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Yvonne Farrell: “Muchas ciudades mueren a las seis de la tarde porque nadie vive en ellas”
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Arquitecta, premio Pritzker 2020

Yvonne Farrell: “Muchas ciudades mueren a las seis de la tarde porque nadie vive en ellas”

Charlamos con la arquitecta irlandesa, que estará en Sevilla para la segunda edición de Hay Fórum, que se celebrará del 14 al 17 de marzo y donde reflexionará sobre el presente y futuro de las urbes

Foto: Yvonne Farrell (izquierda) junto a Shelley McNamara, de  Grafton Architects. (Morley von Sternberg)
Yvonne Farrell (izquierda) junto a Shelley McNamara, de Grafton Architects. (Morley von Sternberg)

Yvonne Farrell está sentada en la que parece su cocina en Dublín, por la que la dorada luz del mediodía se cuela de manera perpendicular hasta el punto de molestarla un poco en los ojos. "Mi español es muy básico. No sé mucho más que vamos a la playa", bromea por Zoom. La arquitecta nos ha hecho un hueco, pues va a tener un mes ocupado: los días 14, 15 y 16 de marzo se celebra en Sevilla la segunda edición de Hay Fórum, ese encuentro internacional que reúne a expertos de distintos campos para el diálogo, y ella está invitada. En esta ocasión, la Premio Pritzker de Arquitectura se reunirá junto a otros expertos mundiales como el holandés Reinier de Graaf, la estadounidense Martha Thorne, Valentín de Madariaga o Nuria Canivell (decana del Colegio de Arquitectos de Sevilla) para reflexionar sobre el presente y futuro de las ciudades.

Farrell habla con la tranquilidad de quien tiene siempre el trabajo bien hecho. Junto a Shelley McNamara forma el despacho de arquitectura Grafton Architects, que fundaron tras su paso por la Escuela de Arquitectura del University College Dublin, donde coincidieron. La pareja fue galardonada con el Premio Pritzker en 2020, siendo la primera pareja de mujeres en recibir tal galardón en toda la historia del premio. La firma es especialmente conocida por sus edificios académicos, de tinte brutalista (aunque "amables"), pero suficientemente versátiles como para haber trabajado en muchos países diferentes (Lima, Toulouse, Milán…), aunque la mayor parte de su producción se encuentra en su país natal. Antes de empezar, la arquitecta me felicita por los edificios de España (como si yo hubiese tenido algo que ver en su producción).

PREGUNTA. ¿Cree que la arquitectura debería tener siempre una raíz social? ¿Debe integrarse en el paisaje o más en la tradición del lugar?

RESPUESTA. Antes de nada creo que la arquitectura es, sin duda, un arte inusual. La gente acude a los arquitectos porque tienen un sueño, una necesidad o una ambición, y nosotros respondemos a eso. Una de las cosas fundamentales que tenemos que hacer es la de atender esas necesidades, nuestro rol es escuchar las voces complejas de la gente y conseguir trasladarlas de manera funcional, también elevar esas ideas a un nivel de belleza espacial. Es una pregunta muy interesante porque considero que la arquitectura es un fenómeno tanto social como cultural... Mira, me parece acertado decir que otra de las cosas fundamentales que nos incumben a los arquitectos es que logramos enfatizar el lugar en el que nos encontramos. Quiero decir, que cada lugar del mundo es único, y ya te encuentres en Alaska o en Sevilla, si abres la ventana y observas los edificios puedes celebrar el maravilloso sitio en el que te encuentras, celebrar dónde estás. Podríamos decir que somos los científicos que hacemos la física de los lugares. La arquitectura sirve para modificar el material existente, no se trata solo de "edificios", sino cómo esos edificios podrán hacer otras cosas que no se basen solo en ser bonitos (especialmente si pensamos en el futuro), sino funcionales, ya sea creando agua o encajando bien con las estaciones o los cambios… En estos tiempos en los que vemos la destrucción de algunas ciudades en Ucrania o Gaza, estamos observando no solo que la gente muere, sino que la energía de los lugares también. En definitiva, la arquitectura no es una disciplina relacionada solo con la belleza, sino con la utilidad y sostenibilidad. Una integración de todo lo que has mencionado.

"La arquitectura no es una disciplina relacionada con la belleza, sino con la utilidad y sostenibilidad"

P. Ahora una más sencilla, ¿cómo es ganar un premio Pritzker?

R. Fue un momento maravilloso porque trabajo aquí desde hace años con Shelley —McNamara— y fue un absoluto reconocimiento después de años de enfocarnos y respirar arquitectura. Fue una alegría el poder sentir un respaldo a nuestro compromiso de tantos años. Somos conscientes de que es un privilegio no solo el poder ser arquitectas, sino también enseñar arquitectura y dar clase a las nuevas generaciones, poder mostrarles la complejidad de la disciplina... En fin, fue maravilloso.

P. ¿Cuál es su objetivo final cuando se enfrenta a un proyecto?

R. Pues depende. Por ponerte varios ejemplos: cuando tuvimos que hacer la Town House para la Kingston University de Londres —nota: fue en 2021 y, gracias a ello, Grafton Architects fue galardonado con el RIBA Stirling Prize—, intentamos escuchar cuál era la ambición o, por decirlo de algún modo, el sueño de dicho edificio. Intentamos entender tanto las necesidades prácticas como las intelectuales. O, cuando hicimos el proyecto en Toulouse —otra nota: la Escuela de Economía de la ciudad, una reinterpretación de los elementos arquitectónicos de la ciudad—, teníamos que proyectarlo en un sitio bastante curioso, con esa mezcla histórica y contemporánea. Entonces, encontramos una fábrica a una hora que estaba hecha con unos ladrillos que de alguna forma se asemejaban a cómo construían los romanos, parecían galletas, casi podías morderlos..., y ahí empezamos con una serie de preguntas que siempre nos hacemos: ¿para qué servirá?, ¿cuál será su función? Es como un viaje. Te preguntas todo el tiempo: ¿qué necesitamos? ¿Cuánto tiempo tendremos para hacerlo? Esencialmente es como si fuéramos científicas y tuviéramos que encontrar de alguna forma el ADN del proyecto. Hay que concebir un edificio del que estaremos orgullosas y que no solo guste al cliente, sino también que el público general pueda sentir alguna relación con él. Cuando Shelley y yo fuimos directoras en la Bienal de Venecia en 2018, tuvimos que escribir un manifiesto y nuestras aspiraciones como arquitectas eran que no debemos solo satisfacer las necesidades de la gente, sino también pensar qué regalo estamos dando al espacio libre.

Foto: El director británico Stephen Frears acudirá al festival. EFW

P. He leído que tanto a McNamara como a usted les interesa eso de tener "una relación más contemplativa con la ciudad". ¿Cómo se aplica eso a la arquitectura?

R. Tanto a ella como a mí el concepto de ciudad nos parece increíble, la verdad. Es el lugar donde vivimos, vemos a otras personas, interactuamos... Es uno de los inventos más fantásticos de la humanidad, y en tu país en concreto las ciudades son un fenómeno increíble. No todas las ciudades tienen la vibración que emanan las españolas. Para nosotras, "una relación más contemplativa con la ciudad" significa que estas deben mantenerse vivas, porque el problema de muchas ciudades actuales es que los centros están llenos de oficinas y se basan en lo puramente económico, y muchas se mueren a las seis de la tarde cuando todo cierra porque nadie vive en ellas. Se las puede asesinar cometiendo errores, pero que la gente viva en los centros es lo que las mantiene. Siempre se necesitarán cafeterías, casas…, son una manera de integrar la vida, pero la presión económica está contribuyendo a la muerte de las ciudades. No puedes mantener una ciudad basándote solo en la economía…

"Hay que mantener a las ciudades vivas, muchas de ellas se mueren a las seis de la tarde cuando todo cierra"

P. Lo que también está pasando en Nueva York, que el nivel de vida es tan caro que nadie puede permitirse vivir en el centro y solo acuden a trabajar…

R. ¡Justo! Es una ciudad con una increíble proporción de espacios vacíos.

P. Conoció a Shelley en la Universidad de Dublín. ¿Cómo fue estudiar arquitectura ahí?

R. Ambas tuvimos mucha suerte, porque llegamos en un momento (los 60) en que había un grupo de profesores muy interesante. Se reunieron arquitectos de Londres y profesores irlandeses, eran un poco como los Rolling Stones, gente con grandes ideas… Aprendimos mucho unos de otros. Al final, vimos que no solo necesitas profesores, sino también un estudio que sirva como lugar de diálogo. Estudiar arquitectura es como estar en un microcosmos de la ciudad donde aprendes, entiendes la historia pasada, piensas en el futuro…, pasábamos nuestros días entre la universidad y paseando para conocer la vibración de la ciudad. Creo que el mayor aprendizaje para las dos fue que, como decíamos antes, la arquitectura es más que crear edificios, que hay otras consideraciones aparte. La arquitectura es un lenguaje y algunos edificios saben hablar ese lenguaje y decirte que entres dentro y los observes y otros están vacíos, no cuentan ninguna historia.

placeholder UTEC en Lima, hecho por Grafton. (Iwan Baan)
UTEC en Lima, hecho por Grafton. (Iwan Baan)

P. ¿Cómo es trabajar con otra persona a la hora de concebir proyectos? ¿Qué es lo que supone el mayor reto?

R. Lo fantástico de trabajar con alguien (no solo con Shelley, también con otros colegas) es que intentamos encontrar qué es apropiado (en término de ideas). Intentamos compartir y no tener ego, sino que buscamos qué quiere o necesita el edificio. Nos pasó cuando estábamos con la Universidad Luigi Bocconi, en Milán, cuando diseñamos el proyecto intentábamos buscar algo, una expresión que dijera algo más. Hay un diálogo. No concibes un edificio en un momento, sino que es un proceso, ¿eres arquitecta?

P. ¿Yo? No, no, qué va, solo periodista.

R. Vale, pues lo entenderás igual porque tú construyes con palabras y frases (que son los mejores inventos del ser humano). Los arquitectos tenemos que encontrar una historia igual que cuando tú escribes, porque los escritores pueden hacer una realidad con palabras y nuestra disciplina va de cómo hacemos una realidad y una historia que se pueda entender con ladrillos o con cristal…, pero esencialmente es lo mismo. Es interesante porque, siendo periodistas o arquitectos, tenemos que encontrar una lógica coherente de las historias, como los cuentos de hadas o algo así, trasladamos las historias al material. Por ejemplo, allá por 2012 (cuando la Bienal de Venecia), nos sorprendieron las similitudes entre Skellig Michael (una isla en Irlanda) y Machu Picchu, que están construidos con siglos de diferencia y separados a miles de kilómetros de distancia, y, sin embargo, cuentan una historia muy parecida. Y esas historias nosotros tenemos que trasladarlas al material, buscando en el ADN del lugar. Para hacerlo bien, necesitas una comunidad de gente con la que trabajar colectivamente, no se puede hacer de manera individual, sino que siempre necesitas personas a las que respetas con las que poder crear.

P. Para terminar, ¿qué proyectos tenéis para el futuro?

R. Estamos con muchas cosas entre manos y a la vez. Algunas son modificaciones o cambios de ciertos proyectos, otras son series. Estamos muy contentas porque tenemos muchas ideas para el futuro y también terminando cosas. Estamos construyendo en Irlanda, Francia, Reino Unido…, el futuro es muy prometedor.

Yvonne Farrell está sentada en la que parece su cocina en Dublín, por la que la dorada luz del mediodía se cuela de manera perpendicular hasta el punto de molestarla un poco en los ojos. "Mi español es muy básico. No sé mucho más que vamos a la playa", bromea por Zoom. La arquitecta nos ha hecho un hueco, pues va a tener un mes ocupado: los días 14, 15 y 16 de marzo se celebra en Sevilla la segunda edición de Hay Fórum, ese encuentro internacional que reúne a expertos de distintos campos para el diálogo, y ella está invitada. En esta ocasión, la Premio Pritzker de Arquitectura se reunirá junto a otros expertos mundiales como el holandés Reinier de Graaf, la estadounidense Martha Thorne, Valentín de Madariaga o Nuria Canivell (decana del Colegio de Arquitectos de Sevilla) para reflexionar sobre el presente y futuro de las ciudades.

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