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'Segundo premio': biografía apócrifa de Los Planetas, los reyes del 'indie' español
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'Segundo premio': biografía apócrifa de Los Planetas, los reyes del 'indie' español

Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez firman este biopic atípico y lírico sobre el instinto de supervivencia de un grupo al borde de la descomposición

Foto: La banda en la película 'Segundo premio'. (BTeam)
La banda en la película 'Segundo premio'. (BTeam)

Tienen mucho de alquimia los procesos creativos grupales, de frágil estabilidad, de reacciones exotérmicas y explosiones e implosiones y de mezclar y unir y dividir y experimentar con las esencias y los elementos y los complejos. La música funciona por intuición, otro poco por teoría y otro poco de conquista, de querer descubrir más allá del mundo conocido, de la materia ya existente. Tiene mucho de poner nombres y palabras a lo que hasta ahora era inefable. Alquímico también es el cine y alquímica es Segundo premio, esta biografía apócrifa de Los Planetas, esta cosmogonía no sobre los orígenes del mayor grupo de 'indie' español que dieron los años 90, sino sobre su supervivencia pese a todo.

Banda atravesada por la languidez rabiosa de Joy Division, de The Velvet Underground -con acento 'granaíno'-, sus himnos forman parte de la configuración identitaria de una generación de hedonismo atormentado, alejado de la ligereza y despreocupación de sus hermanos mayores. El 'indie' noventero espsñol fue testigo del descubrimiento, casi por accidente, de que un grupo local de colegas podía aspirar a la vanguardia, al estudio en Nueva York, a la multinacional, sin perder la esencia callejera. Si eso es posible. Porque, ¿cuántos integrantes deben desaparecer de un grupo para que ya no pueda considerarse el mismo?


Isaki Lacuesta coescribe junto a Fernando Navarro y codirige junto a Pol Rodríguez un Segundo premio que es esencialmente lo opuesto de Bohemian Rhapsody. Ni los hitos ni las fechas importan, solo el relato mítico. No hay ni una escena dedicada a la infancia de sus integrantes, ni a cómo se conocieron en la universidad, ni cómo decidieron unir sus habilidades musicales para empezar -con otro nombre, Los Subterráneos- como teloneros de Christina Rosenvinge. Lacuesta y Rodríguez arrancan la historia in media res, en lo que un biopic perezoso y al uso sería la segunda mitad del segundo acto. Todo rima en esta película de los casi ganadores, que comienza con Los Planetas en pista de despegue frustrado hacia el éxito absoluto tras el abandono de uno de sus elementos clave, May (Stéphanie Magnin), la bajista misteriosa que siempre tocaba de espaldas y que decidió seguir con su misterio cuando el grupo alcanzó la fama. Abandonó la música y volvió a los estudios y al anonimato.

Segundo premio no se construye en base a la historia, sino a la superstición y la fábula. Trata de la fluctuación de los humores, la transmutación de Los Planetas y su intento desesperado por convivir con dos realidades contrapuestas: por un lado, la descomposición de la formación original y, por el otro lado, la composición del gran disco de su carrera, Una semana en el motor de un autobús (1998), cuyo primer tema es, precisamente, el que da título a la película y que dice en una de sus estrofas: Mirando las paredes de este cuarto/ rezando porque vengas otra vez/ y todo lo que habíamos hablado/ es todo lo que vamos a perder.

placeholder A la derecha, Stéphanie Magnin en el papel de May, la bajista huida. (BTeam)
A la derecha, Stéphanie Magnin en el papel de May, la bajista huida. (BTeam)

Por un lado, se suceden las noches en los túneles y los escenarios y los 'backstage' como búnkeres a los que solo llega la luz de los neones. Cócteles de alcohol, drogas -ni el grupo se ha cortado nunca al hablar de su uso ni la película escatima en rayas y botellines- y sexo con admiradoras se suceden en una primera parte noctámbula y circular en la que se presentan por primera vez el dúo protagonista formado por Daniel Ibáñez en el papel del cantante y compositor de la banda -aquí no se dan nombres- y Cristalino en el del guitarra, en dos de las mejores interpretaciones del año. El personaje de Ibáñez el más cerebral de los integrantes, es analítico, persistente, constante. El puente de cambio, el que se niega a aceptar el abandono de May. Carisma absoluto el de Ibáñez, que lleva sobre sus espaldas todo el peso del foco, un talento de interpretación casi documental, complementado por el magnetismo alienígena de Cristalino, el eslabón más débil, quebrado por las adicciones. Y la droga, de nuevo, como uncatalizador tanto de la creación como de la destrucción, no funciona igual para todos.

Lacuesta y Rodríguez han dirigido una película que se mueve entre el sueño y la vigilia, una película llena de poesía en la que el deseo hace avanzar más que la realidad. También reimagina la cotidianidad de unos tipos que todavía no habían abandonado las vidas de antes, del grupo que se reunía a tocar por simple necesidad de estar juntos, y que de pronto se enfrenta a la promesa de eternidad.

placeholder Otro momento de 'Segundo premio', la última película de Isaki Lacuesta. (BTeam)
Otro momento de 'Segundo premio', la última película de Isaki Lacuesta. (BTeam)

En Segundo premio todavía hay una relectura en la que ficción y realidad se complementan, se absorben y se regurgitan mutuamente. Mafo, que interpreta al nuevo batería de la banda, es integrante de Pájaro Jack, banda también 'indie' y también granadina que ha compartido escenarios y viajes con Los Planetas, e incluso los ha acompañado en alguna de sus actuaciones.

Los directores se deleitan también en las secuencias de ensayos, en las que vemos cómo se transmuta la materia, casi en directo. Como si fuesen las grabaciones de unas grabaciones reales -podrían serlo-, Lacuesta registra la reimaginación del experimento, cuando los instrumentos por separado buscan y encuentran el momento de convertirse en uno. Cómo lo artístico y lo humano se enredan en el acto creativo, cómo la colaboración es, en el fondo, una forma más de enamoramiento, de admiración, de química, al fin y al cabo. Y cómo la mezcla puede explotar. Segundo premio tiene mucho de fantasmagoría, de almas errantes que se mueven confusas por la pantalla, y a la vez transmite esa necesidad imperiosa de agarrarse a la vida, a la luz, de simplemente existir. Una de las películas más sugerentes del año.

Tienen mucho de alquimia los procesos creativos grupales, de frágil estabilidad, de reacciones exotérmicas y explosiones e implosiones y de mezclar y unir y dividir y experimentar con las esencias y los elementos y los complejos. La música funciona por intuición, otro poco por teoría y otro poco de conquista, de querer descubrir más allá del mundo conocido, de la materia ya existente. Tiene mucho de poner nombres y palabras a lo que hasta ahora era inefable. Alquímico también es el cine y alquímica es Segundo premio, esta biografía apócrifa de Los Planetas, esta cosmogonía no sobre los orígenes del mayor grupo de 'indie' español que dieron los años 90, sino sobre su supervivencia pese a todo.

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