vestuario y cambia el discurso duro para recuperar la empatía que tan bien le funcionó cuando pasó del Castilla al primer equipo para sustituir a Benítez. Zidane se ha dado cuenta de que tiene que volver a los orígenes y ser más un Del Bosque que un Mourinho. Un entrenador de mano izquierda, cercano a los jugadores, positivo, que sirva para subir la autoestima de un equipo que cayó en la depresión la pasada temporada y una afición que duda y le cuesta ilusionarse con el nuevo proyecto. Zidane tiene la responsabilidad. Florentino le dio la oportunidad de hacerse entrenador y ninguno otro ha tenido tanta manga ancha como él con un presidente que no habría consentido tanto poder en las decisiones de las altas y las bajas.

Una pretemporada tumultuosa

El 'pecado' de Zidane ha sido devaluar a Bale y James y se ha encontrado a mediados de agosto que el mercado se rige por otras reglas. La pretemporada ha sido dura. Pesimista. Desde que se tuvo que marchar por la muerte de su hermano en la concentración de Canadá, la lesión de Asensio, el rapapolvo del Atlético de Madrid, la resistencia de Bale a marcharse y el cuento chino, los vaivenes con el sistema de tres centrales y ahora la lesión de Hazard, el escenario se ha ido poniendo favorable para Bale y James.

Si fuera una historia de vencedores y vencidos, el perdedor es Zidane si no consigue que ninguno salga antes del 2 de septiembre. También tiene pendiente resolver el futuro de Mariano. Los agentes del galés (Jonathan Barnett) y el colombiano (Jorge Mendes) son los triunfadores y Florentino Pérez salva los muebles en su postura de no malvender a dos futbolistas que costaron entre los dos 181 millones de euros (101 de Bale y 80 de James).