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'La vida padre': una comedia entrañable (más)
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'La vida padre': una comedia entrañable (más)

Karra Elejalde, Enric Auquer y Megan Montaner protagonizan esta historia paternofilial contada entre fogones

Foto: Enric Auquer y Karra Elejalde, en 'La vida padre'. (Paramount)
Enric Auquer y Karra Elejalde, en 'La vida padre'. (Paramount)

"Ocurrió un sábado. El 18 de agosto de 1990. La noche en la que, sin querer, maté a mi padre. Nada menos que Juan Inchausti, de lejos el mejor chef de todo Bilbao". Así comienza el último largometraje de Joaquín Mazón, realizador curtido bajo el ala de Antena 3 en series como 'Doctor Mateo' y 'Cuerpo de élite', entre otras. Ese oficio televisivo marca una historia dramática sobre relaciones paternofiliales, ambientada en País Vasco y en el mundo de la cocina, que ofrece como plato fuerte caras como la del estajanovista Karra Elejalde y Enric Auquer, la gran revelación de 'Quien a hierro mata' (2019), y Megan Montaner ('30 monedas').

'La vida padre', que se estrena en salas —no, no pregunten en qué plataforma pueden verla— sigue la estela de un tipo de cine español famliar, una 'feelgood movie', que llaman los ingleses; es decir, una comedia amable con un punto dramático y emotivo que regala al público una hora y media de entretenimiento entrañable sin mucha más pretensión que la de entretener y conmover. Una ristra de chistes sobre la cocina, sobre los regionalismos —un gag recurrente es la justificación de que Auquer sea un actor catalán interpretando a un vasco—, una trama de enredo, un personaje femenino algo borde como contrapunto e interés amoroso del protagonista y todo ello regado por una música sostenida de piano que avisa de que, en algún momento, el público deberá de tirar de pañuelo.

placeholder Enric Auquer y Karra Elejalde, en 'La vida padre'. (Paramount)
Enric Auquer y Karra Elejalde, en 'La vida padre'. (Paramount)

Elejalde, el representante de la 'vasquedad' en el cine español, interpreta a un cocinero de vieja escuela que rompe con su vida después de un incidente con el Rey Juan Carlos (no se especifica, y no hace falta) en su restaurante. Después de que su familia lo dé por muerto, su hijo Mikel (Auquer), ya de mayor, decide seguir los pasos de su padre en la cocina y acaba convirtiéndose en una figura prominente de la cocina moderna. Por una casualidad, padre e hijo se reencuentran 30 años después, cuando Juan (Elejalde) ha vivido años como un vagabundo y sufre un síndrome que le ha provocado una amnesia que "lo ha dejado colgado en 1990", en aquella infausta noche. Además, el reencuentro coincide con la visita, de nuevo, del Rey, esta vez a la cocina del hijo.

El conflicto emocional y profesional entre un padre y un hijo condenados a entenderse por narices es la fuerza motora de la comedia de 'La vida padre', una comedia suave, sin estridencias, cálida, en la que, de vez en cuando, se recurre a los chistes de ETA y a salpimentar con gags blancos sobre penes y culos como una suerte de pequeña transgresión controlada. Podría considerarse incluso como una película de colegas, en el que la distancia generacional también juega un papel para levantar levemente la comisura de los labios. Son Elejalde y Auquer los que levantan una película de energía baja, donde todo está en su sitio. Demasiado en su sitio.

placeholder Olatz Arroyo, Joaquín Mazón y Joaquín Oristrell escriben 'La vida padre'. (Paramount)
Olatz Arroyo, Joaquín Mazón y Joaquín Oristrell escriben 'La vida padre'. (Paramount)

El principal problema o la principal virtud, depende de quién lo mire, es el encorsetamiento dentro de la convención de este tipo de películas que, por otro lado, tienen muy presente al público amplio al que se dirigen, una concesión que el público agradece. La sombra de 'Ocho apellidos vascos es alargada', pero ocho años después, en las variaciones empieza a pesar el desgaste. Al fin y al cabo con los mismos ingredientes y los mismos procesos es difícil crear algo nuevo. La falta de riesgo condena a este tipo de películas perderse en unas carteleras cada vez más hinchadas más allá de la semana de estreno, una gratificación insípida para un trabajo de años de todos quienes hayan participado en ella. También resulta algo molesta una resolución con una metáfora pretendidamente profunda pero cursi.

Elejalde, como los grandes cómicos, ha conseguido patentar un estilo muy personal basado en el uso de muletillas y frasecillas ya de por sí hilarantes, añadido al estereotipo de hombre puro cabreado con un mundo que no llega a entender. Y lo apoya la frescura de un Auquer que demuestra poder con cada registro de una forma orgánica y natural, una versatilidad preciada que demuestra los años de formación en el teatro independiente y una carrera trabajada y constante que explotó apenas tres años atrás, difícil de creer al ver cómo se ha asentado ya en la industria. Gracias a ellos, 'La vida padre' consigue que le lata el pulso.

"Ocurrió un sábado. El 18 de agosto de 1990. La noche en la que, sin querer, maté a mi padre. Nada menos que Juan Inchausti, de lejos el mejor chef de todo Bilbao". Así comienza el último largometraje de Joaquín Mazón, realizador curtido bajo el ala de Antena 3 en series como 'Doctor Mateo' y 'Cuerpo de élite', entre otras. Ese oficio televisivo marca una historia dramática sobre relaciones paternofiliales, ambientada en País Vasco y en el mundo de la cocina, que ofrece como plato fuerte caras como la del estajanovista Karra Elejalde y Enric Auquer, la gran revelación de 'Quien a hierro mata' (2019), y Megan Montaner ('30 monedas').

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