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El laberinto de la FIA donde Mercedes y Ferrari quieren pescar en río revuelto
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EL VEREDICTO, EL PRÓXIMO LUNES

El laberinto de la FIA donde Mercedes y Ferrari quieren pescar en río revuelto

Se ha aplazado la decisión de la Federación Internacional de Automovilismo acerca de las sanciones por infringir los límites presupuestarios. La bola de nieve empieza a agigantarse

Foto: Un Mercedes y un Ferrari, en el Gran Premio de los Países Bajos. (EFE/Christian Bruna)
Un Mercedes y un Ferrari, en el Gran Premio de los Países Bajos. (EFE/Christian Bruna)

Habrá que esperar al próximo lunes para que la FIA, ente regulador del deporte, publique todo su reporte acerca del cumplimiento del tope de costes impuesto a los equipos. Quizá con buen criterio, hayan preferido que sus resoluciones no empañen el desarrollo normal del Gran Premio de Japón que se celebra este fin de semana. Sin embargo, al mismo tiempo, envía una señal de que el asunto es serio. Y en medio del lío todos barren para casa en la medida que pueden.

Como ya explicamos recientemente en El Confidencial, la polémica gira alrededor del presunto incumplimiento que dos equipos, Red Bull y Aston Martin, que podrían haber gastado más de lo 145 millones de dólares que la FIA estipula como tope de lo que puede gastar anualmente un equipo. El caso de Aston Martin parece menos relevante por tratarse de una infracción menor, el caso de Red Bull es muy serio porque la infracción podría ser cuantiosa y son los actuales campeones del mundo.

placeholder Max Verstappen, piloto de RedBull, junto a Daniel Ricciardo. (EFE/Christian Bruna)
Max Verstappen, piloto de RedBull, junto a Daniel Ricciardo. (EFE/Christian Bruna)

El que esté libre de pecado

Partamos de la base que en la Fórmula 1, todos, absolutamente todos los equipos operan al límite del reglamento y, más allá, intentando siempre que cada vez que se pasen de la raya tengan una coartada lo suficientemente sólida como para salir indemnes de posibles castigos. Por tanto, hay que dejar claro que no hay santos en este negocio. Al final, tampoco es muy diferente de cómo se opera en esta cuestión en otros deportes, donde el país, o el equipo poderoso de turno, juega con cierta ventaja. Son conocedores de que una decisión del ente regulador en su contra tiene un impacto mediático, político y económico de gran calibre.

Resulta bastante ingenuo pensar que a la FIA le va a preocupar lo mismo una dura sanción contra un equipo independiente del final de la parrilla que, por ejemplo, con Mercedes. Aparte de ser un coloso de la industria automovilista, suministra motores nada menos que a ocho coches de la parrilla. Qué decir de Red Bull (con mucha diferencia el patrocinador que más dinero invierte en el automovilismo). Si decidieran dar un portazo, se marcharían con su dinero a otra parte y quitarían cuatro monoplazas de la parrilla. Ferrari, el tercero en discordia, aunque de una década a esta parte haya perdido mucha de su influencia, históricamente no ha sido ajeno a este favoritismo. A pesar de que ahora no tiene tanto poder en las altas esferas, no dejan de ser intimidatorios.

No deja de resultar cómico ver cómo se rasgan las vestiduras las partes perjudicadas en este embrollo. Resulta difícil creer que, de una forma o de otra, tanto Mercedes como Ferrari no hayan utilizado también como Red Bull todo tipo de artimañas para gastar todo lo posible mientras no sea evidente en términos contables. Suena más bien a una competición entre las escuderías para ver quién se ha pasado más de la raya o se ha creído más impune. Si somos justos, pretender que los equipos se ajusten a un presupuesto con un reglamento como el actual, es lo más parecido a poner puertas al campo.

placeholder Hamilton posa para los fotógrafos. (EFE/Christian Bruna)
Hamilton posa para los fotógrafos. (EFE/Christian Bruna)

Así argumentó el presunto perjuicio Lewis Hamilton: "Recuerdo que en Silverstone el año pasado tuvimos nuestra última actualización. Afortunadamente, fue genial y ganamos alrededor de tres décimas. Sin embargo, luego veíamos a Red Bull casi cada carrera trayendo mejoras. Tuvieron, creo, al menos cuatro actualizaciones más desde ese momento. Si hubiéramos gastado 300.000 dólares en un suelo nuevo o un ala modificada, habría cambiado el resultado del campeonato, naturalmente, porque habríamos sido más competitivos". El razonamiento del piloto británico es de lo más lógico, pero encaja regular con lo visto en pista. A falta de dos carreras, su Mercedes dio un salto brutal en competitividad.

Nunca sabremos la verdad, pero está claro que la magia no existe y, sin incorporar novedades, un coche que se queda obsoleto no tiene súbitamente un rebrote de competitividad que lo convierta en imbatible. Si, además, coincidiera con que su Mercedes no pasó en aquella carrera satisfactoriamente las verificaciones técnicas, sembró aún más la atmósfera de sospechas. Aquel alerón trasero, que tantas suspicacias levantó por su antirreglamentaria flexibilidad, tenía que ser un elemento de nueva manufactura, difícilmente el mismo que llevaba desde mitad de temporada.

En el campo de Ferrari, ¿nadie sospecha, por ejemplo, que HAAS comience la temporada muy competitiva con un coche que parece un calco del fabricado en Maranello y que luego no haga apenas evoluciones? Son muchos los que piensan que Ferrari, a cambio de pagarles un piloto y suministrarle prácticamente el coche entero a precio de amigo, pudiera aprovechar su presupuesto disponible para utilizar el túnel de viento y la capacidad productiva de Dallara en su propio beneficio. Esta es solo una de las 1.000 posibilidades que tienen los equipos para poder evolucionar sus coches.

Los pilotos apoyan a la FIA

Fernando Alonso, quizá muy consciente de que esto es una patata caliente que le ha caído a Mohammed Ben Sulayem salió en defensa del actual presidente. "Tengo una fe muy alta para ser honesto en la labor de Mohammed", expresó rotundo el piloto español. "Creo que todavía hay algunas cosas en las que mejorar en cuestiones como la consistencia en las decisiones, pero están dispuestos a aprender y mejorar también. Por tanto, es muy positivo en comparación con el pasado”.

Sebastian Vettel se expresó en una línea parecida al darle un voto de confianza a la FIA porque admitió, al igual que Fernando Alonso, que la Fórmula 1 es un deporte muy complejo y que las cosas no son ni blancas ni negras. "Tienes que confiar en el organismo regulador, porque esto es un gran negocio y tiene que ser controlado por un ente independiente. Si ya dudas de esto, entonces no sé que es lo que viene detrás". Hay que destacar que le honra al teutón defender a la organización, porque él ha sufrido esta temporada los rigores de sus oficiales con más de una sanción.

Todos los posibles beneficiarios de las sanciones hablan en interés propio y no del deporte, por eso hay que destacar la actitud de Vettel. Todos ponen su granito de presión para que la FIA lo tenga en cuenta antes de emitir su veredicto. Fred Vasseur de Alfa-Romeo Sauber dice, por ejemplo, que 200.000 dólares sobre el tope de presupuesto es una décima adicional de competitividad en sus coches. Por su parte, Mattia Binotto de Ferrari eleva la apuesta y estiman que una violación menor del 5% del límite puede suponer hasta medio segundo por vuelta.

La lógica dicta que ante una reglamentación tan propensa a este tipo de líos, todos los equipos deberían unirse para proponer un sistema transparente. Y para que sus sanciones estén claras en su cuantía e inmediatez de aplicación. Ahora, sin embargo, los principales interesados quieren ver que pescan en el río revuelto. Después del veredicto y las indignaciones o alegrías de rigor, ya si eso nos ponemos manos a la obra, se dirán. Como siempre, 'follow the money'.

Habrá que esperar al próximo lunes para que la FIA, ente regulador del deporte, publique todo su reporte acerca del cumplimiento del tope de costes impuesto a los equipos. Quizá con buen criterio, hayan preferido que sus resoluciones no empañen el desarrollo normal del Gran Premio de Japón que se celebra este fin de semana. Sin embargo, al mismo tiempo, envía una señal de que el asunto es serio. Y en medio del lío todos barren para casa en la medida que pueden.

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