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Luca Cordero di Montezemolo, ¿de presidente de Ferrari a primer ministro de Italia?
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"QUE LOS EMPRESARIOS ENTREN EN POLÍTICA ES UN DERECHO Y UN DEBER"

Luca Cordero di Montezemolo, ¿de presidente de Ferrari a primer ministro de Italia?

"Los partidos actuales han fracasado. Cuando las urnas vuelvan a abrirse, como tarde en 2013, la oferta política tendrá que ser diferente". Estas palabras forman parte

Foto: Luca Cordero di Montezemolo, ¿de presidente de Ferrari a primer ministro de Italia?
Luca Cordero di Montezemolo, ¿de presidente de Ferrari a primer ministro de Italia?

"Los partidos actuales han fracasado. Cuando las urnas vuelvan a abrirse, como tarde en 2013, la oferta política tendrá que ser diferente". Estas palabras forman parte de un editorial publicado por Italia Futura, un think tank del que está detrás Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, que desde hace un tiempo viene dando señales inequívocas de que su futuro está lejos de los boxes y cerca del Parlamento.

En una Italia vacía de líderes, el perfil de un empresario de éxito que baja a la arena de la política no significa ninguna novedad para el país. Popular, bueno en los negocios y presidente de una squadra, que aunque no sea el AC Milan, es el escudo italiano en la Fórmula 1. Por si fuera poco, Montezemolo incluso también es Cavaliere del Lavoro, el título que le dio su apodo a Silvio Berlusconi. Su salario también le convierte en una excepción para la política, pues está estimado en cerca de 5 millones de euros anuales. Parece una historia condenada a repetirse. "Que los empresarios entren en política es un derecho y un deber para relanzar el país", opina el empresario.

Montezemolo ha querido salir en la histórica foto de la marcha de Berlusconi. Posó con jugosas declaraciones tanto antes como después. "Estamos al final de un ciclo político, que partía con la esperanza de grandes revoluciones liberales. Tengo la amargura de ver que quien ha tenido a su disposición la confianza de muchísimos italianos no ha conseguido cambiar y modernizar el país", indicaba en agosto el líder de la Ferrari, en unas declaraciones en las que ya se intuía que velaba armas. Poco antes de la caída, ya reclamaba "un Gobierno de salud pública". Era evidente, con estos antecedentes que algo tendría que decir de Monti, al que ha calificado como la “mejor solución (si no la única)” para la situación en la que se encuentra el país.

Desde 2009 tirando la piedra

El presidente de Ferrari viene desde julio de 2009 insistiendo veladamente en esta posibilidad a través de Italia Futura, un embrión de partido político envuelto con la piel de un think tank. Entre sus objetivos se encuentra el debate civil y político sobre el futuro del país y fomentar una renovación social, cultural y empresarial del país. Su estrategia se basa en una especie de tirar la piedra y esconder la mano. Permanece oculto, pero de vez en cuando envía un mensaje con el que recuerda que está acechando en la sombra y que la hora de su definitivo paso a la política está cada día más cercano.

El puesto de presidente del Consejo italiano sería la última muesca a una trayectoria imparable. Y es que la palabra presidente parece que le viene como anillo al dedo. Actualmente es presidente de Ferrari, como anteriormente lo fue de Fiat, de la patronal italiana Confindustria o de la Universidad Luiss, una escuela de negocios italiana. Asimismo, también ocupó puesto en el consejo de administración del diario La Stampa o de la banca empresarial de Unicredit, primera entidad bancaria de Italia.

El empresario también se deja querer. Los sondeos le sonríen, y más del 35% de los italianos estarían dispuestos a votarle pese a que él todavía no ha presentado ninguna candidatura. Empresarios y políticos también le hacen la corte. El consejero delegado de Fiat, Segio Marchionne, dijo que si se presentaba, él le votaría, porque “a Italia le hace falta” un candidato de sus características. "Mi consejo es que no lo haga, pero si el está dispuesto, nadie podrá detenerlo", añadía. No sólo en el mundo de la empresa ha recibido apoyos, sino que también algún político aplaude sus palabras.

¿Al compás de algún político?

Montezemolo es un galán y no le faltan novias políticas. Su fundación se queda en embrión y podría arrastrar a caras conocidas de la política italiana de cara a fundar una nueva formación. Uno de los aspirantes a ocupar el corazón del presidente de Ferrari es un rebelde, Matteo Renzi, alcalde de Florencia disgustado con el centro izquierda representado por su partido (PD, segunda fuerza del país).

Su ideario político le sitúa en el centro, por lo que puede jugar a llamar la atención de exponentes de todos los partidos. Basarse en ideas como "el crecimiento y en la solidaridad" de la posguerra, hablar del resurgimiento de la Italia del milagro económico y de la resurrección de las empresas en un país fundamentado en las pymes, sirve para ganarse muchos amigos y muy pocos enemigos.

Puede ser que finalmente a Montezemolo le toque bailar con las más feas (en término de escaños) y podría encabezar un partido minoritario en el que confluyan diversos exponentes de los partidos más modestos del Parlamento italiano. Por si fuera poco, hace poco también se le ha adjudicado la posibilidad de acudir a las urnas conjuntamente con el ministro estrella del Gobierno Monti, el banquero Corrado Passera. Cada palabra y cada gesto del líder de Ferrari se entiende como un guiño a una u otra de sus novias.

En definitiva, parece que el presidente de Ferrari se ha decidido a correr en el Gran Premio de las Elecciones 2013, aunque todavía esté en las vueltas de calentamiento. Por no conocerse, no se sabe ni siquiera el motor que tendrá su coche, pero a buen seguro que ocupará un lugar de honor en la parrilla de salida.

"Los partidos actuales han fracasado. Cuando las urnas vuelvan a abrirse, como tarde en 2013, la oferta política tendrá que ser diferente". Estas palabras forman parte de un editorial publicado por Italia Futura, un think tank del que está detrás Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, que desde hace un tiempo viene dando señales inequívocas de que su futuro está lejos de los boxes y cerca del Parlamento.