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Lewis Hamilton y Charles Leclerc, el disparatado intercambio de parejas del paddock
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UN RUMOR QUE TOMA FUERZA

Lewis Hamilton y Charles Leclerc, el disparatado intercambio de parejas del paddock

El británico y el monegasco parecen estar a disgusto en sus respectivos equipos. Por eso, sorprende que uno pueda desear lo que el otro rechaza, pero así es a veces la Formula 1

Foto: Por extraño que resulte el rumor, Leclerc y Hamilton podrían intercambiar volantes en 2024. (EFE/Shawn Thew)
Por extraño que resulte el rumor, Leclerc y Hamilton podrían intercambiar volantes en 2024. (EFE/Shawn Thew)

Apenas comenzada la temporada ya vemos pilotos que manifiestan abiertamente su descontento. Resulta cómico recordar que a Fernando Alonso cierto sector de la prensa le haya colgado siempre la etiqueta de "chico difícil" en las relaciones con sus equipos, cuando analizas los recientes comportamientos de Lewis Hamilton y Charles Leclerc. Es cierto que el piloto español no tiene el carácter más fácil de gestionar del paddock, pero ni mucho menos es el único que exigente en este mundo. ¿Cómo habría que calificar la actitud de un piloto, que dice que los ingenieros de su equipo han fallado porque "no le han hecho caso"? ¿Qué decir de un piloto que se salta todo el conducto reglamentario y eleva una protesta al gran jefe de su empresa, puenteando a sus dos superiores jerárquicos? Pues esto es ni más ni menos lo que tanto Hamilton como Leclerc acaban de hacer respectivamente en sus equipos.

Cabe preguntarse cómo es posible que si ambos manifiestan su disgusto con sus actuales empleadores, puedan considerar como opción interesante para su futuro intercambiar sus puestos de trabajo. De momento, estamos ante una de tantas especulaciones que circulan estos días, aunque quizá la más significativa por el perfil de sus protagonistas. Pero sean ciertos o no los rumores, lo que es indiscutible, es que no es casual que emerjan precisamente ahora al dominio público. Nunca es casual este tipo de cosas en la Fórmula 1. Siempre hay un mánager, un piloto, un jefe de equipo, etc. interesado en que un rumor vaya creciendo para medir fuerzas de cara a una próxima negociación o un pretendido fichaje.

Nada es casual

Veamos el caso de Lewis Hamilton, quien tiene que decidir en estos próximos meses si renueva con Mercedes más allá de 2023. Simon Lazenby, del diario británico Daily Express, es quien ha lanzado el rumor acerca del posible deseo de Hamilton de abandonar Mercedes y fichar por Ferrari. Todo podría ser fruto de una invención del periodista, pero es cierto que en Mercedes hay mucho mar de fondo. Las declaraciones tan abiertamente críticas a su actual equipo del siete veces campeón mundial, no han debido de sentar nada bien a su jefe, Toto Wolff, a tenor de su respuesta: "En este equipo echamos la culpa al problema, pero no a las personas". A buen entendedor, pocas palabras bastan para entender la tensión entre piloto y director de equipo.

En una situación así, este rumor a Lewis Hamilton le viene de cine, porque hace ver a su equipo que tiene alternativas en otros equipos punteros. Independiente que la difusión del posible futuro en Ferrari haya sido acordada entre el piloto y el periodista, o simplemente sea conclusión propia del último, viene a ser lo de menos. Lo importante, es que si no sale inmediatamente Hamilton a desmentirlo es porque le conviene. Aunque recientemente, el piloto británico haya hecho una especie de declaración de amor a Mercedes, diciendo lo maravilloso que ha sido desde niño la marca para él, también habló en su momento de lo mucho que le hubiera gustado en algún momento pilotar para Ferrari. ¿Con cuál de los dos Lewis nos quedamos?

placeholder Toto Wolff junto a Lewis Hamilton. (EFE/Fazry Ismail)
Toto Wolff junto a Lewis Hamilton. (EFE/Fazry Ismail)

Ahora vayamos al caso de Charles Leclerc. El piloto monegasco es compañero de quinta de Max Verstappen y debe andar muy frustrado viendo como su rival desde niño en los karts, colecciona victorias y títulos. Lógico, por tanto, que estalle contra su equipo cuando ve que no le proporciona las armas necesarias para batir a su némesis. Carlos Sainz no es que no tenga la misma ambición que su compañero de equipo, pero mientras que el español solamente compitió contra Max cuando coincidieron en Fórmula 1, el monegasco y el holandés mantienen un pugilato deportivo desde bien antes de llegar a la adolescencia.

Depende a quien se crea en los rumores que surgen alrededor de Charles Leclerc, este parece tener mucho poder en Ferrari. Tanto poder como para que le atribuyan ser el instigador del cese de Mattia Binotto y la llegada de Frederic Vasseur. Un hecho, sin embargo, que no encaja del todo con que se le atribuya también que se salte a su nuevo jefe y amigo y vaya directamente a quejarse a las primeras de cambio a John Elkann, el presidente de Ferrari. A tenor de las explicaciones, o mejor dicho no-explicaciones posteriores, parece que la historia podría ser cierta y no deja de ser delicado el asunto.

Ojo, Charles no únicamente se salta a su jefe de equipo, se salta también a Benedetto Vigna, el consejero delegado de la compañía. Algo debe de haber cierto, porque el propio Vasseur ​ha admitido que existen este tipo de reuniones cada cierto tiempo. De nuevo, no se sabe cuanto habrá de verdad en toda la rumorología de estos días, pero es evidente que al piloto monegasco y a su manager, Nicholas Todt, toda esta polémica les viene bien para meter presión.

Los riesgos de cambiar

Y así llegamos a la gran pregunta, que consiste en saber si tanto para Hamilton como para Leclerc es una buena idea intercambiar equipos. En especial, cuando el motivo de su disgusto es el mismo: la falta de competitividad de sus coches. La puerta de Red Bull por razones obvias está cerrada para ambos pilotos, pero a día de hoy tampoco hay indicadores claros que en 2024 Ferrari sea una opción más competitiva que Mercedes o viceversa. La cuestión es que más allá de cuestiones técnicas, tanto Lewis como Charles podrían encontrarse que la vida en su nuevo destino, es peor aún que en el actual.

Lewis Hamilton, al igual que en su momento Lionel Messi en el FC Barcelona o Cristiano Ronaldo en el Real Madrid, ha disfrutado en Mercedes de unas concesiones a sus caprichos de superestrella, que está por ver que le vayan a ser concedidas en su nuevo destino. Meter en cintura a un divo que ha adquirido un poder descomunal en un equipo, todos hemos visto lo extremadamente difícil que es. Hablamos de deportistas con tanta clase, que el éxito del grupo depende de su participación individual, mucho más allá de lo deseable. Cuando un deportista se sabe imprescindible, a menudo abusa y abusa de su situación, hasta que un día la cuerda termina por romperse.

placeholder Formula One F1 - United States Grand Prix - Circuit of the Americas, Austin, Texas, U.S. - October 23, 2022 Red Bull's Max Verstappen celebrates on the podium after winning the United States Grand Prix with second placed Mercedes' Lewis Hamilton, third placed Ferrari's Charles Leclerc and Red Bull advisor Helmut Marko REUTERS Mike Segar
Formula One F1 - United States Grand Prix - Circuit of the Americas, Austin, Texas, U.S. - October 23, 2022 Red Bull's Max Verstappen celebrates on the podium after winning the United States Grand Prix with second placed Mercedes' Lewis Hamilton, third placed Ferrari's Charles Leclerc and Red Bull advisor Helmut Marko REUTERS Mike Segar

Es difícil pensar que una organización tan peculiar como Ferrari permitiera a Hamilton muchos de los comportamientos que a Mercedes no le ha quedado más remedio que tragar. Y luego esté el verdadero problema de fondo: ¿Es verdaderamente Hamilton la clave para que el equipo del Cavallino vuelva a ser campeón? Parece claro que no. Sería una aportación sensacional, desde luego, pero los problemas ferraristas tienen otra raíz. Y qué decir, si llegado el caso, Hamilton se viste de rojo y sus posibilidades de alcanzar su ansiado octavo título, no solamente no crecen sino que disminuyen. Que le pregunte a Fernando Alonso por su experiencia de ir con un Ferrari con la lengua fuera todo el día persiguiendo a un Red Bull.

Similar contraste podría encontrarse Charles Leclerc. Bajarse del barco de Ferrari, donde es adorado por toda su tripulación y embarcar en un equipo Mercedes con un George Russell muy consolidado, es muy arriesgado. Russell ha demostrado que puede mirar a los ojos a su compañero Lewis Hamilton sin pestañear, tiene a su favor una relación personal de años con el equipo y es un británico en una organización donde la mayoría del personal es de nacionalidad británica.

No se trata de que vayan a darle peor trato o material a Leclerc que a Russell en caso de un supuesto fichaje por Mercedes, pero desde luego, el monegasco que se olvide de ser el ombligo del mundo que a menudo le hacen ver que es en Ferrari. Los divorcios a veces enseñan, que pasada la fase inicial de enamoramiento y mariposas en el estómago, con la antigua pareja se vivía mejor que con la nueva. Hamilton y Leclerc deberían tenerlo en cuenta si están pensando hacer un "intercambio de parejas".

Apenas comenzada la temporada ya vemos pilotos que manifiestan abiertamente su descontento. Resulta cómico recordar que a Fernando Alonso cierto sector de la prensa le haya colgado siempre la etiqueta de "chico difícil" en las relaciones con sus equipos, cuando analizas los recientes comportamientos de Lewis Hamilton y Charles Leclerc. Es cierto que el piloto español no tiene el carácter más fácil de gestionar del paddock, pero ni mucho menos es el único que exigente en este mundo. ¿Cómo habría que calificar la actitud de un piloto, que dice que los ingenieros de su equipo han fallado porque "no le han hecho caso"? ¿Qué decir de un piloto que se salta todo el conducto reglamentario y eleva una protesta al gran jefe de su empresa, puenteando a sus dos superiores jerárquicos? Pues esto es ni más ni menos lo que tanto Hamilton como Leclerc acaban de hacer respectivamente en sus equipos.

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