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El ADN antiguo revela por qué hay europeos con más riesgo de sufrir esclerosis múltiple
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UNA MIGRACIÓN HACE 5.000 AÑOS

El ADN antiguo revela por qué hay europeos con más riesgo de sufrir esclerosis múltiple

Cuatro artículos publicados en 'Nature' muestran cómo migraciones de hace miles de años conformaron la población europea actual y determinaron rasgos y enfermedades actuales

Foto: Ilustración del artista que representa simbólicamente los resultados de la investigación.  (Sayo Studio)
Ilustración del artista que representa simbólicamente los resultados de la investigación. (Sayo Studio)
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El ADN conservado en los huesos y los dientes de nuestros antepasados esconde una información muy valiosa sobre quiénes somos y lo que nos pasa. Al secuenciar muestras de cientos de individuos que vivieron en Europa occidental y Asia en los últimos 34.000 años y compararlas con los genes de la población actual, un equipo internacional de investigadores ha conseguido identificar el origen de enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple y dibujar el mapa de su propagación histórica.

Los resultados son “sorprendentes”, admiten los autores, que presentan el hallazgo en cuatro artículos que se acaban de publicar en la revista Nature. Hace unos 5.000 años, grandes migraciones procedentes del este introdujeron genes de riesgo en el noroeste de Europa, lo que aún se traduce en tasas más altas de esclerosis múltiple en la actualidad. Esos mismos movimientos poblacionales también explican que los habitantes del norte del continente sean más altos que los del sur. Asimismo, los estudios muestran que algunas características genéticas que predisponen a sufrir alzhéimer o diabetes tipo 2 han sido heredadas por los europeos de los antiguos cazadores-recolectores.

Foto: Imagen de archivo. (Europa Press/David Zorrakino)

El artículo más llamativo de esta colección rastrea la propagación geográfica de la esclerosis múltiple desde sus orígenes, en la estepa póntica (una gran región que abarca Ucrania, el soroeste de Rusia y el oeste de Kazajistán). Las variantes genéticas asociadas con el riesgo de desarrollar esta enfermedad viajaron con el pueblo yamnaya (o yamna), pastores de ganado que se trasladaron hacia el noroeste de Europa. Por un lado, sus genes les ofrecieron una gran ventaja para la supervivencia, ya que les protegieron frente a las infecciones del ganado, pero al mismo tiempo les hicieron más susceptibles a esta enfermedad neurodegenerativa.

Gracias a otros estudios, los expertos habían identificado anteriormente 233 variantes genéticas que aumentan el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple alrededor de un 30%, aunque también influyen factores ambientales y de estilo de vida. No obstante, en el norte de Europa se registran el doble de casos que en el sur y los científicos no sabían explicar el origen de una diferencia tan llamativa. Ahora, esta nueva investigación es la pieza que completa la explicación: el pueblo yamnaya, que tiene una gran influencia genética en la población actual del noroeste del continente, pero mucho más escasa en el sur, ya portaba en sus genes una mayor susceptibilidad a la enfermedad.

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Portada de 'Nature' que destaca la investigación.

“Estos resultados cambian nuestra visión de las causas de la esclerosis múltiple y tienen implicaciones para la forma en que se trata”, afirma Eske Willerslev, director del proyecto e investigador de las universidades de Cambridge (Reino Unido) y de Copenhague (Dinamarca). Según explica, las características genéticas del pueblo yamnaya les ofrecieron “una clara ventaja” para su éxito a la hora de prosperar una vez llegados a Europa, pero “estos genes innegablemente aumentaban su riesgo de desarrollar esclerosis múltiple”, añade este experto en análisis de ADN antiguo.

Esta enfermedad neurodegenerativa es autoinmune. Esto quiere decir que el sistema inmunitario, cuya misión es defender al organismo de peligros externos, ataca por error sus propios tejidos. En la esclerosis múltiple se daña la mielina, una capa protectora de las fibras del sistema nervioso central. Gracias al estudio publicado en Nature, “ahora podeos comprender que es el resultado de una adaptación a las condiciones ambientales que ocurrieron en nuestra prehistoria”, comenta Lars Fugger, coautor y profesor de neuroinmunología en la Universidad de Oxford. De hecho, los expertos creen que teniendo en cuenta nuestra historia evolutiva y nuestras condiciones de vida actuales, es probable que ahora seamos más susceptibles a padecer este tipo de enfermedades.

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Detalle de una representación artística que ilustra el estudio. (Sayo Studio)

Estos nuevos hallazgos son el resultado de cinco años de trabajo de más 175 investigadores de todo el mundo a partir de la creación de un banco de ADN antiguo, el Lundbeck Foundation GeoGenetics Centre, con sede en Dinamarca, que tiene como misión, precisamente, rastrear el origen genético de las enfermedades a lo largo de la historia evolutiva del ser humano. Gracias a las aportaciones de museos de Asia y Europa, esta iniciativa ha podido estudiar restos humanos que dibujan los perfiles genéticos de épocas pasadas, desde el Mesolítico y el Neolítico hasta la Edad Media. Además, se han comparado con los datos del UK Biobank, el biobanco del Reino Unido que incluye ADN moderno de 400.000 personas.

“Hemos demostrado que nuestro banco de genes funciona como una herramienta de precisión que puede ofrecernos nuevos conocimientos sobre las enfermedades humanas, cuando se combina con análisis de datos actuales del ADN humano y aportaciones de varios otros campos de investigación”, asegura Willerslev. “No hay duda de que tiene muchas aplicaciones más allá de la investigación sobre esclerosis múltiple”, añade. De hecho, los investigadores ya planean utilizar esta misma herramienta para rastrear el origen del párkinson, el alzhéimer, la esquizofrenia y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), entre otras patologías.

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ADN.

La estatura y otras diferencias entre europeos

No obstante, otro de los estudios publicados en Nature ya ofrece algunas pistas sobre algunas de esas cuestiones. En este caso, los perfiles genéticos de los europeos actuales se han comparado, específicamente, con el ADN de 1.664 esqueletos hallados en excavaciones arqueológicas que corresponden a habitantes prehistóricos de Eurasia. Los resultados de esta investigación son los que llevan a pensar que la mayor altura de los europeos del norte ya era una predisposición genética de los yamnaya.

Además, este trabajo muestra también cómo la procedencia de nuestros genes influye en ser más o menos propenso a numerosas patologías. Así, además de confirmar la relación de la esclerosis múltiple con el noroeste de Europa, como detalla el otro estudio, los autores de este trabajo destacan que el ADN del sur implica un mayor riesgo de desarrollar trastorno bipolar; y que el alzhéimer y la diabetes tipo 2 tienen más vinculación con los genes del este del continente.

placeholder Cueva con restos paleolíticos. (EFE)
Cueva con restos paleolíticos. (EFE)

Por otra parte, este análisis del ADN de los habitantes prehistóricos de Europa revela otras curiosidades que han marcado de forma decisiva la dieta humana moderna. Así, la tolerancia a la lactosa (es decir, la capacidad de ingerir el azúcar de la leche y otros productos lácteos) surgió hace unos 6.000 años en el Viejo Continente. Del mismo modo, los investigadores también hallan con mucha precisión el momento en que desarrollamos la “tolerancia a los vegetales”, hace unos 5.900 años, los genes ya revelaban que habíamos desarrollado una mayor capacidad para sobrevivir con una dieta rica en plantas.

Mayores cambios genéticos de lo esperado

En la misma línea, el tercer artículo publicado en Nature revela que las diferencias genéticas entre antiguas poblaciones de Eurasia fueron mayores de lo que se pensaba hasta ahora. De hecho, hace miles de años esas divergencias en el ADN estaban mucho más marcadas que en la actualidad. Este trabajo cuenta con las aportaciones de varios centros españoles (Universidad de Cantabria, Universidad Pompeu Fabra, Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, Universidad Autónoma de Madrid, Universidad de Valencia, Universidad de Barcelona, Argea Consultores y Universidad de Santiago de Compostela) e incluye muestras recogidas en Las Coves de Santa Maira (Alicante) y en la cueva de El Mazo (Cantabria).

Foto: Niños jugando. (A. F.)

Este trabajo muestra tres grandes migraciones generadoras de cambios en Europa. En primer lugar, estaría la llegada de cazadores-recolectores de hace unos 45.000 años. Después se expandieron por el continente los agricultores neolíticos procedentes de Oriente Medio, hace unos 11.000 años. Finalmente, los pastores de la estepa póntica que tanto han marcado a la población del norte del continente, según los otros estudios, irrumpieron hace en torno a 5.000 años, pero apenas habrían dejado huella en el sur.

El cuarto de los estudios se centra en Dinamarca. Los investigadores analizan el ADN de 100 esqueletos de habitantes del país que vivieron entre hace 10.000 y 2.700 años y se han llevado importantes sorpresas. En contra de la idea establecida, de que los daneses actuales descienden de cazadores-recolectores de la Edad de Piedra, este trabajo demuestra que hubo un importante reemplazo poblacional hace 5.900 años, en los albores del Neolítico: agricultores que procedían de Anatolia (en la actual Turquía asiática) se estableció en esta parte de Europa y produjo cambios trascendentales en la cultura y la dieta. Poco más tarde, hace unos 5.000 años, llegó el pueblo yamnaya, con sus genes asociados al riesgo de esclerosis múltiple, eliminó a esos agricultores y se convirtió en el ancestro más cercano a la población actual.

El ADN conservado en los huesos y los dientes de nuestros antepasados esconde una información muy valiosa sobre quiénes somos y lo que nos pasa. Al secuenciar muestras de cientos de individuos que vivieron en Europa occidental y Asia en los últimos 34.000 años y compararlas con los genes de la población actual, un equipo internacional de investigadores ha conseguido identificar el origen de enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple y dibujar el mapa de su propagación histórica.

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