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Comió los mismos alimentos durante años y adelgazó 65 kilos
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Comió los mismos alimentos durante años y adelgazó 65 kilos

La vida de Ian Sullivan era un infierno hasta que descubrió que con constancia, esfuerzo y siguiendo una rutina sana podría convertirse en el hombre que es ahora

Foto: Fuente: Ian Sullivan.
Fuente: Ian Sullivan.

La rutina puede matar, y no solo por culpa del tedio y el aburrimiento, sino de manera literal. Un día te despiertas y te cercioras de que la vida que has elegido no te reporta ningún beneficio y, además, es terriblemente perjudicial para tu salud. Eso le sucedió a Ian Sullivan, que para poder sobrevivir tenía que repartir su tiempo en cuatro trabajos, pasaba largas horas fuera de casa y, como es lógico, con un horario así no tenía ni tiempo para comer.

Rápidamente encontró un sustituto fiel: la comida rápida y los refrescos se convirtieron en acompañantes constantes en su dieta habitual. Llegaba a casa todos los días y estaba agotado, no tenía ni tiempo para estar con su mujer o para salir. Pesaba 145 kilos y no era feliz. No solamente se sentía desgraciado porque su vida no le llenaba, tampoco estaba a gusto con un cuerpo que consideraba ajeno. Sin embargo, todo esto cambiaría en los cuatro años siguientes. Perdió un total de 65 kilos.

Como suele suceder, hubo un momento en que se dijo valientemente: "Basta. Esto tiene que terminar". Corría el año 2015 y su médico de cabecera le explicó que era prediabético: "Tienes que intentar perder nueve kilos al año", anunció. Sullivan, en un principio, no se vio capaz de hacerlo. Además, fue un año especialmente complicado, perdió todos sus trabajos y decidió partir de cero. "Fue un renacer completo", explica en la revista masculina 'Men's Health'. "Comencé en una fábrica y ahí fue donde mi mentalidad cambió por completo, me decidí a perder estos 65 kilos".

placeholder Así era Ian hace tan solo cuatro años.
Así era Ian hace tan solo cuatro años.

Era un viaje sin retorno, y se dispuso perder medio kilo aproximadamente por semana. Al principio, optó por un plan excesivamente restrictivo y difícil de llevar a cabo, por lo que pronto tuvo que abandonarlo. "He de admitir que estaba muy preocupado por mi salud, por eso al principio quizá me pasé contando calorías", explica. "Después mi mujer y yo decidimos establecer un plan ideal y es el que he seguido desde entonces y el que me ha permitido conseguir el cuerpo que tengo ahora".

Un hábito

La comida es siempre la misma, y fácil de seguir para todo el mundo. Tan rutinario como una vida, el plan se basaba en ese sentimiento que había tenido Sullivan durante años. "Pero, al menos, sé que se trata de un hábito saludable y por eso estoy contento. La costumbre a veces también trae cosas buenas". Para desayunar toma avena y yogurt; y en la comida y la cena toma siempre lo mismo: pollo horneado con un poco de arroz y verdura. Si tiene hambre entre horas solo toma fruta.

Foto: Kayla antes y después de perder cuatro tallas. (Foto: Instagram)

"Soy una criatura de hábitos, ¿qué puedo hacer al respecto?", se ríe. "Sabía que este plan, si tenía la fuerza de voluntad suficiente para seguirlo, sería el que funcionaría conmigo. Pero no era todo un camino de rosas, tuve que hacerme muy disciplinado y estricto para rechazar los alimentos que no me convenían. Llevo una tartera a todas partes y eso es lo que me ha salvado la vida".

Para desayunar toma avena y yogur, y en la comida y la cena pollo con arroz y verdura. Si tiene antojos entre horas opta por una pieza de fruta

Por supuesto, como solemos decir, una dieta está coja si no se completa con ejercicio. Al principio, Sullivan se apuntó al gimnasio, pero el ejercicio cardiovascular combinado con fuerza no surtió efecto, así que se apuntó a crossfit y le ayudó un entrenador, dos o tres días a la semana. Cuanto más peso perdía, más adicto se volvía al trabajo. Para su sorpresa, hubo un punto en el que ya no se ejercitaba por obligación sino que realmente le gustaba hacerlo. No obstante, también tuvo que sacrificar algunas cosas.

"No concebía el no poder estar con mi familia porque tuviera que hacer deporte. Eso no era negociable", explica. Por ello tuvo que comenzar a levantarse a las 4:30 de la mañana para poder ejercitarse y volver a casa, ducharse e ir al trabajo. Eso le ayudó a desarrollar una disciplina inquebrantable. A medida que pasaban los meses, su ropa se volvió más holgada, subió su energía y también dejaron de dolerle la espalda y las rodillas. "Nunca había tenido la autoestima tan alta", indica. "La relación con mi mujer también ha mejorado mucho desde que no estoy deprimido. Tengo dos hijos con los que puedo mantenerme activo. Son pequeñas cosas que nunca imaginé que podrían sucederme cuando pesaba 145 kilos, creía que esta vida no era para mí".

La rutina puede matar, y no solo por culpa del tedio y el aburrimiento, sino de manera literal. Un día te despiertas y te cercioras de que la vida que has elegido no te reporta ningún beneficio y, además, es terriblemente perjudicial para tu salud. Eso le sucedió a Ian Sullivan, que para poder sobrevivir tenía que repartir su tiempo en cuatro trabajos, pasaba largas horas fuera de casa y, como es lógico, con un horario así no tenía ni tiempo para comer.

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