Los fabricantes de coches quieren cobrarte mensualmente hasta por bajar la ventanilla

Los fabricantes de automóviles están cambiando poco a poco su modelo de negocio. Ahora ya no solo venden coches, sino también engordan sus cuentas con servicios de suscripción que permiten el acceso a opciones como la navegación avanzada o los sistemas de piloto automático. Esta tendencia crecerá en el futuro, pero además, los coches ya pueden ver y escuchar todo lo que hacemos en su interior y los fabricantes están aprovechando para vender también esos datos sin que haya un control efectivo de los organismos reguladores.

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Ford, Tesla, General Motors o Mercedes ya no son solo fabricantes de coches, ahora también desarrollan software que permite mejorar las prestaciones de los automóviles y los transforman en plataformas tecnológicas conectadas. A cambio, los usuarios ya no solo tienen que pagar la mensualidad del coste del propio vehículo, sino que también tendrán que hacerlo por sus servicios de suscripción.

Como apunta Axios, los precios de estos servicios varían. Ford, por ejemplo, ha anunciado recientemente nuevas opciones para acceder a su tecnología de piloto automático en carretera sin BlueCruise. Los compradores de EEUU pueden activar BlueCruise en el momento de la compra durante tres años, añadiendo un coste de 2.100 dólares a la financiación del vehículo. También, pueden probar BlueCruise gratis durante 90 días y luego activarlo por 800 dólares al año o 75 al mes.

Tesla tiene un sistema de suscripción similar para su Full Self-Driving, aunque acaba de reducir en varios miles de dólares el precio de su beta que en EEUU tiene más opciones liberadas que en Europa y tiene un coste de 12.000 dólares por adelantado o 199 dólares al mes. Por otro lado, tres años del piloto automático de General Motors, el Super Cruise, cuesta en el país americano 2.200 dólares por adelantado en vehículos Chevrolet y GMC y 2,500 para Cadillacs. Aunque también se pueden pagar 25 dólares al mes o 250 al año a través de una suscripción. El fabricante alemán Mercedes tiene un paquete de suscripción anual a Me Connect en EEUU por 150 dólares que incluye desde información del tiempo o el tráfico en vivo o un software para encontrar y reservar un espacio de estacionamiento.

Qué opinan los compradores de estos cambios

Una reciente encuesta de S&P Global Mobility ha recabado la opinión de los conductores ante la llegada de las suscripciones. Los compradores de coches están dispuestos a pagar por ellas con una condición: que puedan probar los servicios primero. Los encuestados no quieren pagar miles de dólares en el momento de la compra por tecnologías que no están seguros de acabar usando.

El 82% de los encuestados que habían tenido acceso a una prueba gratuita o un plan de servicio existente dijeron que estarían dispuestos a pagar por ello en sus próximos coches. Sin embargo, la opinión cambia cuando se les habla de rascarse el bolsillo por una suscripción a prestaciones que lleva el coche de fábrica, como tener volantes o asientos calefactados, algo que ya probó BMW en su momento y tuvo que retirar poco después.

Las suscripciones, una mina de oro

Jim Farley, consejero delegado de Ford, declaró recientemente en una reunión con los inversores que su compañía gana actualmente "cientos de millones" gracias al software con márgenes brutos superiores al 50%. "Esperamos multiplicar por 10 esa cifra en los próximos años, simplemente basándonos en el crecimiento que vemos", comentó. Otros fabricantes como GM aspiran a obtener entre 20.000 y 25.000 millones de dólares anuales en ingresos por software y suscripciones para finales de esta década.

Para aquellos que estén pensando que estos servicios se pueden conseguir desde los teléfonos móviles y lanzarlos al sistema de Android Auto o Apple CarPlay del coche, la industria ya ha tiene preparada una solución. GM quiere ir eliminando gradualmente esa posibilidad y favorecer un sistema de infoentretenimiento basado en Google que permite descargar las aplicaciones de suscripción.

Tu coche conoce tu actividad sexual

Toda esta tecnología y los sistemas de cámaras y micrófonos que llevan los coches actuales crean montañas de datos que los fabricantes de coches no quieren dejar de aprovechar. La Fundación Mozilla, una ONG propietaria del navegador de código abierto Firefox, ha realizado un informe recientemente del que se ha hecho eco Político. En el estudio aseguran que los fabricantes de coches recopilan grandes cantidades de datos sobre conductores y pasajeros, llegando incluso a monitorear la actividad sexual de los ocupantes del coche.

La fundación ha llevado a cabo un estudio de 25 marcas y 15 empresas automovilísticas con un resultado escalofriante. Entre otras cosas revelaron que el fabricante japonés Nissan afirmaba que podía vender información sobre la actividad sexual, la salud o el nivel de inteligencia de conductores y pasajeros a empresas de datos, fuerzas de seguridad y otras compañías privadas. En Europa, el fabricante alemán Volkswagen aseguró tener la capacidad de grabar las voces de los conductores para elaborar perfiles que se podrían vender con fines publicitarios.

"La cantidad de datos que estas empresas automovilísticas dijeron descaradamente que podían recopilar fue impactante", dijo Jen Caltrider, investigadora principal de la Fundación Mozilla. "Es como si nadie les hubiera cuestionado o hecho preguntas sobre privacidad y por eso lo incluyen todo".

Esta venta de datos supondría un mercado estimado de cientos de miles de millones de euros. Aunque Europa tiene una legislación más protectora de la privacidad de sus ciudadanos, el estudio afirma que la ley se aplicaba mal con las empresas automovilísticas. Al estudiar las medidas de aplicación en toda Europa del Reglamento general de protección de datos (RGPD), vieron que pocos reguladores nacionales habían tomado medidas contra la recopilación de datos por parte de las empresas automovilísticas desde la entrada en vigor de la ley.

"Ya no se trata sólo de vender coches para ganar dinero. Se trata de recopilar datos y utilizarlos para ganar dinero", dice Caltrider. La investigadora asegura que los coches parecen tener peores prácticas de privacidad que las aplicaciones de salud mental, los dispositivos domésticos inteligentes o los auriculares conectados por bluetooth y las pulseras inteligentes.