Es noticia
La sangrienta y olvidada aniquilación de los guanches a manos de los castellanos
  1. Cultura
Reportaje

La sangrienta y olvidada aniquilación de los guanches a manos de los castellanos

Santiago Díaz cuenta en la novela 'Los nueve reinos' la conquista de Tenerife a finales del siglo XV, una historia real "enterrada" y prácticamente desconocida en la península

Foto: La estatua de Bentor, el último mencey de los guanches, en el mirador del lance de Tenerife (Rubén Plasencia)
La estatua de Bentor, el último mencey de los guanches, en el mirador del lance de Tenerife (Rubén Plasencia)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El mencey Bencomo mira a sus hombres, altos, rubios y fornidos, pero que solo llevan piedras en las manos para defenderse. Enfrente, miles de soldados castellanos bajitos y morenos, pero con las armas más punteras de la época. El paisaje: el enorme terreno que hoy ocupa la localidad tinerfeña de San Cristóbal de La Laguna y que se ve en todas sus dimensiones desde el mirador de Jardina. En 1495, sin embargo, solo hay vegetación y la mirada del majestuoso Teide, también llamado Cheide y donde vivía Guayota, el diablo. Las tropas de las dos civilizaciones chocan. Se produce una carnicería. Ganan los castellanos. Es el principio del fin de los guanches, quienes habían habitado la isla canaria desde el siglo I a.C. Nunca más volverán a mandar en ella y desaparecerán.

Este pasaje, completamente real, lo cuenta ahora el escritor y guionista Santiago Díaz -su hermano es Jorge Díaz, uno de los Carmen Mola- en el novelón (casi 600 páginas) Los nueve reinos (Alfaguara). Aborda desde la aventura, el romance, la épica bélica y la historia con mayúsculas lo que ocurrió en Tenerife desde finales del siglo XV a las primeras décadas del siglo XVI, cuando los castellanos comandados por los Reyes Católicos conquistaron la isla y acabaron con quienes habitaron allí durante quince siglos. Una historia que, como incide el propio escritor, “está enterrada”. Sobre todo en la Península, donde suena bastante desconocida.

Díaz juega con la ficción, pero va intercalando muchos elementos reales de lo que él define como “una aniquilación” de un pueblo que “fue masacrado y esclavizado”. En dos años, de 1494 a 1496, los castellanos, a cuya cabeza estaba Alonso Fernández de Lugo -que moriría unas décadas después en La Laguna-, destruyeron a los guanches en tres batallas. La primera la perdieron -la conocida como Matanza de Acentejo-, la segunda, la de La Laguna la ganaron (los castellanos se vieron beneficiados en gran parte por la gripe que contagió y mató a unos 6.000 guanches) y la tercera prácticamente fue un paseo para Castilla. Esta acabaría además con el suicidio de Bentor, el hijo de Bencomo, desde lo que hoy se conoce como el Mirador del Lance que tiene unas extraordinarias vistas al valle de la Orotava. Bentor será el último mencey guanche libre. Es curioso que en la actualidad dos poblaciones de la zona lleven los nombres de La Matanza -por la batalla perdida por los castellanos- y La Victoria -por la ganada por los castellanos. También hay quien dice que debería ser al revés.

El autor Santiago Díaz junto a la estatua de Bencomo en La Candelaria (Rubén Plasencia)

Una civilización desaparecida

Además de por las batallas, Los nueve reinos es una interesante aproximación para conocer a esta población isleña ya desaparecida. El propio Díaz dio con ella casi de casualidad hacia 2018 a partir de un artículo sobre la momia guanche -era una civilización muy buena con el embalsamamiento de los cuerpos, al igual que los egipcios- que acababa de llegar al Museo Arqueológico Nacional desde el Antropológico. “Yo creo que debería de estar en Tenerife, aunque tampoco me quiero mojar porque no tengo toda la información”, comenta antes de nada para evitar cualquier polémica sobre la descolonización museística.

A partir de ahí empezó a leer y a extraer información “de fuentes castellanas, lo cual siempre es un poco partidista”, restos arqueológicos y a elucubrar hipótesis como que la llegada de los guanches a Tenerife se debió a un motín en un barco romano que trasladaba esclavos de tierras africanas, como los bereberes, de quienes proceden las raíces de los guanches. Después da un salto hacia delante, hasta que la isla está partida en nueve reinos -para cada uno de los nueve hijos de Tinerf El Grande, que dio nombre a la isla-, los menceyatos (con sus respectivos menceyes o reyes), que se enfrentan a la llegada de los castellanos. Estos habían llegado primero de una forma medianamente pacífica en 1402 (lo pacífico es porque solo querían llevarse esclavos), pero en 1494 todo salta por los aires, ya que ya no se conformaban con eso. Los castellanos, que acaban de hacerse con el reino de Granada (1492), que se habían lanzado a Las Indias con Colón, que estaban en una absoluta guerra comercial con portugueses y genoveses, vieron en las islas Canarias el maná. Y se lanzaron, con Alonso Fernández de Lugo como el gran general, a conquistarlas.

placeholder Santiago Díaz con su novela Los nueve reinos (Rubén Plasencia)
Santiago Díaz con su novela Los nueve reinos (Rubén Plasencia)

Ahí es donde empiezan a surgir personajes como Bencomo, “un braveheart tinerfeño”, según Díaz, que decide luchar contra la invasión aliándose con otros reinos, pero también enemistándose con otros como Güímar, en el sur, cuyo mencey Añaterve prefiere ponerse de lado de los castellanos. Así, en pocos años se establece en la isla un verdadero juego de tronos entre un líder adorado por unos como su hermano Tinaguaro y su fiel mano derecha Hucanon, soldados y capitanes castellanos y otros guanches menos incómodos con la invasión. Con los siglos, no obstante, Bencomo también tiene una lectura menos positiva, puesto que “se le puede considerar un loco, ya que fue a una guerra que no podía ganar”, afirma Díaz.

Beatriz, la psicópata

Otro personaje importante de la novela y de la historia real es Beatriz de Bobadilla, quien había sido dama de compañía de Isabel La Católica. Díaz intercala aquí el romance real que tuvo con Alonso Fernández de Lugo tras haber llegado a La Gomera como esposa del señor de la isla Hernán Peraza. El escritor reconoce que se lo pasó muy bien escribiendo sobre ella, puesto que “era una psicópata”, en la ficción y la vida real. De hecho, es cómico saber por qué acabó en una isla tan alejada de la Península: Isabel La Católica la envió allí para evitar que tuviera una relación con Fernando El Católico -lo cual no evitó del todo-. Desde luego debía ser uno de los puntos más alejados de Valladolid.

Pero Bobadilla no se arredró en La Gomera. Tras la muerte de su esposo -muy posiblemente a manos de ella- y disfrutar de múltiples amantes y matar a unos cuantos gomeros (los acusaba de la muerte de su marido) volvió a entrar en contacto con Fernández de Lugo, a quien ya conocía de la Península y que la pretendía. Y el militar era el perfecto enlace para conseguir lo que ella buscaba, ser la reina de las islas Canarias. Tras casarse con él y conquistar Tenerife, se trasladó a San Cristóbal de la Laguna en 1498 y fue la gobernadora de la isla cuando su marido estaba ausente. Las malas lenguas dicen, y en estas historias siempre las hay, que detrás de su muerte repentina en un viaje a Medina del Campo en 1504 estaba la mano de Isabel La Católica, quien a su vez solo moriría un mes más tarde. “Quizá quería evitar que volviera con Fernando y se convirtiera en la reina de España. Fue su último gesto”, cuenta divertido Díaz.

Una posible serie

Con todos estos ingredientes, Los nueve reinos tiene muchas trazas de serie televisiva. Díaz, que insiste en que le encanta ser novelista -y lleva ya publicados unos cuantos thrillers protagonizados por la inspectora Indira Ramos como El buen padre- también conoce bien el mundo audiovisual tras trabajar en más de 600 guiones. “Y sí, esto tiene una serie, aunque yo no haría el guion”, sostiene. De alguna manera, la propia novela ya está trabajada casi como un guion, según confiesa. La escribió trama por trama de forma independiente con la ayuda de una pizarra de colorines “para distinguir dónde falta y dónde sobra”. El resultado: un novelón histórico con el que la editorial ha echado el resto y que tiene visos de convertirse en uno de los libros potentes de esta temporada con eventos como la Feria del Libro de Madrid.

Santiago Díaz: "Me encantaría que la historia de la conquista de Tenerife se conociera más en toda España"

“Me encantaría que la historia de la conquista de Tenerife se conociera más en toda España”, manifiesta Díaz. Que empezaran a conocerse a los Bencomo, Bentor y otros guanches que plantaron cara a los castellanos -incluso otros se retiraron al bosque de laurisilvas de Anaga y estuvieron todavía algunos siglos ofreciendo resistencia- antes de ser completamente arrasados. Porque de todo eso lo único que queda hoy -no construyeron imponentes edificios, ya que vivían en cuevas, y al ser una cultura ágrafa no se conservan textos- son las momias y el majestuoso Teide. Que además todavía sigue vivo.

El mencey Bencomo mira a sus hombres, altos, rubios y fornidos, pero que solo llevan piedras en las manos para defenderse. Enfrente, miles de soldados castellanos bajitos y morenos, pero con las armas más punteras de la época. El paisaje: el enorme terreno que hoy ocupa la localidad tinerfeña de San Cristóbal de La Laguna y que se ve en todas sus dimensiones desde el mirador de Jardina. En 1495, sin embargo, solo hay vegetación y la mirada del majestuoso Teide, también llamado Cheide y donde vivía Guayota, el diablo. Las tropas de las dos civilizaciones chocan. Se produce una carnicería. Ganan los castellanos. Es el principio del fin de los guanches, quienes habían habitado la isla canaria desde el siglo I a.C. Nunca más volverán a mandar en ella y desaparecerán.

Libros Novela histórica