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'Bohemian Rhapsody': consumir solamente si eres (muy) fanático de Queen
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'Bohemian Rhapsody': consumir solamente si eres (muy) fanático de Queen

Tras una larga y extenuante producción y el despido de Bryan Singer a mitad del rodaje, se estrena esta película irregular que basa su mayor atractivo en el legado musical de Queen

Foto: Rami Malek es Freddie Mercury en 'Bohemian Rhapsody'. (Fox)
Rami Malek es Freddie Mercury en 'Bohemian Rhapsody'. (Fox)

El género 'biopic' es el más predispuesto a la pereza creativa. Sobre todo cuando el guion se limita a destacar los grandes hitos en la cronología profesional del biografiado y a aderezarlos aquí y allá con anécdotas más o menos oficiales, más o menos representativas de su humanidad —o falta de—: entre la carne y la carnaza, componer un retrato robot más o menos realista de lo que hay debajo de un gran nombre. Pero 'Bohemian Rhapsody' peca de esa falta de intención o falta de atino— de adentrarse de manera más profunda y psicológica en la persona detrás del personaje, en quiénes eran Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon una vez apagados los focos, en la intimidad al quitarse el traje de estrellas de rock e integrantes de Queen. Y es que es difícil, sin acotar cronológica o temáticamente, contar algo nuevo o distinto a la historia oficial de un mastodonte cultural como Queen y, sobre todo, de un icono como Mercury, quien 27 años después de su muerte se mantiene de una actualidad solo equiparable a Lennon o Marley. El indiscutible encanto de la elegía.

La película venía precedida además por un rodaje abiertamente calamitoso del que el director Bryan Singer ('X-Men', 2000) acabó despedido después de "una ausencia prolongada" del set, una bronca que casi llega a las manos con el protagonista, Rami Malek, y una denuncia por agresión sexual. A pesar de que primero fue el director de fotografía, Newton Thomas Sigel, y después Dexter Fletcher ('Amanece en Edimburgo', 2013) quienes sustituyeron a Singer, finalmente los créditos reconocen a este último como único director de 'Bohemian Rhapsody'.

placeholder Rami Malek y Gwilym Lee, en 'Bohemian Rhapsody'. (Fox)
Rami Malek y Gwilym Lee, en 'Bohemian Rhapsody'. (Fox)

Pero más que los problemas entre bambalinas, lo que trasluce 'Bohemian Rhapsody', que no es ni mucho menos un desastre, es una propuesta demasiado convencional y formularia, justo lo opuesto al espíritu Queen, a la experimentación, falta de complejos y barroquismo de un grupo cuyo máximo empeño tanto en el plano musical como estético fue distanciarse de la norma. Además, la idea de tomar como punto de partida y punto de cierre la actuación de Queen en el concierto multitudinario Live Aid del 13 de julio de 1985 carece del peso necesario como para convertirse en el clímax de la película, sobre todo cuando la primera escena ya adelanta la resolución del conflicto final, una decisión de montaje dificil de justificar.

Es un 'biopic' demasiado formulario para un grupo que siempre abanderó el salirse de la norma

Sin embargo, es difícil que los fanáticos de la banda no encuentren 'Bohemian Rhapsody' disfrutable cuando la película repasa la génesis de himnos intemporales como aquel del que toma el título el filme, 'We Will Rock You', 'I Want To Break Free', 'Another One Bites The Dust', 'We Are The Champions' y 'Radio Ga Ga'. Al menos, este no es otro 'biopic' engolado y cargante de, pongamos, Winston Churchill. Pocos grupos pueden presumir de un repertorio tan amplio de temas tan populares que han llegado a trascender el propio nombre del grupo.También juega a favor el carisma de Malek y sus compañeros de reparto (Gwilym Lee, Ben Hardy y Joseph Mazzello), que logran que las tensiones del rodaje no hayan traspasado a la pantalla.

placeholder El momento estelar en el que Queen actúa en el Live Aid. (Fox)
El momento estelar en el que Queen actúa en el Live Aid. (Fox)

A 'Bohemian Rhapsody' también le cuesta encontrar el punto de vista desde el que contar la historia: el peso de Freddie Mercury como piedra angular es indiscutible, pero la película titubea a la hora de elegir entre centrarse en la faceta más personal del cantante o reflejar la trayectoria del grupo con la metodología de un libro de Historia. Desde el nacimiento de la banda en 1970, cuando Mercury, entonces Farrokh Bulsara, trabajaba como maletero en el aeropuesto de Heathrow, hasta su negociación fallida con EMI —Mike Myers reaparece en el papel del desagradable directivo Ray Foster—, la grabación en 1975 en Rockfield Farm de 'Bohemian Rhapsody', "un disco de rock 'n' roll con la grandeza de la ópera", las primeras giras por Estados Unidos, las disensiones entre los miembros por las aspiraciones de Mercury en solitario y la participación de la banda en el concierto benéfico contra el hambre Live Aid, en el que todo aquel que era alguien dentro de la industria debía actuar. Por cierto, la película reproduce casi en tiempo real la actuación de Queen en Wembley, como si fuera el directo de un grupo tributo, canción tras canción.

placeholder Cartel de 'Bohemian Rhapsody'.
Cartel de 'Bohemian Rhapsody'.

Más allá de la historia oficial de Queen, el filme gana interés cuanto más se centra en las contradicciones y aristas entre Mercury como estrella del rock y Bulsara como hijo de una familia parsi con dificultades para aceptar su propia sexualidad —su novia Mary, interpretada por Lucy Boynton, estuvo muy presente en la vida del cantante hasta sus últimos días— y digerir el éxito. 'Bohemian Rhapsody' retrata, por un lado, a un Freddie Mercury (Malek) excesivo, creativo e histriónico, pero que a la vez es un hombre solitario y manipulable, que acaba dejándose arrastrar por el lado más oscuro de la fama y por las sanguijuelas que se alimentan de las debilidades de quienes dejan de pisar suelo. Tampoco incide excesivamente en su aceptación del diagnóstico del sida y obvia los últimos años del grupo antes de la muerte de Mercury en 1991: obviar el final de la formación original de una banda cuando el relato se centra en la trayectoria de la misma es una decisión cuestionable. Un 'biopic' templado que seguro disfrutarán los más fanáticos de Queen.

El género 'biopic' es el más predispuesto a la pereza creativa. Sobre todo cuando el guion se limita a destacar los grandes hitos en la cronología profesional del biografiado y a aderezarlos aquí y allá con anécdotas más o menos oficiales, más o menos representativas de su humanidad —o falta de—: entre la carne y la carnaza, componer un retrato robot más o menos realista de lo que hay debajo de un gran nombre. Pero 'Bohemian Rhapsody' peca de esa falta de intención o falta de atino— de adentrarse de manera más profunda y psicológica en la persona detrás del personaje, en quiénes eran Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon una vez apagados los focos, en la intimidad al quitarse el traje de estrellas de rock e integrantes de Queen. Y es que es difícil, sin acotar cronológica o temáticamente, contar algo nuevo o distinto a la historia oficial de un mastodonte cultural como Queen y, sobre todo, de un icono como Mercury, quien 27 años después de su muerte se mantiene de una actualidad solo equiparable a Lennon o Marley. El indiscutible encanto de la elegía.

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