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Rafael Chirbes contra el PSOE y Prisa: una historia secreta
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Rafael Chirbes contra el PSOE y Prisa: una historia secreta

El escritor fallecido contó una curiosa historia, acaso políticamente aleccionadora, en lo que ha acabado siendo la segunda parte de sus 'Diarios' (2005-2007)

Foto: Rafael Chirbes. (EFE/EPA/Daniel Reinhardt)
Rafael Chirbes. (EFE/EPA/Daniel Reinhardt)
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Sin saberlo, Rafael Chirbes contó una curiosa historia, acaso políticamente aleccionadora, en lo que ha acabado siendo la segunda parte de sus 'Diarios. A ratos perdidos 3 y 4' (Anagrama, 2022), que van de 2005 a 2007. En principio, las 700 páginas de anotaciones diarias del escritor tratan sobre sus lecturas, las películas que ve (encantadoramente, en DVD) y las dudas que tenía sobre la novela que andaba escribiendo, 'Crematorio' (Anagrama, 2007). La novela le parecía horrorosa los lunes, insalvable los martes, malísima los miércoles, y solo alguna tarde le veía posibilidades. Que luego fuera considerada una de las obras maestras de la literatura española de nuestro tiempo podría dar a estos Diarios cierta condición de cuento de hadas. Pero 'Diarios' no es un cuento de hadas, sino la fábula de un escarnio: triunfar gracias a toda la gente que detestas.

Hay algo feo y pusilánime en la práctica tan común de extractar trocitos de unos diarios donde se pone a alguien de vuelta y media. Esto hace que, muchas veces, la valía literaria de los diarios así tratados se ignore o se embarre, y solo quede un señor o señora que, cuando nadie le veía, insultaba a sus contemporáneos. La propia editorial trata de dar mordiente comercial a este libro diciendo en la contraportada que en él hallaremos un “severo retrato” de Juan Goytisolo. Leyéndolos, de quien encontramos una imagen más averiada es de Enrique Vila-Matas o de Juan José Millás. Y de lo que encontramos directamente una masacre es del Grupo Prisa, del PSOE de Zapatero y de los socialdemócratas en general.

Sospecho que esto no se lo van a decir a ustedes muchas reseñas.

placeholder 'Diarios'. (Anagrama)
'Diarios'. (Anagrama)

Debemos establecer antes de nada que este volumen de los Diarios de Chirbes es una obra mayor, de gran coherencia, llena de páginas inolvidables, de análisis literarios utilísimos y de crudos avistamientos del alma humana. En concreto, del alma de un cincuentón amargado: “En cuatrocientos kilómetros a la redonda, no cuento con nadie a quien pueda llamar amigo”. Para alguien interesado en la creación literaria y en los provechos de la lectura, así como en el sufrimiento que la escritura puede provocar en una vida, resulta una obra fundamental.

Sin embargo, la lectura que les propongo pasa inevitablemente por desvelar las aversiones de nuestro autor, pues son estas furibundas y reiteradas manías las que dan a este volumen su reverso irónico, incluso terrible.

Sobremesa

Rafael Chirbes empieza en estos diarios hablándonos de 'Sobremesa', una revista culinaria donde lleva trabajando 20 años y que constituye su única fuente de ingresos. Si consultamos el archivo de 'Babelia', veremos que Chirbes solo fue invitado a escribir allí en una ocasión: en 2003. Lo hizo sobre los 100 años del nacimiento de Max Aub. Escribir sobre vinos debía de hacerlo muy bien, Chirbes, pero aún no tenía el nivel para escribir sobre libros en 'Babelia', entendemos.

Foto: Fachada de la librería Pérgamo en Madrid

Chirbes lee en español, en francés, en catalán, en portugués y en italiano. Y lee sin desmayo, casi como penitencia, 'El País'. Ahí encuentra un artículo de Goytisolo contra la especulación urbanística del PP, y anota: “Una pena que no se haya informado Goytisolo de que precisamente Gandía es uno de los escasos reductos socialdemócratas en la Comunidad Valenciana. Religiones, todas menos el islam. Regiones especuladoras, solo las del PP. No parece muy sutil” (p. 325).

La intransigencia de Chirbes con la doble vara de medir en la política española nos lo va insinuando como 'rojipardo avant la lettre'. Esto luego quedará más claro.

En 2006, tercer año del primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Chirbes parece no poder soportarlo más, y se desahoga a conciencia: “Nuestro socialdemócrata Zapatero se muestra orgulloso de que las multinacionales y la banca repartan mejores dividendos que cuando gobernaba el PP” (p. 245). “¿Cómo no van a irritarme los libros de Jordi Gracia con su gran mentira de que la resistencia contra Franco nació entre los vencedores reconvertidos?” (p. 275). Tampoco “entiende” que sea “progresista” defender la sensibilidad musulmana frente a las caricaturas de Mahoma, o la obligatoriedad del velo: “Intransigentes quienes pedimos que las mujeres no tengan que ocultar su cara” (p. 222).

Lo que no acabó de llevarse por delante Franco, se lo llevaron los nuevos ricos de la Transición

Un rojipardismo primitivo observamos en estas palabras: “Lo que no acabó de llevarse por delante Franco, se lo llevaron los nuevos ricos de la Transición, esa época en la que se supone que desapareció la clase obrera (su activo concepto, su valor performativo, su modesto maletín de valores entre los que estaba el de la piedad) y la gente se ha quedado en el limbo, sin un nombre que aplicarse que no sea el nombre propio…” (p. 399).

Chirbes procede de esa izquierda 'auténtica' (noten mi ironía) que entiende la Transición como un enjuague indecoroso y casi gansteril, y por supuesto considera los medios del Grupo Prisa los fabricantes de lo que algunos, con bastante gracia, llaman hoy 'PSOE state of mind': “Durante la cena (…) no hemos parado de despotricar de la situación española, cada uno desde nuestra posición, que no es la misma, pero que nos lleva a coincidir, entre otras cosas, en la arrolladora capacidad del Grupo Prisa para aplanarlo todo, un tanque soviético” (p. 471).

La fuerza de 'El País'

Y al final lo tiene que decir: “Hojeo a diario la prensa, sobre todo 'El País', que no da puntada sin hilo. La realidad es material con el que modelar un discurso único, cerrado, coherente”. “Claro que el periódico es solo uno de los ejércitos desplegados. Hay otros: las radios, las televisiones, los libros, con sus autores; las películas de cine, con sus directores; los políticos que trabajan en estrecha colaboración con ellos (el titular de hoy es la consigna de mañana), los militantes socialistas, los lectores ingenuos. La verdad es que se trata de una fuerza que impresiona” (p. 513).

Un facha, vamos. Visto desde este 2022. Un comunista, de orfanato, facha.

Foto: Rafael Chirbes (EFE)

Luego empieza con los nombres propios: Javier Pradera, “intrigante”, “malévolo”; César Antonio Molina, “colocando amigos gallegos como directores del Instituto Cervantes”; Jordi Gracia, “teólogo de un régimen”.

“Los socialdemócratas han conseguido tener la exclusiva en la elaboración de carnets de izquierdas. Si estás contra mí, eres la derecha, y eso te lo dice una legión de beatas, de hijos de militar de alta graduación o de comisario, legión de camisas azules a medio arrepentir, jesuitas sin reciclar” (p. 688).

Por si fuera poco, Chirbes se deshace en elogios hacia Chaves Nogales, cuyo libro ''A sangre y fuego' “habría que establecer como lectura obligatoria de todos los ciudadanos de este país. Eso, y no las confusas leyes de Zapatero, es un ejercicio de memoria histórica” (p. 595). ¿Para qué queremos más?

Si estás contra mí, eres la derecha, y eso te lo dice una legión de beatas, de hijos de militar de alta graduación o de comisario

Pues bien, después de escribir todo esto, Chirbes —como supongo se verá en la siguiente entrega de sus diarios— termina 'Crematorio', lo publica en 2007 y 'Babelia' lo elige libro de la semana, 'El Cultural', libro del año, se hace una serie en Movistar y, en fin, el sistema que detesta con toda su alma lo encumbra como escritor imprescindible y le hace rico. En 2013, 'Babelia' (o sea, 'El País'; o sea, el Grupo Prisa) elige 'En la orilla' (Anagrama) libro del año. En 2021, 'Babelia' elige mejor libro del año… los 'Diarios' de Chirbes.

¿Qué pensaría Rafael Chirbes de todo esto? ¿Estaría tentado de quemar las páginas de sus cuadernos donde echa pestes de los que, al cabo, le han aceptado en el lado correcto de la Cultura? ¿No se sentiría, en realidad, escarnecido y un poco humillado? ¿No pensaría que 'Crematorio' fue malinterpretada como retrato de la corrupción urbanística del PP valenciano cuando lo era de toda la corrupción urbanística?

Quizá, como digo, en una tercera entrega de estos 'Diarios' podamos disfrutar de unas páginas asombradas, y no poco incómodas, respecto al propio éxito.

De momento, esperemos que estos 'Diarios' sean elegidos mejor libro del año 2022 por 'Babelia'.

Sin saberlo, Rafael Chirbes contó una curiosa historia, acaso políticamente aleccionadora, en lo que ha acabado siendo la segunda parte de sus 'Diarios. A ratos perdidos 3 y 4' (Anagrama, 2022), que van de 2005 a 2007. En principio, las 700 páginas de anotaciones diarias del escritor tratan sobre sus lecturas, las películas que ve (encantadoramente, en DVD) y las dudas que tenía sobre la novela que andaba escribiendo, 'Crematorio' (Anagrama, 2007). La novela le parecía horrorosa los lunes, insalvable los martes, malísima los miércoles, y solo alguna tarde le veía posibilidades. Que luego fuera considerada una de las obras maestras de la literatura española de nuestro tiempo podría dar a estos Diarios cierta condición de cuento de hadas. Pero 'Diarios' no es un cuento de hadas, sino la fábula de un escarnio: triunfar gracias a toda la gente que detestas.

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