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El método Surefire: cómo quedarse dormido en solo dos minutos
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El método Surefire: cómo quedarse dormido en solo dos minutos

Tienes sueño, te metes en la cama y tus ojos se abren como platos durante horas. Hay una manera efectiva de terminar con el suplicio de no descansar lo suficiente

Foto: No mires el reloj. (iStock)
No mires el reloj. (iStock)

No hay nada peor en el mundo que querer dormir y no poder. Mientras las agujas del reloj siguen girando, nos desesperamos pensando en las horas que nos quedan para levantarnos y lo cansados que estaremos mañana. En esos momentos solo quedan dos opciones, levantarnos y hacer algo lo suficientemente aburrido como para que nos entre sueño, o seguir en la cama dando vueltas hasta que por fin caigamos entre los brazos de Morfeo.

Pero, ¿y si te decimos que hay otra fórmula para quedarte frito y no preocuparte más por el mundanal ruido hasta la mañana siguiente? La guía Surefire puede ayudarte con ello, pues eso de llegar a casa exhausto y meterte en la cama durante horas sin poder pegar ojo no es algo que solo te afecte a ti. Puedes estar tranquilo. Se trata solo de una serie de pasos que debes seguir si realmente quieres conseguir dormir al meterte entre las sábanas.

Antes de irte a dormir

Empezamos con esto, porque también es importante, especialmente si estás atravesando un periodo de insomnio crónico. Son siete las cosas que tienes que tener en cuenta antes de meterte en el sobre y que van a ayudarte a conciliar el sueño.

Duerme en un ambiente fresco. Ahora que llega el verano puede ser más difícil, y probablemente recuerdas haber pasado alguna noche de verano envuelto entre tus sábanas, sudando a chorros y sin poder pegar ojo. El ambiente es un factor muy importante a la hora de tener un sueño reparador. Tu temperatura ha de bajar 1,5 grados centígrados aproximadamente al dormir, y si las condiciones son las adecuadas, será más fácil que lo consiga. Quizá te llame la atención, pero es recomendable que tu habitación esté a unos 18 grados aproximados para que descanses bien, pero tampoco te pases y acabes como los personajes de 'Frozen'.

No mires el reloj, levántate siempre a la misma hora, date un baño caliente y vigila que el sol te dé lo suficiente durante el día

Toma una ducha o baño caliente. No porque el calor sea conveniente, sino porque una vez que sales del baño tus vasos sanguíneos dilatados irradiarán ese calor al exterior, tu temperatura se desplomará en picado y tu cuerpo pensará que es momento de irse a dormir.

Deja el reloj fuera de la habitación. ¿De qué te sirve comprobar cada dos por tres que no has podido dormirte? Lo único que conseguirás con ello es estresarte y no te ayudará en absoluto.

Foto: Un joven se refresca frente a un ventilador. (EFE)

No fumes o bebas café. La Coca-Cola, el té o incluso el chocolate tampoco son la mejor opción, pues son estimulantes. Tampoco es buena idea cenar e irte a la cama ipso facto. Intenta no estar ni muy lleno ni con hambre.

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No hagas ejercicio antes de irte a dormir. Lo ideal es que lo hagas hasta por lo menos tres horas antes de irte a dormir, aunque siempre será mejor por la mañana. Con las siestas pasa un poco lo mismo, que no se te vayan de las manos y no las hagas después de las 16:00 horas.

Relájate con alguna actividad tranquila. Como leer. Seguro que has oído miles de veces que no es buena idea usar pantallas antes de meternos en la cama, y es verdad. No olvides también que el sol te dé durante el día al menos 30 minutos, eso ayudará a tu cuerpo a condicionarse.

A la hora de dormir

Quizá estás mirando esto, tumbado en la cama, desesperado por poder dormir (mal, porque entonces te has saltado la regla que dice que no hay que mirar pantallas luminosas). Pero como la desesperación a veces nos puede, el truco es el que utilizan los soldados cuando necesitan quedarse dormidos, y también es frecuente que hagan uso de ella los pilotos, pues si no podrían cometer errores como resultado de un mal descanso.

Quizá el primer día no funcione, pero si lo conviertes en un hábito, conseguirás dormir bien con el paso de las semanas

La cosa es así: primero, debes relajar los músculos de la cara incluida la lengua, la mandíbula y los que se encuentran alrededor de los ojos. Después tienes que dejar caer los hombros lo más bajo posible antes de relajar tu brazo y antebrazo, primero uno y luego otro. Después, intenta relajar tu mente hasta que llegues a un estado de meditación y los pensamientos del día vayan fluyendo y pasando, sin quedarse en tu mente, céntrate solo en tus músculos. Puedes visualizarte en una hamaca, en un día tranquilo de verano, mientras descansas. Céntrate en tu respiración.

Si no puedes dejar de pensar, repite como un mantra: "No pienses, no pienses" durante diez segundos. Quizá parezca una tontería pero es la práctica la que hace al maestro. Si buscas en internet verás como mucha gente asegura que funciona, pero lo que tienes que hacer es convertirlo en una rutina y practicarlo todas las noches. Quizá no sea la solución esa primera noche de insomnio, pero con el paso de las semanas descubrirás que te vas quedando dormido con facilidad. Y, como último consejo, ve a la cama y levántate todos los días a la misma hora, también los fines de semana. Sabemos que no es lo más guay, pero somos animales de costumbres.

No hay nada peor en el mundo que querer dormir y no poder. Mientras las agujas del reloj siguen girando, nos desesperamos pensando en las horas que nos quedan para levantarnos y lo cansados que estaremos mañana. En esos momentos solo quedan dos opciones, levantarnos y hacer algo lo suficientemente aburrido como para que nos entre sueño, o seguir en la cama dando vueltas hasta que por fin caigamos entre los brazos de Morfeo.

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