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Música urbana española: de un sótano de Marqués de Vadillo a las lonas de Gran Vía
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Música urbana española: de un sótano de Marqués de Vadillo a las lonas de Gran Vía

El libro 'Money Flu$', escrito por el colectivo El Bloque, repasa los treinta años del género en nuestro país

Foto: La Zowi en una imagen promocional de su mixtape 'Élite'
La Zowi en una imagen promocional de su mixtape 'Élite'

Fue a finales de los 80 cuando un grupo de directivos de la BMG Ariola se reunió para solventar el gran problema al que se enfrentaba la industria musical española: que ya no conectaba con la gente joven. A ningún portador de acné juvenil le interesaba ya La Trinca, Nacha Pop o Radio Futura. Los informes de ventas eran descorazonadores. Así que alguien propuso una solución: en Estados Unidos, la chavalería conectaba con un nuevo género, el rap. Música salida de la calle salida de los barrios negros más marginales de Nueva York, con letras abrasivas y líricas, cadencia rápida y raíces africanas. Con una foto del Príncipe de Bel-Air sobre la mesa, la BMG sólo necesitaba sangre fresca y joven, así que mandaron a ojeadores a peinar las calles para encontrar las futuras estrellas del rap español. De ahí salió en 1990 unrecopilatorio titulado 'Rap de aquí', "una versión blanqueada del rap ochentero, con sonidos disco y gimmicks amables para mantenerlo apto" con colaboraciones de artistas como una tal Sweet, los Three And One y el dúo Sony & Mony. Spoiler: no funcionó. En Alicante ya estaban pululando los Hin-Chu Boys, que grabarían con DJ Toxic y Fat 'Death Certificate. Stil Burning' en 1992, el que hoy sigue siendo uno de los discos de rap underground mejor valorados.

Sonia Cuevas estaba allí, en ese momento. "Éramos muy jóvenes, éramos peña muy auténtica. Pasamos de la euforia de cerrar un trato a vernos en una historia que no era como la queríamos", cuenta en las primeras páginas de 'Making Flu$' (2021, Plaza y Janés), la nueva biblia de la música urbana española escrita por el colectivo El Bloque y qiue cuenta con un prólogo rimado por La Zowi y un epílogo a cargo de Alizzz. El génesis y el credo del rap, el trap, el hip-hop, el reguetón y lo que se tercie, con nombres y apellidos, discografías, 'beefs' y demás sobre los apenas treinta años de vida del género urbano en España. "Vimos que si queríamos que esto saliera adelante teníamos que hacerlo nosotros. No podía salir del laboratorio de una discográfica". Cuevas montó en 1994 Zona Bruta, uno de los sellos independientes fundamentales del rap español, y tres décadas después, esa música que ayudó a introducir en nuestro país se ha convertido en la música de moda, el ascua a la que todas las multinacionales quieren arrimar la sardina para contagiarse del éxito de C Tangana, Yung Beef y compañía, los punta de lanza de una cultura marginal hasta hace apenas unos años.

Foto: C. Tangana, en una imagen promocional de Loewe.

El Bloque, colectivo compuesto por periodistas musicales, realizadores audiovisuales, fotógrafas y críticas culturales entre los que están Alicia Álvarez Vaquero, Daniel Madjody, David Camarero, Blanca Martínes, Aleix Mateu, Aïda Campubrí, Alba Rupérez y Quique Ramos, disecciona discografías, colaboraciones y casualidades que han desembocado en la nueva ola dentro (o fuera) de la industria musical... mundial. Los miembros de El Bloque coincidían en los conciertos, en los after, en la prensa escrita y hablada, pero no encontraban un lugar para reivindicar esta nueva corriente cultural, así que decidieron juntarse y cocinárselo ellos mismos a través de YouTube. "Alicia Álvarez, que es doctorada en Programas de televisión musical de los 80, quería hacer un programa de música para YouTube, pero como del estilo la Edad de Oro, pero centrada en nuevos formatos y en los nuevos artistas que estábamos viendo crecer". En sus tres años de vida, por su canal ha pasado todo el que es alguien en la escena: Yung Beef, Bad Gyal, C Tangana, Pedro LaDroga, La Zowi, Somadamantina, El Coleta...Porque lo que tiene esta escena es un sinfín de nombres imposibles que han pasado del el barrio a (algunos) tapar con su cara un edificio entero en la Gran Vía de Madrid.

placeholder Extracto de la portada de 'Making Flu$'
Extracto de la portada de 'Making Flu$'

¿Qué ha pasado para que una música construida a base de maquetas desde el sótano de la tienda de Marqués de Vadillo ocupe ahora portadas de revista, minutos de telediario y, sobre todo, horas y horas de reproducción en todas las plataformas posibles? ¿Qué ha ocurrido para que las discográficas se estén peleando por ellos? "Ha pasado C Tangana", contesta Aleix Mateu a 'El Confidencial'. "C Tangana ha sabido entender cómo funciona la industria de toda la vida y ha sabido adaptarla a su manera de hacer las cosas. A día de hoy todos los sonidos del rap o del hip hop se han convertido en mainstream. Que la gente de OT esté trabajando con productores que vienen de esta escena… que cualquier artista pop se esté acercando al sonido urbano metiendo un autotune o un 808… Creo que en España y a nivel mundial ha quedado claro que ésta es la música que manda ahora".

Sin la revolución tecnológica y de las redes sociales, la música urbana no hubiese podido llegar a la posición que defiende ahora ahora. "Con las nuevas herramientas existe la posibilidad de crear una industria alternativa más fuerte, que creo que se está consiguiendo a medias, porque hay artistas que sí que hacen números sin firmar con las grandes", explica Quique Ramos. "Pero las experiencias no suelen salir bien: ahora mismo estaba Rels B haciendo vídeos y canciones alegrándose de haberse llevado el dinero de Sony y haberse pirado por fin. Sólo C Tangana ha entendido cómo aprovecharse de las ‘multis’. Dentro de la locura impersonal a la que te llevan los entramados de este tipo está sabiendo mantener un discurso propio".

placeholder Rels B. (Efe)
Rels B. (Efe)

"A nuestra escena le está costando mucho amoldarse a las normas de la ‘multi’ y de la industria", prosigue. "Tenemos la sensación de que a Spotify puede entrar cualquiera, que es más de la gente, pero en realidad tienen porcentajes las ‘multis’ de siempre, haciendo pitch editorial, maneja por una mano negra que tiene sus propios intereses que es que la gente esté escuchando el máximo tiempo posible y que funciona como funcionaban Los 40 Principales. Si miras las listas, lo que hace subir los números y la pasta, sólo tienes que mirar los créditos para ver que vienen de las multinacionales".

Mensajes de whatsapp, entrevistas, rimas, poemas. Todo vale en el libro para intentar comprender un fenómeno salido al amparo de las redes sociales. "Antes sólo los artistas que podían se podían permitir que les hiciesen videoclips, pero la nueva generación se hace sus propios videoclips, se los suben a YouTube y tienen feedback", afirma Mateu. "MySpace fue un caldo de cultivo muy fuerte para que mucha gente subiese su propia música. Era una red especifica para la música y para hacer conexiones a través de la música. La imagen no tenía mucho peso. Pero la aparición de las cámaras baratas, de los smartphones y de YouTube suponen la muerte de MySpace, porque la imagen cobra muchísimo protagonismo y lo cambia todo". Porque le estética urbana no hubiese calado tan profundo si no hubiésemos podido ver a Bad Gyal presumiendo de uñas de gel y mallas de licra ajustada y tops de print apretado, ni a Kidd Keo presumir de rastas y descapotables.

placeholder 'El madrileño', el nuevo disco de C. Tangana
'El madrileño', el nuevo disco de C. Tangana

A lo largo de sus quince capítulos, el libro explica desde los primeros grupos que se lanzaron a hacer rap en España hasta las canciones que pudieron ser pero se quedaron suspendidas en el purgatorio, pasando por análisis de los cambios sociales que han favorecido este caldo de cultivo o reflexiones sobre el papel de las mujeres y los inmigrantes dentro de la escena. La precariedad, la pobreza, la marginalidad, un discurso muy compartido en las letras de los artistas urbanos que ha dado paso a los versos rimados con Loewe y anillos de varios miles de euros.

"La crisis influyó en cierta forma. Eran gente que estaba sin currar y que tuvo tiempo para hacer música", analiza Mateu."Pucho en aquel momento estaba sin estudiar, sin currar de lo suyo, trabajando en un Pans & Company, y decidió buscarse la vida con sus colegas para intentar ser más listo y vivir de la música". Pero para Ramos hay dos vertientes, la del discurso emprendedor del que aprovecha la crisis para colarse por las grietas del sistema y la del nihilista que lo ve todo perdido y que, puestos a pasar hambre, hacerlo cantando. "Muchos cantan que les da igual, que para qué, si al final les van a echar de casa, así que me tiro de cabeza a lo que me apetece, que es hacer música, porque lo que me está dando dinero es vender droga. No necesito mantener nada porque no tengo nada. Muchos de ellos son hijos de la crisis del 2008: cuando Yung Beef canta ‘que le follen a los avisos de desahucio’ son probablemente avisos de desahucio que ha vivido de niño, que tiene instaurado como una posibilidad real en su vida adulta".

Foto: El cantante Antón Álvarez, alias C.Tangana. (EFE)

Artistas como Khaled o Morad son, además, inmigrantes de primera o segunda generación que, además de fusionar con ritmos y letras en árabe, se han convertido en los ídolos de los niños blancos y pijos de cualquier colegio de pago. "Barcelona es una ciudad portuaria, que tiene más inmigración", propone Ramos a la pregunta de por qué muchos de los raperos y traperos marroquís proceden de la Ciudad Condal. "El primer videoclip en el que vi con gente de distintos orígenes [piensa mucho cómo utilizar el término] fueron los Kefta Boys de Granada. Y ya empezamos a normalizar que apareciese el Khaled cantando en árabe".

"En CPV, que fueron uno de los primeros grupos de rap, ya había dos negros y un marroquí", aporta Mateu. "También estaban Frank T, Jota Mayúscula, Kami, que era marroquí. Siempre ha habido mucha mezcla en el rap, otra cosa es que ahora ya se les dé la visibilidad que tocaba. En España ha habido mucha gente negra haciendo música guapísima que no ha obtenido el reconocimiento que deberían, sobre todo desde no recibir el apoyo de discográficas porque, al final, tienen menos cuota de mercado que un blanco de clase media que rapea una cosa más blanca para todos los públicos".

Porque en 'Making Flu$' cuenta La Mala Rodríguez que España es racista y que por ello muchos y buenos raperos negros no han tenido el éxito merecido. Cuando sacó 'Lujo ibérico' en el año 2000, "había un monopolio que era tres casas de discos apostando por otras cuatro personas. Hay muchos nombres increíbles en Madrid y sin embargo ahí se han quedado. Yo soy muy fan de Jordan Donaire. 'Leyendas legales', para mí, es uno de los mejores discos que se han hecho en este país. Arianna Puello, por ejemplo, sale antes que yo pero no ha tenido un gran éxito. ¡Porque es negra, dejémonos de tonterías!. ¿Tú te identificas con una mujer? ¿Y encima negra? Eso sigue pasando día de con muchos grupos como Afrojuice. Si estuvieran en los States se movería mucho más el proyecto, pero esto es España y en España hay racismo".

Porque la mujer tampoco lo ha tenido fácil en una escena en la que la mayoría del público hasta hace poco era masculino. En el libro, Alicia Álvarez pone el foco en la escena canaria, por donde empezaron a entrar en España los primeros compases del reguetón, y donde el dúo K-Narias -¿se acuerdan de 'No te vistas que no vas'?- ayudó a que los ritmos latinos se fusionasen con la escena urbana española. "Las K-Narias tuvieron algunos singles muy sonados, pero no se las tomaba en serio, ni siquiera dentro de la industria. Pensaban que las habían puesto ahí para enseñar su cuerpo y hacer música tonta, pero yo también creo que estaban haciendo algo genuino a su manera", reconoce Ales. "La Mala Rodríguez contaba que su conexión con un público que no escucha rap normalmente es porque hablaba de la vida de sus vecinos, porque mezclaba su herencia más flamenca con un estilo urbano, no hacía metarrap, lo que facilitaba que le llegase a la gente".

placeholder Las K-Narias.
Las K-Narias.

Ya conocemos el pasado, pero, ¿cuál es el futuro de la escena urbana? "Igual voy a hacer un poco de viejo, pero esto ya lo he vivido. Hubo una eclosión del indie, que al final era un ‘rockete’ que era como una rémora del grunge, que aquí llegó unos años más tarde, como está pasando ahora con estas músicas urbanas", advierte Ramos. "C Tangana parece que está haciendo algo novedoso, supuestamente trayendo una música nueva al mainstream, pero a ver, que está haciendo música con Calamaro. Para eso no hacía falta entrar en el mainstream. Para mí, personalmente, me parece una oportunidad perdida. Él, que ya está dentro, podría haber hecho algo más interesante. Por otra parte, mirándolo más desde fuera, me parece interesante que se haya rodeado de todos estos popes que pueden entender mis padres y casi hasta mi abuelo, pero haciendo algo que sigue siendo C Tangana".

Mateu defiende 'El madrileño' un poco más. "Lo que es innegable es que en la estela de lo que estaba haciendo ha dado un paso más hacia el mainstream, en España y en Latinoamérica. Bien por él. A nivel artístico también me parece guay, porque todo lo que sea mezclar y fusionar le abrirá puertas y abrirá los oídos de la gente. Que Pedro LaDroga haya hecho cosas con C Tangana te puede petar la cabeza. La escena está compuesta por mucha gente con discursos distintos y muy propios. Que se juntaran antes de enfadarse el Khaled, el Yung Beef, el Cecilio… yo qué sé, todos los que estaban en Barcelona, es increíble. Quizás era por afinidad o por referentes que ha creado unas conexiones…".

Foto: 'El madrileño', el nuevo disco de C. Tangana.

"Ahora es un momento muy dulce para todos aquellos inmigrantes de segunda e incluso primera generación que están haciendo un ‘boom’ dentro de la música urbana. Llegamos un poco tarde, porque eso ya había ocurrido en Francia, en UK [Gran Bretaña] y, obviamente en Estados Unidos. Allí el rollo afrobeat, el dancehall es lo que más suena, por la inmigración jamaicana. Y ahora está llegando aquí", aplaude Mateu. "Lo más interesante es que hacen sonidos más propios, más de sus países de origen. Hay muchos artistas que mezclan esos ritmos africanos con trap, bachata...", apostilla Ramos. "También está pegándolo que flipas la música urbana que mezcla el folclore y tradición española, castellana, andaluza o lo que sea", vuelve a cerrar Mateu. Lo que sea, pero pronto en directo, por favor.

Fue a finales de los 80 cuando un grupo de directivos de la BMG Ariola se reunió para solventar el gran problema al que se enfrentaba la industria musical española: que ya no conectaba con la gente joven. A ningún portador de acné juvenil le interesaba ya La Trinca, Nacha Pop o Radio Futura. Los informes de ventas eran descorazonadores. Así que alguien propuso una solución: en Estados Unidos, la chavalería conectaba con un nuevo género, el rap. Música salida de la calle salida de los barrios negros más marginales de Nueva York, con letras abrasivas y líricas, cadencia rápida y raíces africanas. Con una foto del Príncipe de Bel-Air sobre la mesa, la BMG sólo necesitaba sangre fresca y joven, así que mandaron a ojeadores a peinar las calles para encontrar las futuras estrellas del rap español. De ahí salió en 1990 unrecopilatorio titulado 'Rap de aquí', "una versión blanqueada del rap ochentero, con sonidos disco y gimmicks amables para mantenerlo apto" con colaboraciones de artistas como una tal Sweet, los Three And One y el dúo Sony & Mony. Spoiler: no funcionó. En Alicante ya estaban pululando los Hin-Chu Boys, que grabarían con DJ Toxic y Fat 'Death Certificate. Stil Burning' en 1992, el que hoy sigue siendo uno de los discos de rap underground mejor valorados.

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