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'El acontecimiento': la película sobre el aborto que arrasa este año
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'El acontecimiento': la película sobre el aborto que arrasa este año

La francesa Audrey Diwan dirige esta adaptación de la novela autobiográfica homónima de Annie Ernaux que ganó el León de Oro en el último Festival de Venecia

Foto: A la derecha, la actriz Annamaria Vartolomei, protagonista de 'El acontecimiento'. (Caramel)
A la derecha, la actriz Annamaria Vartolomei, protagonista de 'El acontecimiento'. (Caramel)

En una escena de 'La Tribu' (2014), la violentísima película del ucraniano Miroslav Slaboshpitsky, rodada en lenguaje de signos, una joven sorda acude a que le practiquen un aborto clandestino, fruto —si no recuerdo mal— de haberse prostituido con un camionero para sacar algo de dinero. Todavía recuero los chasquidos, los instrumentos metálicos, el sonido resbaladizo de la mucosa y la angustia por la insalubridad. Imaginaba los gérmenes trepando por aquella especie de garfio, introduciéndose en el cuerpo de la chica, como una aberración imposible, como una contradicción material: jamás un objeto tan monstruoso y amenazador debía penetrar, ya siquiera rozar, una zona tan delicada y vulnerable del cuerpo de la mujer. Como espectadora, la pantalla vertió el dolor físico del personaje sobre mí.

Con '4 meses, 3 semanas, 2 días' (2007), el cineasta rumano Cristian Mungiu ya abordó la cuestión del aborto voluntario de una estudiante universitaria en la Rumanía de Ceaucescu en los años ochenta. Una experiencia que no difiere demasiado de la de la chica ucraniana ni de la de la protagonista de 'El acontecimiento', también una chica joven, pero ocurrida en una de las democracias más avanzadas durante los años sesenta. Porque si hay algo que hermana a una democracia libre de los años sesenta —o del mismo 2022— con las dictaduras es no solo la legislación sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, sino también la percepción social de los mismos. No es solo el juicio y el aislamiento social que conlleva, sino la imposibilidad de interrumpir el embarazo con todas las garantías médicas e higiénicas aseguradas. Y en el peor de los casos, la muerte.

placeholder Annamaria Vartolomei interpreta a Anne, la autora de la novela original. (Caramel)
Annamaria Vartolomei interpreta a Anne, la autora de la novela original. (Caramel)

Hace aproximadamente tres años cayó en manos de la directora Audrey Diwan el libro autobiográfico 'El acontecimiento' (2001), de Annie Ernaux. La escritora francesa, nacida en los años cuarenta, se enfrentó con veinte años a un aborto clandestino. Medio siglo después, Diwan había sometido a un aborto medicalizado y el relato de Ernaux le impactó tanto que decidió sacar adelante una adaptación que le ha valido el León de Oro en el Festival de Venecia. Dos mujeres de distintas generaciones atravesadas por un mismo trauma reconvertido en dos creaciones artísticas. El dolor como motor fundacional.

En 'El acontecimiento', Diwan ha unido sus propias experiencias a las de Ernaux para crear el relato de una Annie (Anamaria Vartolomei), estudiante de Letras a comienzos de los años sesenta. La Francia de los sesenta ha dejado atrás la austeridad de posguerra y se atisban los primeros indicios de una revolución sexual y cultural que explotará a finales de la década. Las chicas bailan, ligan, se insinúan. Las más exploradoras incluso tienen relaciones sexuales previas al matrimonio. Pero en ese momento transicional, las ansias de autodescubrimiento conviven con las tradiciones y una moral que se resiste a desaparecer. Las mujeres se casan jóvenes y muchas de ellas abandonan los estudios al hacerlo. Ellos no.

placeholder 'El acontecimiento' transcurre en los años sesenta, en los albores de la revolución sexual. (Caramel)
'El acontecimiento' transcurre en los años sesenta, en los albores de la revolución sexual. (Caramel)

Solo un futuro asegurado garantiza la despreocupación con la que bailan ellos en los bares. Ellas, Annie y sus amigas, solo pueden parecerlo. La rigidez y la tensión no son atractivas. No seas aguafiestas, solo enséñame la pantorrilla. No me cortes el rollo, solo es un polvo. Diwan retrata con sencillez y un intento de reconstruir la época de manera muy realista —mucho plano secuencia, poco maquillaje, vestuario limitado, una fotografía muy naturalista— ese contraste entre la percepción del mundo según el sexo. A lo que añade un componente social muy marcado: Annie pertenece a una familia humilde que regenta una fonda en la Francia rural. Es la primera en su familia en acceder a estudios superiores y entiende que la universidad es la única puerta para el ascenso social.

Una posibilidad que se trunca en el momento en el que la protagonista se da cuenta de que está embarazada. A partir de ahí comienza una cuenta atrás para llevar a cabo el aborto: la directora la hace patente indicando las semanas de gestación que se van sucediendo a medida que Annie busca una manera de abortar. Annie, que hasta ahora había sido una estudiante excelente, no puede concentrarse en los estudios y asiste al desplome de sus notas. También experimenta los cambios físicos y hormonales en la soledad de quien no puede compartir la noticia de su embarazo. Lo que debería ser motivo de felicidad, según lo establecido, es una desgracia que puede acabar con todas sus ambiciones y proyectos de futuro. La de Annie no es una negación de la maternidad —a lo mejor quiere serlo más adelante, en otras circunstancias— sino de la imposición de la maternidad.

placeholder Diwan retrata el cuerpo femenino y la relaciones entre mujeres. (Caramel)
Diwan retrata el cuerpo femenino y la relaciones entre mujeres. (Caramel)

Diwan contrasta el mundo pizpireto de la residencia de estudiantes femenina, casi como un internado, con la responsabilidad adulta que se le exige al quedarse embarazada. La directora acompaña a la protagonista por un periplo de médicos y pseudomédicos cada vez más marginal y clandestino, más sórdido e insalubre. Además del choque de la fe frente al derecho, también hay un paternalismo latente sobre las decisiones de la mujer respecto a su propio destino. Y todo lo relacionado con el aborto está envuelto de un halo de criminalidad, de pecado. Si la película no hubiese mantenido el tono dramático y una puesta en escena realista y limpia, algunas de las secuencias de la película podrían clasificarse como 'body horror'; es decir, terror corporal. La angustia de Annie se acaba plasmando de una manera muy física y palpable. Y Diwan opta ahí por la crudeza, por el detalle, aunque nunca recreándose en la imagen perturbadora, siempre con un respetuoso pudor. Le da al espectador las pistas para que recomponga la escabrosidad en su cabeza. La sugestión a través del sonido puede ser muy perturbadora.

Diwan señala las contradicciones de una sociedad hipócrita que ha dejado muchas víctimas tras de sí en un momento de transformación, de crisis cultural, en el que la aproximación a la sexualidad —maravilloso el momento de la almohada— de hombres y mujeres no acarrea consigo la misma mirada. Pero la que podía ser una historia tremendista y enfadada es, por contra, un relato luminoso y optimista, aunque a ratos demasiado discursivo. 'El acontecimiento' quizás no es una película novedosa o transgresora, pero sí un relato sincero desde la mayor de las intimidades. Una experiencia psicosomática transformadora.

En una escena de 'La Tribu' (2014), la violentísima película del ucraniano Miroslav Slaboshpitsky, rodada en lenguaje de signos, una joven sorda acude a que le practiquen un aborto clandestino, fruto —si no recuerdo mal— de haberse prostituido con un camionero para sacar algo de dinero. Todavía recuero los chasquidos, los instrumentos metálicos, el sonido resbaladizo de la mucosa y la angustia por la insalubridad. Imaginaba los gérmenes trepando por aquella especie de garfio, introduciéndose en el cuerpo de la chica, como una aberración imposible, como una contradicción material: jamás un objeto tan monstruoso y amenazador debía penetrar, ya siquiera rozar, una zona tan delicada y vulnerable del cuerpo de la mujer. Como espectadora, la pantalla vertió el dolor físico del personaje sobre mí.

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