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Chistes sobre ETA: éxito asegurado
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DE 'VAYA SEMANITA' A 'OCHO APELLIDOS VASCOS'

Chistes sobre ETA: éxito asegurado

Cómo una película que parodia las tensiones autonómicas entre el sur y el norte de España se convirtió en fenómeno social

Foto: Fotograma de 'Ocho apellidos vascos', el gran fenómeno del año
Fotograma de 'Ocho apellidos vascos', el gran fenómeno del año

Las cosas claras desde el principio: Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2014), no es una película sobre ETA. Ni siquiera es una película sobre el nacionalismo vasco. Es una comedia romántica de las de toda la vida. De las de chico conoce chica. El amorío, eso sí, se desarrolla en un contexto geográfico determinado: Euskadi y el choque cultural entre el norte y el sur de España. Pijo sevillano conoce a chica vasca, se enamora, y se hace pasar por vasco para engatusar a su familia política.

La película es un paseo por el día a día de un pueblo de Euskadi, con todo lo que ello implica: sus tópicos y su cultura. También sus carteles de apoyo a los presos de ETA, sus manifestaciones y sus miembros de la izquierda abertzale. Hasta escuchamos bromas sobre comandos de ETA y vemos a un sevillano camuflado liderando una marcha nacionalista.

Esto no ha impedido (más bien lo contrario) que el filme haya funcionado como un cohete en la taquilla, logrando situarse como el mejor estreno del año y consiguiendo unos comentarios en redes sociales muy positivos, lo que vaticina una recaudación histórica para el cine español, solo al alcance de torrentes o bayonas.

Dani Rovira en el filmeJugar con los tópicos y con un tema como el nacionalismo vasco puede ser una bomba de relojería, pero también un éxito popular. Más aún cuando el guion de la película viene firmado por dos expertos en la materia: Borja Cobeaga y Diego San José, antiguos guionistas de Vaya semanita, programa de televisión de la ETB que arrasó en audiencia la pasada década con sus bromas sobre ETA, el mundo abertzale y el nacionalismo vasco oficialista.

Palos para todos, esa fue una de las claves del éxito de Vaya semanita en palabras de Borja Cobeaga: "Creo que nadie puede decir de qué pie cojeábamos ideológicamente, ese fue el gran truco".

Cobeaga confiesa a El Confidencial que la idea de Ocho apellidos vascos no era hacer un filme político, sino algo más blanco, más costumbrista, lo que no quitaba para que las referencias al conflicto vasco estuvieran presentes: "Nuestra intención era que se viera Euskadi como se ve en la vida real, con sus carteles a favor del acercamiento de presos. Lo antinatural sería un pueblo de Euskadi en el que no aparecieran, o en el que no hubiera una manifestación. Pasa todo el tiempo, es lo más natural y forma parte del paisaje, incluso de sus tópicos."

El director Emilio Martínez Lázaro aseguró hace unos días a este periódico no temer la reacción del público ante su burla/frivolización de los nacionalismos autonómicos: el éxito de Vaya semanita avalaba su propuesta comercial. No se equivocó: "La película es un epígono de Vaya semanita que se emite desde hace tiempo con muchísimo éxito en el País Vasco, lo que nos daba una idea previa de que, como mínimo, el público iba a aceptarlo".

Cobeaga cree que los seguidores de Vaya semanita verán la película como un "grandes éxitos" del programa. El show de la ETB se emitió entre 2003 y 2013, con mayor impacto sus primeros años. Ocho apellidos vascos sería, de hecho, una continuación light del formato. Primero porque los sketches del programa tenían mucho más filo político. Segundo porque se rodaron a mitad de la pasada década, cuando ETA aún estaba operativa y el terrorismo era el gran drama nacional.

Ahora que ETA es más parte del pasado que del futuro, es mucho más fácil reírse de según qué cosas, pero en 2003 los sketches de Vaya semanita eran pura subversión cultural. Reírse como primer paso hacia la normalización cultural. Vaya semanita como anticipo del actual clima político en Euskadi. No obstante, pese al deshielo actual, Cobeaga cree que aún nos cuesta arriesgarnos y tratar a broma el terrorismo: "Aquí sería imposible hacer un filme como Four Lions (Christopher Morris, 2010, Reino Unido) que habla del terrorismo islamista desde el humor, con atentados, con explosiones..", añade Cobeaga, director de títulos como Pagafantas (2009).

Tras las dudas iniciales de los ejecutivos de la ETB, Vaya semanita no sólo se convirtió en líder de audiencia en Euskadi, sino en fenómeno de culto en el resto de España. En febrero de 2005 abrió una página de internet llamada YouTube. Poco tiempo después los vídeos de Vaya Semanita circulaban por la web con gran éxito. España se había rendido también al humor de Vaya semanita.

Una aclaración: Vaya semanita no se limitaba a hacer parodias de ETA y el mundo abertzale. De hecho, la mayoría de sus gags se centraban en burlarse de los usos y costumbres de la identidad vasca. Un festival del humor sobre acentos absurdos, txapelas gigantes y votantes del PNV con camisas de cuadros y jerséis sobre los hombros.

Esta vertiente costumbrista, es la que ahora ha recogido Ocho apellidos vascos, ejercicio de humor autonómico puro y duro. Folclore andaluz versus folclore vasco, uno de los grandes temas culturales de la era democrática contado con no pocas dosis de grosor cinematográfico. Del café para todos al garrafón para todos. ¿Quién da más? Conclusión: cines a rebosar.

Las cosas claras desde el principio: Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2014), no es una película sobre ETA. Ni siquiera es una película sobre el nacionalismo vasco. Es una comedia romántica de las de toda la vida. De las de chico conoce chica. El amorío, eso sí, se desarrolla en un contexto geográfico determinado: Euskadi y el choque cultural entre el norte y el sur de España. Pijo sevillano conoce a chica vasca, se enamora, y se hace pasar por vasco para engatusar a su familia política.

Emilio Martínez Lázaro
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