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Diez maneras sorprendentes de perder peso mientras duermes
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DORMIR Y ADELGAZAR, EL COMBO PERFECTO

Diez maneras sorprendentes de perder peso mientras duermes

Dado que la sincronización entre dieta y sueño es tan importante, haríamos bien en incorporar a nuestras rutinas estos trucos que nos ayudarán a adelgazar con poco esfuerzo

Foto: Tomar un té y hacer el amor: la fórmula perfecta para dormir bien y, de paso, adelgazar. (iStock)
Tomar un té y hacer el amor: la fórmula perfecta para dormir bien y, de paso, adelgazar. (iStock)

Cada vez está más claro que la calidad y duración de nuestro sueño influye de forma importante en nuestro peso. Y, este, a su vez, está condicionado por el tipo de dieta que llevamos. Los científicos llevan varios años advirtiendo que los horarios de las comidas son determinantes en las estrategias de adelgazamiento. Por mucho que te esfuerces por elegir alimentos sanos, engordarás más si los consumes justo antes de acostarte pero, además, es más probable que tus elecciones alimenticias sean peores si tus horarios de comidas están descontrolados y no duermes lo suficiente.

Dado que la sincronización entre dieta y sueño es tan importante haríamos bien en incorporar a nuestras rutinas estos trucos que harán que comamos mejor, durmamos mejor y, al final, adelgacemos.

1. Cena huevos, leche, carne o pescado

El triptófano es un aminoácido esencial que ayuda al organismo a elaborar sus propias proteínas pero, además, promueve la liberación de la serotonina, el neurotransmisor encargado de regular nuestro sueño. Un estudio reciente mostró que las personas con trastornos del sueño que añaden a su cena un cuarto de gramo de esta sustancia duermen más tiempo y mejor.

Este compuesto está presente en las proteínas de origen animal, por lo que su principal fuente son los huevos y la leche, seguidos de la carne y el pescado. Una ración de cualquiera de estos alimentos aporta suficiente triptófano como para tener un sueño más profundo.

2. Los carbohidratos, al medio día

Aunque habrás oído una y mil veces que no se deben tomar carbohidratos por la noche, quizás no conozcas la razón por la que no es recomendable. Para empezar, no es cierto que tengamos que eliminar todo tipo de hidratos de carbono de nuestras cenas, pero es preferible primar los hidratos complejos de los vegetales y verduras sobre los procedentes de la pasta y el arroz. El gran problema de tomar arroz o pasta para cenar es que solemos consumir grandes cantidades, ingiriendo muchas más calorías de las recomendadas. Si se toman en raciones pequeñas no constituyen ningún problema, pues son alimentos muy fácilmente digeribles, pero es difícil no excederse. Y, dado que no vamos a quemarlos a esas horas, se acumularán en forma de grasas.

3. Nunca cenes grandes cantidades

No debes irte a la cama en ayunas, pero tampoco es buena idea acostarse lleno. La cena perfecta, según la mayoría de nutricionistas, debe aportar entre el 15 y el 25% de las calorías diarias, un porcentaje que solemos sobrepasar. Si todavía no has logrado digerir la comida tu cuerpo estará trabajando en ello toda la noche y esto hará que te cueste más conciliar el sueño. Y cuanto más tarde te acuestes, menos descansarás y peor te levantarás, algo que además te empujará a comer más en el nuevo día.

4. Nunca cenes tarde

Los científicos han relacionado las cenas tardías con la obesidad, y no sólo porque al comer más tarde gastemos menos calorías, sino porque ingerimos más. En ningún caso debemos cenar menos de tres horas antes de irnos a la cama.

La franja del día más importante para los que están a dieta, en la que muchas personas suelen fracasar, es la que va de las 6 a las 10 de la tarde. Más de la mitad de los participantes (un 56%) en una reciente encuesta reconoció que es en este momento cuando más calorías ingieren, prácticamente la mitad de todo el día. Muchos de los encuestados, pese a estar a dieta, reconocen picar algo después de las 8 mientras ven la tele. Una costumbre que está directamente relacionada con el sobrepeso.

5. Toma infusiones

Hay infusiones muy recomendables para relajarse y conciliar el sueño. Las mejores son la manzanilla, la menta, la lavanda y la valeriana, que tiene propiedades sedantes más fuertes. Estas, además, nos ayudaran a calmar el posible apetito que tengamos –porque, recuerda, lo más importante es cenar pronto– y a hidratarnos antes de ir a la cama.

6. Baja el termostato

“El mejor indicador de la calidad del sueño es la temperatura de la habitación, que debe situarse entre los 15 y los 18 grados centígrados”, asegura David Randall, autor del superventas 'Dreamland: Adventures In The Strange Science of Sleep' (WW Norton & Co, 2013) . Los estudios muestran que las estancias con temperaturas por encima o por debajo hacen que durmamos peor. Si pasamos demasiado frío o demasiado calor tendremos ansiedad, que es la principal enemiga del sueño. Para los que duermen desnudos o sin sábanas la temperatura óptima de la habitación está entre los 30 y los 32 grados.

Dormir a una temperatura más baja tiene, además, una ventaja añadida. Según un estudio publicado en la revista 'Diabetes', dormir en una habitación fría activa la grasa marrón que tienen los adultos y que ayuda a perder peso a un ritmo mayor que a altas temperaturas.

7. Apaga la luz

La luz interrumpe la segregación de melatonina, la hormona que se libera en nuestro cuerpo para que podamos relajarnos y dormir. Evitar la exposición a fuentes intensas de luz durante la media hora previa a que vayamos a la cama es una de las normas básicas para conciliar un buen sueño pero resulta que, además, ésta puede influir en la ganancia de peso.

Según un nuevo estudio publicado en el 'American Journal of Epidemiology' las personas duermen en habitaciones oscuras tienen un 21% menos posibilidades de ser obesas que aquellos sujetos que descansan en habitaciones en las que entra demasiada luz.

8. Apaga la tele

Las personas que comen distraídas, no sólo viendo la tele, también leyendo, navegando por Internet, jugando a la videoconsola, o en el puesto de trabajo, no sólo comen más sin casi darse cuenta, comen hasta más tarde. Al estar distraídos no sólo ingerimos más calorías, además somos menos conscientes del tipo de alimentos que nos llevamos a la boca, lo que, a la larga, hace que nuestra dieta sea peor, pues ni siquiera sabemos en qué consiste.

9. Toma una ducha caliente

Más allá de que este hábito es de lo más relajante y placentero, la idea de darte una ducha caliente antes de meterte en la cama se recomienda para conseguir una temperatura corporal ideal que nos ayude a conciliar el sueño. Según un estudio realizado en 1985, las personas que se daban un baño caliente antes de acostarse no sólo se quedaban dormidas más rápidamente sino que además aseguraban disfrutar de un sueño de mayor calidad.

10. Haz el amor

El cansancio hace que disminuya la frecuencia con la que practicamos sexo y esto, lo creas o no, puede influir también en nuestro peso. Un nuevo estudio publicado en 'The Journal of Sexual Medicine' muestra que el deseo sexual aumenta cuando dormimos lo suficiente. Y cuanto más hacemos el amor mejor dormimos. Por si esto fuera poco, copular adelgaza. Es el combo perfecto.

Cada vez está más claro que la calidad y duración de nuestro sueño influye de forma importante en nuestro peso. Y, este, a su vez, está condicionado por el tipo de dieta que llevamos. Los científicos llevan varios años advirtiendo que los horarios de las comidas son determinantes en las estrategias de adelgazamiento. Por mucho que te esfuerces por elegir alimentos sanos, engordarás más si los consumes justo antes de acostarte pero, además, es más probable que tus elecciones alimenticias sean peores si tus horarios de comidas están descontrolados y no duermes lo suficiente.

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