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¿Genocidio o convivencia? El ADN desvelará el papel histórico real de España en México
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CHOQUE CULTURAL IRREPETIBLE

¿Genocidio o convivencia? El ADN desvelará el papel histórico real de España en México

Un gran proyecto de investigación analizará unas 700 tumbas para averiguar cómo se produjo el mestizaje a partir de la llegada de los españoles

Foto: Hernán Cortés habla con los nativos americanos. (Getty Images/Hulton)
Hernán Cortés habla con los nativos americanos. (Getty Images/Hulton)

Hernán Cortés y el emperador mexica Moctezuma se vieron las caras por primera vez el 8 de noviembre de 1519 en Tenochtitlan, la actual Ciudad de México. En ese momento, comienza un encuentro que marca los siguientes 500 años y que se puede calificar de múltiples formas: un auténtico choque de civilizaciones, un intercambio biológico y cultural sin precedentes o una fusión que daría lugar a una nueva sociedad. Seguramente, fue todo eso y muchas cosas más, pero la verdad es que no sabemos exactamente lo que ocurrió.

Aunque las fuentes documentales y arqueológicas son abundantes, la interpretación de los hechos es totalmente dispar. Para algunos, la historia de la conquista española es un genocidio, en México y en otras partes del continente. Andrés Manuel López Obrador, presidente mexicano, ha pedido a España que pida perdón por los abusos cometidos. En el lado opuesto, otros destacan que se produjo un mestizaje en lugar de un exterminio, lo más habitual en otras colonias europeas en siglos posteriores; incluso el carácter civilizador de las nuevas leyes y la nueva religión frente a las culturas precolombinas que realizaban sacrificios humanos.

Foto: Hernán Cortés frente al emperador Moctezuma.

Probablemente, nunca habrá un consenso, pero cada vez tenemos más herramientas para conocer mejor el pasado. Eso es lo que tratará de hacer en los próximos cinco años el equipo dirigido por Cristina Valdiosera Morales, arqueóloga molecular experta en ADN antiguo e investigadora de la Universidad de Burgos, que ha logrado una de las prestigiosas becas ERC Advanced Grants, el máximo reconocimiento a la excelencia científica en Europa. Gracias a los 2,5 millones de euros de los que dispone, esta científica nacida en EEUU y de la nacionalidad mexicana obtendrá datos biológicos inéditos que, probablemente, reescribirán la historia.

“El mestizaje es un proceso histórico indiscutible, pero nunca nos hemos cuestionado demasiado cómo sucedió, hay una visión muy simplista de esta mezcla biológica y cultural de dos poblaciones tan distintas que, en ese momento, eran casi extraterrestres una para la otra”, explica Valdiosera en declaraciones a El Confidencial. Hoy en día, en promedio, la población mexicana tiene un 60% de genes indígenas, un 35% europeos y un 5% africanos. Sin embargo, nadie sabe con exactitud cómo fue el proceso que dio origen a ese cóctel. ¿Las poblaciones se unieron desde el principio o más bien hacia el final de la colonia? ¿Ocurrió indistintamente en diferentes estratos sociales? ¿Qué podríamos inferir si lo averiguamos?

placeholder Cristina Valdiosera Morales. (Universidad de Burgos/Xabier Santakiteria)
Cristina Valdiosera Morales. (Universidad de Burgos/Xabier Santakiteria)

El grupo de investigación, que estará formado por mexicanos y españoles, se dispone a analizar alrededor de 700 tumbas a través de un “estudio arqueogenómico” que habría sido imposible hasta hace muy poco tiempo. Las nuevas técnicas de recuperación del ADN antiguo están revolucionando la arqueología y la historia. El mayor representante de esta nueva rama de la ciencia es Svante Pääbo, genetista del Instituto Max Planck de Evolución Humana de Leipzig (Alemania) que ganó el Premio Nobel de Medicina de 2022 por sus descubrimientos sobre los genomas de los neandertales, pero cientos de científicos ya trabajan en este campo en todo el mundo.

Qué dirán los genes de la sociedad

Tomando una pequeña muestra de restos humanos, por ejemplo, un hueso o un diente, se pueden extraer fragmentos de ADN y duplicarlos muchas veces hasta reconstruir genomas enteros, como las piezas de un puzle. “Es un campo que se ha desarrollado muy rápido”, explica la experta. Desde hace poco más de una década, vivimos una “revolución tecnológica” que se ha traducido en una “explosión de la secuenciación de genomas humanos antiguos”, asegura, lo que “ha abierto la puerta a una cantidad de estudios impensables”. Ahora le toca el turno a Latinoamérica, a sus culturas prehispánicas y a la historia de la llegada de los europeos. El primer dato será la composición genética, que dará información sobre los orígenes de cada individuo. Al tratarse de enterramientos de distintos siglos, la investigación irá dibujando cómo fueron las interacciones entre distintas poblaciones a lo largo del tiempo.

placeholder Investigación arqueológica en México. (Reuters)
Investigación arqueológica en México. (Reuters)

Para eso, es necesario ir un poco más atrás de estos últimos 500 años, así que gran parte del estudio se realizará en la península Ibérica. Los científicos quieren conocer la diversidad genética de las zonas de España en las que hubo más emigración hacia el continente americano, así como analizar a los indígenas del Valle de México, la región que centra este proyecto, antes de la mezcla con los europeos. Asimismo, los investigadores pretenden desentrañar otro aspecto muy desconocido: de dónde sale ese 5% de genes mexicanos procedentes de África. “Los registros históricos nos dicen que las tropas que llegaban de Europa incluían una cantidad importante de personas de origen africano”, apunta la experta como explicación más probable.

En algunas facetas, el ADN va a dar una información bastante objetiva frente a las fuentes documentales tradicionales: “Las categorías eran cambiantes, alguien se podía considerar europeo por hablar castellano, aunque fuera indígena; así que hay ciertos datos que solo nos los aporta la biología”. A su vez, “la diversidad biológica estaba marcada por las desigualdades sociales”, así que será clave para entender relaciones económicas y de poder. “Los genes no te dicen quién eres, eso te lo dicta tu cultura, pero sí nos revelan el comportamiento de las poblaciones a nivel biológico y social, quién interactuaba con quién en una sociedad con mucha estratificación por ambos lados”, afirma la investigadora de la Universidad de Burgos. De hecho, “las poblaciones indígenas, dentro de cada grupo étnico, también tenían una división social muy marcada”. Además, por parte de los españoles, algunos procedían de entornos humildes, pero al llegar a América podían adquirir un estatus social más alto.

El misterio de las enfermedades

Sin embargo, el potencial de estas nuevas técnicas de secuenciación no se limita al árbol genealógico, sino que informa de detalles aún más fascinantes, desde la alimentación de cada persona analizada a su estilo de vida o sus enfermedades. De hecho, las “paleopatologías” pueden ser uno de los aspectos más fascinantes y reveladores del trabajo. Los historiadores consideran que gran parte de la disminución de la población originaria de América tuvo que ver con las infecciones que llevaron los europeos. “Los indígenas llamaban a estas epidemias cocoliztli, pero no sabemos a qué se referían”, comenta Valdiosera.

Podría ser un término genérico, válido para cualquier patógeno, o más específico. Ahora, “vamos a conocer la trayectoria de los microbios”, cuyo material genético también se puede secuenciar, “los que vinieron de un lado y de otro”, señala. En particular, destaca el interés por investigar la viruela negra, una enfermedad que podría haber sido un gran aliado de los españoles, porque parece haber diezmado a sus enemigos. Sin embargo, también hay estudios recientes que apuntan al impacto que pudieron tener la salmonela (en particular, uno publicado en 2018 en Nature Ecology & Evolution) y otros patógenos, habituales en Europa y desconocidos para los sistemas inmunitarios del otro lado del Atlántico.

placeholder Cristina Valdosiera. (René Valdiosera)
Cristina Valdosiera. (René Valdiosera)

Para averiguar todos estos datos y conectar toda la información que puede resultar relevante en diferentes campos, Valdiosera está formando un grupo compuesto por investigadores muy diversos: genetistas, arqueólogos, historiadores y antropólogos, entre otros. “Creo que nuestra responsabilidad es revisar la historia con las herramientas que tenemos disponibles en la actualidad. Nunca vamos a tener una visión completa, pero cada vez tenemos más fuentes para hallar evidencias, así que hay que someterlas a debate y abrirse a nuevas interpretaciones”, afirma.

Las repercusiones de la investigación

En su opinión, la repercusión de este trabajo va mucho más allá de explicar un momento puntual de la historia, ya que tiene una dimensión que afecta al ser humano en su conjunto. “En el fondo, es como un gran experimento para averiguar cómo se comportan dos poblaciones completamente extrañas cuando coinciden por primera vez”, comenta. La singularidad de la conquista de América, empezando por México, está en que “se trataba de dos culturas muy fuertes y muy bien establecidas, con organizaciones militares, políticas y sociales muy robustas. Ambas querían dominar, así que la lucha por el poder debió ser ardua”, destaca.

Foto: Ilustración del artista que representa simbólicamente los resultados de la investigación.  (Sayo Studio)

Es difícil encontrar en la historia ejemplos similares. “La magnitud del choque cultural en ese momento no se puede ni comprender y no se ha repetido”, según la experta. “Pensamos que llegaron los europeos, se mezclaron con la población local y surgió la población mestiza actual, sin más, pero detrás de esto hay una realidad más complicada”, asegura. Los 500 años posteriores, marcados por muchas desigualdades sociales, no han sido un periodo constante de estabilidad, sino muy cambiante, que probablemente también se pueda dividir en fases muy distintas, tanto en la distribución de la diversidad genética como en las repercusiones sociales.

La investigadora es consciente de que “es un tema que se puede llevar a interpretaciones políticas, pero evidentemente, ese no es nuestro objetivo”, declara. “No somos jueces, solo queremos saber qué sucedió y cómo sucedió” desde el punto de vista del desarrollo humano en un periodo histórico fascinante. Simplemente, se trata de “obtener más información y no tener miedo a hacer una revisión histórica, porque ayudará a que podamos ver las cosas con más claridad, con una perspectiva distinta”. ¿Cambiará la forma de pensar en el pasado de México y España? “No lo sé, pero desde luego tener más datos es una buena idea para saber quiénes somos en la actualidad”, afirma. Incluso, “con un poco de suerte, quizá nos ayude a ser una sociedad un poco más empática”.

Hernán Cortés y el emperador mexica Moctezuma se vieron las caras por primera vez el 8 de noviembre de 1519 en Tenochtitlan, la actual Ciudad de México. En ese momento, comienza un encuentro que marca los siguientes 500 años y que se puede calificar de múltiples formas: un auténtico choque de civilizaciones, un intercambio biológico y cultural sin precedentes o una fusión que daría lugar a una nueva sociedad. Seguramente, fue todo eso y muchas cosas más, pero la verdad es que no sabemos exactamente lo que ocurrió.

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