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Cuando llega Monza, los ferraristas añoran a Luca Montezemolo… con memoria selectiva
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UNA FIGURA CONTROVERTIDA

Cuando llega Monza, los ferraristas añoran a Luca Montezemolo… con memoria selectiva

Las declaraciones del antiguo presidente de Ferrari sobre la situación del equipo que antes dirigía no pasan inadvertidas. Los 'tifosi' se impacientan y algunos ven en él a un redentor

Foto: Montezemolo, en sus días como peso pesado de Ferrari. (Reuters/Mas Rossi)
Montezemolo, en sus días como peso pesado de Ferrari. (Reuters/Mas Rossi)

Para los tifosi la cita clave de la temporada es el Gran Premio de Italia en Monza. El peso de la historia allí asociada a la mística del Cavallino es demasiado grande y para Italia, esta carrera es uno de los acontecimientos sociales y políticos del año. En ese ambiente, Luca de Montezemolo se movía como pez en el agua. No podía ser de otra forma para el italiano más glamuroso en un país no falto precisamente de gente glamurosa. Cuando Il Avvocatto aparecía en la pista situada al norte de Milán, era lo más parecido a la llegada de una estrella mundial de rock.

Desde que Montezemolo se marchara o "le marcharan" de Ferrari, está claro que a la fiesta de Monza le falta uno de sus principales animadores. Para seguir la tradición del Commendatore, el jefe rara vez aparecía más de un día. Hoy se echan de menos aquellos gestos de euforia que dedicaba a la grada, lo mismo que sus abrazos con jueces, obispos, militares y políticos. Todo ese costumbrismo italiano vestido de seda, que él sabía manejar como nadie. Es normal que, en tiempos de tribulaciones para el equipo de Maranello, los Ferraristas a menudo reclamen su regreso cual mesías salvador del equipo de sus amores. Y ojo, no ocurre sólo en Italia.

Fíjense por ejemplo lo que declaraba hace pocos días Mario Andretti, la gran leyenda del automovilismo norteamericano y ex piloto de la casa: "Ferrari necesita traer de vuelta a Montezemolo. Me siento mal por Charles Leclerc y Carlos Sainz. Están luchando por tomar las mejores decisiones, incluso estratégicamente, eso refleja cierto punto de frustración, pero también que no se tiene suficientemente en cuenta la voz de los pilotos. Estoy decepcionado con la forma en que el equipo ha sido dirigido hasta ahora y con lo que se ha hecho"

Olvido selectivo de errores

La opinión de Andretti, coincide con el sentir de muchos aficionados y observadores del paddock, ahora bien, ¿realmente sería la solución a sus desventuras, que regresara Luca di Montezemolo a la que fue su casa desde 1991 hasta 2015? El que les escribe estas líneas, es un profundo admirador de las cualidades del directivo italiano, pero al mismo tiempo, no hay que olvidar que muchos de los problemas actuales del equipo y la sequía de títulos que sufre desde 2007, tienen en él a uno de sus principales responsables.

Es una situación muy similar a la que ocurre con Ron Dennis con McLaren, al que desde muchos sitios se reclama su regreso a la escudería de Woking, al estilo del ¡Antoñete vuelve! de la plaza de las ventas. Dennis fue un gigante, sí, hizo de McLaren el mejor equipo jamás imaginado, pero sus errores finales casi se llevan por delante el imperio que su genio levantó. De Montezemolo se recuerda el ciclo glorioso de Michael Schumacher, pero se olvida, que desde que desapareció de Maranello el campeón alemán junto al jefe de equipo Jean Todt y el director técnico Ross Brawn, aquel círculo virtuoso se desvaneció.

Foto: Sainz lograba un quinto puesto para Ferrari que inicialmente no estaba en la mesa con el SF23. (Reuters/Yves Herman)

Es cierto, que en la era post-Schumacher, con Montezemolo ahora mas implicado en el día a día del equipo, Ferrari ganó el título de 2007 con Kimi Raikkonen. Pero siendo justos, aquello fue más demérito de McLaren, con su absurda guerra fraticida, que una superioridad real de los de Maranello. En 2008 con Felipe Massa, pelearon literalmente hasta la última curva por el título. Pero el efecto arrastre de los años de gloria del triunvirato Schumacher-Todt- Brawn se agotaba. En 2009, con la entrada de una nueva reglamentación, el coche fue un absoluto desastre y tocaba reorganizarse.

En 2010 las grandes ventajas que habían cimentado el dominio en el pasado de Ferrari habían desaparecido. Se acabó la ventaja de Bridgestone haciendo neumáticos específicos para Ferrari, se acabó también la electrónica propia y ahora todos tenían que llevar la misma centralita hecha por McLaren. Y para remate, se acabaron la posibilidad de hacer entrenamientos privados en sus pistas de pruebas de Fiorano y Mugello. Pero Montezemolo, después de perder in extremis el título en 2010, seguía empeñado en que la victoria era tan sólo cuestión de trabajar un poco más. Stefano Domenicali y Fernando Alonso, insistían que no era una cuestión de trabajar más, sino de hacerlo de forma muy distinta. Pero fue clamar en el desierto.

placeholder La lucha de egos entre Sergio Marchionne y Luca di Montezemolo acabó provocando su salida de Ferrari. (EFE /Martial Trezzini)
La lucha de egos entre Sergio Marchionne y Luca di Montezemolo acabó provocando su salida de Ferrari. (EFE /Martial Trezzini)

Había que decir adiós a la ingeniería de pruebas en pista y hacer fuertes inversiones en simulación, en túnel de viento, en dinámica computacional de fluidos. Cuando Montezemolo finalmente les hizo caso, se habían perdido cuatro años preciosos y cuando por fin Ferrari disponía de una infraestructura homologable a la de Red Bull, en 2014 llega un nuevo cambio reglamentario, (ahora con las motorizaciones híbridas) y vuelta a la casilla de salida. Montezemolo estaba demasiado ocupado en su batalla personal con Sergio Marchionne y la familia Agnelli, que centró demasiado sus esfuerzos en la división auotmovilística y descuidó al equipo de carreras.

El papel de comparsas

"¿Sabes de qué me arrepiento? -se preguntaba esta pasada semana Luca di Montezemolo en una entrevista-. "Que celebramos por un tercer lugar, como en Spa. Esto no es de Ferrari y el Viejo (El Commendatore) no lo habría aceptado. Jamás. Yo como aficionado, sueño con una Ferrari que no gane siempre, pero que luche por el título hasta la última carrera. Como en 1997, 1998, 1999, 2008, 2010, 2012. Se puede perder, pero como protagonistas, no como comparsas". Y no podemos estar más de acuerdo con el mensaje del italiano, pero el problema, es que sus decisiones o sus inacciones condenaron en varias ocasiones a su equipo a ese papel de comparsa.

En la misma entrevista, se veía a Montezemolo dolido por el hecho que el actual presidente John Elkann nunca le haya reclamado consejo alguno. Y ciertamente, el heredero del Imperio Agnelli, además de ser bastante desagradecido con Montezemolo, tampoco es que muestre mucho interés por las carreras de coches. De hecho, sólo cuando su hermano Lapo Elkann le reprochó públicamente su desdén por el equipo de competición, empezó a dejarse ver por los circuitos. Ahora bien, a la hora de pedir consejos, casi más que recetas de éxito, lo que mejor podría ofrecer sería experiencias personales para evitar fracasos.

Foto: Lapo Elkann, durante un acto oficial. (Reuters/Alessandro Garofalo)

Luca Cordero di Montezemolo, es alguien casi tan clave como el propio fundador de la marca en la historia de la casa del Cavallino. A la muerte hace ahora justo 35 años de Enzo Ferrari, Montezemolo resucitó una empresa moribunda hasta convertirla en una marca que en bolsa cotiza hoy más que todo el grupo Stellantis donde ahora se integra FIAT, junto a otros fabricantes como Peugeot, Chrysler, Opel, etc. Su gran acierto fue fichar a Jean Todt y posteriormente a Michael Schumacher y Ross Brawn, pero no olvidemos que sus tres empleados, le tenían casi vetado que se inmiscuyera en la gestión del equipo.

Y puestos a no quedarse sólo con la memoria selectiva de lo bueno de Montezemolo, no olvidemos por ejemplo, meteduras de pata del calibre de sustituir a un tipo tan brillante como Stefano Domenicali, por alguien manifiestamente incompetente para el puesto de jefe de equipo como era Marco Mattiacci. O incluso de haber cedido en una reglamentación híbrida que claramente perjudicaba a su equipo, subestimando las dificultades. Hay que aprender mucho de lo bueno que indudablemente hizo Montezemolo por Ferrari en la Fórmula 1, pero quizá otro tanto haya que hacerlo con sus errores.

Para los tifosi la cita clave de la temporada es el Gran Premio de Italia en Monza. El peso de la historia allí asociada a la mística del Cavallino es demasiado grande y para Italia, esta carrera es uno de los acontecimientos sociales y políticos del año. En ese ambiente, Luca de Montezemolo se movía como pez en el agua. No podía ser de otra forma para el italiano más glamuroso en un país no falto precisamente de gente glamurosa. Cuando Il Avvocatto aparecía en la pista situada al norte de Milán, era lo más parecido a la llegada de una estrella mundial de rock.

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