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La crisis de los misiles de la Fórmula 1 resurge en Japón, pero la bomba es el calendario
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SOSTENIBILIDAD 'NO SOSTENIBLE'

La crisis de los misiles de la Fórmula 1 resurge en Japón, pero la bomba es el calendario

El anuncio de las pruebas de misiles de Corea del Norte cruzando territorio japonés siembra de dudas el Gran Premio de este fin de semana, pero quizá haya un problema aún mayor

Foto: Se ciernen nubarrones geopolíticos para este fin de semana en Japón. (EFE/EPA/Jose Sena Goulao)
Se ciernen nubarrones geopolíticos para este fin de semana en Japón. (EFE/EPA/Jose Sena Goulao)

Por segunda vez en lo que va de temporada, una cuestión bélica siembra de nubarrones el desarrollo normal de una carrera. Si el ataque aéreo sufrido en Yeda durante el Gran Premio de Arabia Saudí con el estallido de un misil a pocos kilómetros del circuito ya resultó inquietante, no es pequeña la preocupación ante la invasión del espacio aéreo japonés por parte un misil de Corea del Norte. Igual que en el primer caso la Fórmula 1 tenía una cuota importante de responsabilidad al acudir a un país sumido en un conflicto bélico, en el caso actual está a merced de la geopolítica mundial, donde al final ningún lugar del planeta está libre de sufrir este tipo de situaciones tan preocupantes.

Pero pónganse por un momento en la piel de las familias de los miembros del paddock, que por si fuera poco castigo tener a sus seres queridos una cantidad exagerada de días fuera de casa (alrededor de 250), tienen que unir la preocupación de ver en las noticias informaciones preocupantes de este tipo. A lo segundo es difícil poner remedio porque el mundo en sí mismo es una zona en conflicto, pero si observan el calendario de esta fase final de la temporada se darán cuenta de lo insostenible que está poniéndose la situación para el personal que trabaja en la Fórmula 1. Y el problema, es que con la publicación del calendario de 2023 con 24 carreras, la cosa lejos de atenuarse se vuelve más crítica aún.

La gran mayoría de la gente que sigue todas las carreras del calendario está basada en Europa y desde que terminara a comienzos de septiembre el Gran Premio de Italia, muchos no van a poder regresar a sus casas apenas una semana hasta casi el mes de diciembre. Toda esta situación casa bastante poco con el discurso de sostenibilidad en el que se ha embarcado la Fórmula 1 porque parece que lo sostenible solo está referido a cuestiones medioambientales, pero cabe preguntarse qué mayor sostenibilidad hay que pensar un poco en las vidas del personal que sigue los Grandes Premios.

Insostenible a nivel personal

Piensen que hay muchos mecánicos que además de las 22 carreras (prácticamente una semana fuera de trabajo fuera de casa), tienen que sumarles los test de pretemporada y las pruebas de jóvenes pilotos a final de año en Abudabí. Además, no visualicemos en esos vuelos en primera clase o avión privado de pilotos y directivos, porque aquí la gran mayoría vuela en turista y como ocurre además en esta parte del año, tiene que reajustar su cuerpo a husos horarios de hasta doce horas de diferencia, con los saltos consecutivos de Asia a América y vuelta a Asia. Créanme: es de todo menos sostenible a nivel personal.

El propio Toto Wolff ya ha comenzado admitir, que, ni siquiera para el que forma parte del grupo más privilegiado, la factura personal empieza a ser asumible. "Comenzaré a saltarme algunas carreras el próximo año. Todo el equipo necesita que se revise esta cuestión. No es sostenible que nadie haga 24 carreras. Los pilotos no tienen más remedio que hacerlo, pero nosotros empezamos el lunes en la oficina y no paramos hasta pasado el fin de semana". Aunque no es del todo justa la comparativa con los pilotos, en el sentido de que para ellos sea más llevadero, el jefe de Mercedes ha puesto el dedo en la llaga, de la peligrosa factura personal que implica el crecimiento del negocio de la Fórmula 1.

Pero si cuestionable resulta este crecimiento desde el punto de vista humano, no menos dudoso resulta cuando se analiza desde el punto de vista medioambiental. Cuando haces anuncios grandilocuentes del compromiso del deporte con la sostenibilidad y el objetivo de emisiones cero, pierdes mucha credibilidad cuando presentas un calendario como el de 2024. Hay varios detalles que chirrían mucho para tener coherencia con esos objetivos, pero uno de los más llamativos es la cantidad de veces que se tiene que cruzar el Atlántico o viajar hasta Asia ida y vuelta, cuando lo que sugiere la lógica es agrupar las carreras en bloques regionales por las distintas zonas del planeta. ¿Alguien entiende, por ejemplo, en plena temporada europea, dar un salto a Canadá? ¿Tiene sentido que entre Qatar y Abudabí, que están a apenas a unas horas en coche, metas un periplo americano de cinco carreras? Es obvio que cada casilla del calendario responde a una razón política, climatológica o comercial, pero es evidente que la sostenibilidad no ha sido el factor prioritario.

placeholder Calendario provisional de Fórmula 1 para 2023 (F1)
Calendario provisional de Fórmula 1 para 2023 (F1)

Incoherencias con el mensaje

Algo parecido cabe decir con la ‘tercera sostenibilidad’ después de la humana y ecológica como es la financiera. Justo en los momentos en los que salta una polémica enorme a cuenta de los límites presupuestarios, anuncias la incorporación de dos pruebas más a un calendario ya de por sí muy cargado y la incorporación de nada menos que ¡seis carreras al sprint!. Ya hemos visto que este experimento de Liberty Media, el promotor de la Fórmula 1 no solo añade estrés y trabajo a los ya sufridos cuerpos técnicos y de intendencia de los equipos, sino que además conllevan una importante factura económica adicional en forma de accidentes.

En la época de Bernie Ecclestone, los equipos tragaban con este tipo de situaciones, porque a fin de cuentas, si el deporte facturaba más dinero a final de año, era también más dinero el que llegaba a sus arcas a la hora del reparto. Sin embargo, con los límites presupuestarios este factor empieza a tener menor relevancia. La Fórmula 1, tiene que tener mucho cuidado y no embriagarse con el éxito que está teniendo, porque la avaricia rompe el saco y se está tensando la cuerda tanto a diferentes niveles, que quizá mientras andan preocupados con el misil que sobrevuela sobre el próximo Gran Premio, a lo mejor la bomba de relojería la están activando en casa.

Por segunda vez en lo que va de temporada, una cuestión bélica siembra de nubarrones el desarrollo normal de una carrera. Si el ataque aéreo sufrido en Yeda durante el Gran Premio de Arabia Saudí con el estallido de un misil a pocos kilómetros del circuito ya resultó inquietante, no es pequeña la preocupación ante la invasión del espacio aéreo japonés por parte un misil de Corea del Norte. Igual que en el primer caso la Fórmula 1 tenía una cuota importante de responsabilidad al acudir a un país sumido en un conflicto bélico, en el caso actual está a merced de la geopolítica mundial, donde al final ningún lugar del planeta está libre de sufrir este tipo de situaciones tan preocupantes.

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