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Las docuseries de Netflix y HBO Max sobre Woodstock '99 que explican la evolución de los macrofestivales de música
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HORROR FESTIVALERO

Las docuseries de Netflix y HBO Max sobre Woodstock '99 que explican la evolución de los macrofestivales de música

El 18 de agosto de 1969 se apagó Woodstock, el festival más importante de la historia. En su 30º aniversario, una nueva edición demostró todo lo que se podía hacer mal en el sector.

Foto: Una imagen de 'Fiasco total: Woodstock 99'. (Netflix)
Una imagen de 'Fiasco total: Woodstock 99'. (Netflix)

La periodista Jane Ganahl, del San Francisco Examiner, lo describió como "el día en que murió la música". Así de mal terminó Woodstock 99, el revival del festival más importante de la historia celebrado 30 años después. Lo que debía ser un bis del lema sesentero de paz y amor acabó convertido en un desastre monumental que explica cómo hemos acabado en una era atestada de controvertidos macrofestivales de música. Así lo reflejan estas dos docuseries sobre el evento, disponibles en Netflix y HBO Max.

En 1994, para conmemorar los 25 años de la celebración de aquella congregación hippie y contracultural en una granja al norte del estado de Nueva York, tuvo lugar Woodstock '94. Aunque ni el rock, ni la política, ni los Estados Unidos eran ya los mismos de 1969, el evento transcurrió sin sobresaltos, por lo que sus organizadores decidieron repetir con el trigésimo aniversario: así nació Woodstock 99.

Tras el festival, se denunciaron numerosas violaciones y un veinteañero murió

Mucho cambió en esos escasos cinco años. El descontento inclusivo del grunge había dejado paso poco a poco a la rabia descerebrada y machirula de algunas de las bandas de nu metal más famosas. La cultura pop del país descendía por una espiral de frivolidad con la quinta marcha metida y la encabezaban jóvenes criados en época de bonanza, frustrados pero sin saber exactamente con qué. Ni un solo grupo de los que habían actuado en el Woodstock de 1969 se subió al escenario 30 años después.

placeholder Fred Durst, el cantante de Limp Bizkit, durante su concierto en Woodstock '99. (Netflix)
Fred Durst, el cantante de Limp Bizkit, durante su concierto en Woodstock '99. (Netflix)

La organización de la edición de 1999 también implementó algunas diferencias con respecto al festival original y a la réplica de 1994. En lugar de en una granja, como en 1969, esta otra simulación del Festival de Música y Arte de Woodstock se programó en una antigua base de las Fuerzas Aéreas, sobre asfalto. El clima no acompañó a la mala elección del emplazamiento, que se convirtió enseguida en un auténtico horno.

Después de dejarse los ahorros de toda su adolescencia en los abonos y quizá recorrer el país de punta a punta para llegar a Woodstock 99, muchos asistentes se pasaron los conciertos de sus grupos favoritos siendo atendidos por los servicios sanitarios por insolación. La organización no preparó ni una sola zona de sombra para que el público se resguardase del calor extremo, empeorado por el asfalto, y refrescarse tampoco era fácil: el espíritu contracultural de la edición original se ahogó en cuanto obligaron a todo el mundo a consumir exclusivamente agua y comida del interior del recinto, vendida a precios abusivos. Las fuentes gratuitas eran claramente insuficientes y los aseos portátiles se desbordaron enseguida, crearon enormes charcos de lodo y heces.

Incendios encendidos con velas por la paz

La afluencia no superó demasiado la del festival original, pero 400.000 personas fueron suficientes para que el malestar acumulado por las malas condiciones reventara en una explosión de violencia. El vandalismo y las agresiones sexuales comenzaron a aflorar durante el concierto de Limp Bizkit; el vocalista de la banda, Fred Durst, incluso animó al público a enfadarse durante su canción Break Stuff [Romped cosas].

Cerraron el festival al día siguiente, el domingo 25 de julio de 1999, los Red Hot Chili Peppers. Esa misma noche, a la misma hora, tocaban los metálicos Megadeth, así que nadie hubiera imaginado que la violencia fuera a concentrarse, sobre todo, en el escenario del cuarteto de Anthony Kiedis y Flea. Pero así fue: una ONG había repartido velas entre el público durante el día, con la intención de que las levantaran encendidas por la paz cuando sonara Under the Bridge. Sin embargo, muchas terminaron utilizándose para encender fogatas con materiales desperdigados por el recinto, como botellas de plástico vacías. El fuego se propagó rápidamente, llegando a incendiar una torre de telecomunicaciones que los bomberos se negaron a apagar. Ante este panorama, los RHCP decidieron cerrar su repertorio con una versión de Fire [Fuego], de Jimi Hendrix.

placeholder Así quedó el recinto de Woodstock '99. (Netflix)
Así quedó el recinto de Woodstock '99. (Netflix)

Ahí se desató el caos. Los asistentes bailaban junto a las llamas, arrojaban trozos de la valla al fuego, volcaban cajeros automáticos y asaltaban furgonetas. La MTV, que había sido el partner oficial del evento y llevaba cuatro días cubriéndolo, ordenó desalojar a todo su personal del recinto. Tiempo después, varios cuerpos de antidisturbios acudieron al recinto para controlar los disturbios y dispersar a la turba. Se denunciaron numerosas violaciones, algunas ocurridas frente a los escenarios, junto delante a Durst y otros artistas; y David DeRosia, un veinteañero que estaba viendo actuar a Metallica, murió por un colapso provocado por hipertermia. Años después, la justicia de Estados Unidos estableció que la causa de la muerte fue la negligencia de los organizadores de Woodstock 99.

Seguro que si has estado en un macrofestival recientemente, muchas de las malas prácticas que convergieron en el desastroso Woodstock de 1999 te suenan de algo. La comida y bebida a precios de estafa, los aseos y los puntos de agua anegados e inservibles, el desdén por la seguridad de los asistentes... Woodstock 99 fue una desgracia, pero también un toque de atención. Estas dos docuseries que se pueden ver en plataformas de streaming lo recuerdan.

Fiasco total: Woodstock 99

placeholder Una imagen de 'Fiasco total: Woodstock 99'. (Netflix)
Una imagen de 'Fiasco total: Woodstock 99'. (Netflix)

El contenido más completo dedicado por entero al desastre de Woodstock 99 lo encuentras en Netflix. Se trata de Fiasco total: Woodstock 99, una miniserie lanzada en 2022 que relata en tres episodios de entre 45 y 50 minutos esta misma historia marcada por la negligencia, la avaricia y la violencia de los años 90. ¿Qué aporta, entonces? Imágenes. Una buena cantidad de metraje recuperado para la serie, y que hace que el episodio negro de la marca Woodstock resulte todavía más espeluznante.

Music Box: Woodstock 99: Paz, amor y furia

Lo que tienes disponible en HBO Max sobre el tema no es estrictamente una docuserie, sino un episodio de una. Music Box: Woodstock 99: Paz, amor y furia es una película documental de una hora y 45 minutos y dirigida por Garret Price sobre el caos del festival de 1999, que a su vez sirve como primer episodio de una docuserie mayor dedicada a la música. Otros episodios tratan sobre el rapero Juice WRLD o sobre el álbum Jagged Little Pill, de Alanis Morissette.

La periodista Jane Ganahl, del San Francisco Examiner, lo describió como "el día en que murió la música". Así de mal terminó Woodstock 99, el revival del festival más importante de la historia celebrado 30 años después. Lo que debía ser un bis del lema sesentero de paz y amor acabó convertido en un desastre monumental que explica cómo hemos acabado en una era atestada de controvertidos macrofestivales de música. Así lo reflejan estas dos docuseries sobre el evento, disponibles en Netflix y HBO Max.

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