'La peor persona del mundo': esta película es oro puro, le hará feliz y va a llevarse el Oscar

“El único que me dijo que ganaría el Oscar fue Billy Wilder”, declaró Fernando Trueba en 2020 al presentar su nueva película, 'El olvido que seremos'. En 1993, la gran favorita era 'El olor de la papaya verde', de Tran Anh Hung, cinta que entonces se llamaba, sin mayor escrúpulo, “la película china”. Quiero decir, considerando que la película era vietnamita. Si no recuerdo mal, fue en su 'Diccionario de cine' (1997) donde Trueba explicó más en detalle la anécdota. Se había encontrado con Billy Wilder en un cuarto de baño y este le había dicho que le gustaba 'Belle époque', y también que: “La película china es un coñazo”.

Yo acudí a ver 'El olor de la papaya verde' en la Filmoteca de Madrid, y me salí de la sala transcurrida una hora. Como no me salgo casi nunca del cine, aún lo recuerdo.

Este año hay varias 'papayas' compitiendo por el Oscar a la mejor película extranjera, desde 'Drive my car', tres horas de conducción del alma humana que hasta en el tráiler de dos minutos y medio resultan insoportables, a 'Flee', un tostón del que ya les di cuenta. Pero también opta a la estatuilla internacional, modesta y comercialmente, 'La peor persona del mundo', cinta noruega que se ha colado además entre las nominadas a mejor guion. Es una película fantástica.

Dirigida por Joachim Trier, y coescrita junto a su colaborador habitual durante los últimos 15 años, Eskil Vogt, 'La peor persona del mundo' relata la vida amorosa de una mujer muy atractiva, condenada desde la adolescencia a la insatisfacción. Lo quiere todo, no quiere nada, no sabe lo que quiere. Inicia una relación con un hombre mayor que ella, dibujante de cómics, y una noche de dudas y tedio se cuela sola en una fiesta y conoce a un camarero con el que enseguida se lleva demasiado bien como para olvidarlo. Querer o no querer tener hijos (ella no quiere) ayuda a elegir camino, o sea, ayuda a creer que sabes lo que haces.

La película, muy cercana en sus tesituras sentimentales a las comedias de Woody Allen durante la primera media hora, no parece gran cosa hasta que entra en escena el personaje del camarero, en una fascinante secuencia donde se juega con los límites de la fidelidad y con la misma noción de intimidad. Desde ahí hasta el final, 'La peor persona del mundo' es oro puro.

TE PUEDE INTERESAR

'El acontecimiento': la película sobre el aborto que arrasa este año

Marta Medina

Ayuda enormemente a la felicidad del filme la presencia de la actriz Renate Reinsve en el papel protagonista. Pocas veces verán sonreír a alguien en una pantalla de forma más encantadora. Anders Danielsen Lie, actor fetiche de Trier, da vida al maduro dibujante (en realidad, Danielsen y Reinsve solo se llevan ocho años de diferencia), mientras que Herbert Nordrum interpreta al desconocido con el que tontea en una fiesta lujosa. Esta última elección ya indica la enorme inteligencia del director de la película: como tentación para romper una pareja, no elige a un hombre guapísimo con un Ferrari, sino a un camarero un poco feo.

Triángulo sentimental

Algunos han querido ver en esta historia una plasmación manifiesta del amor fluido de hoy, según he leído en diversos periódicos perezosos. Como supondrán, no hay nada más clásico, universal y consabido que el triángulo sentimental. Lejos de plegarse al 'mainstream' moral de la época, 'La peor persona del mundo' (ojo a la sonoridad del título en noruego: 'Verdens verst menneske') se ríe en algunos momentos de él: “¿Es que no se puede ser feminista y al mismo tiempo amar las felaciones? ¿Amar que el chico te agarre del pelo y te empuje su pene dentro de la boca?”. Nota al margen para la evidencia de que el cine, desde siempre, ha sabido contar a las mujeres, y que, al contrario de lo que se nos ha dicho durante algunos años, el hecho de que no haya habido tantas directoras como directores no ha impedido que cientos de películas inolvidables aborden, exploren y expongan los problemas y dilemas femeninos hasta su más pequeño rincón, desde Bergman a Almodóvar, pasando por la maravillosa 'Thelma' (2017), también de Joachim Trier.

¿Es que no se puede ser feminista y al mismo tiempo amar las felaciones?

Después de un giro hacia el drama que a muchos espectadores dejará escalofriados, 'La peor persona del mundo' empieza a encajar las piezas de su propuesta, diríamos, filosófica: es imposible saber lo que queremos. Basta conseguir algo, o perderlo, para cambiar instantáneamente de proyecto vital. Esta incapacidad de creerse nunca en lo cierto la define la película con la frase: “Me siento un personaje secundario de mi propia vida”.

Si a todo lo anterior añadimos una banda sonora delicadísima y unos interiores noruegos donde hasta las cafeteras están tan bien colocadas que parece que Marie Kondo aportó sus conocimientos en cada plano, 'La peor persona del mundo' —gane el Oscar o no, que la verdad es que eso es lo de menos— figura entre esas pocas películas que a nadie puede disgustar y que, de hecho, a nadie puede no hacer feliz.