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Una cueva de Granada reescribe la historia: la Península fue un refugio en la Edad del Hielo
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Hace 20.000 años

Una cueva de Granada reescribe la historia: la Península fue un refugio en la Edad del Hielo

El mayor estudio genómico sobre cazadores-recolectores revela que tras el Último Máximo Glaciar, de hace más de 20.000 años, los pobladores ibéricos reconquistaron Europa. Una cueva en Granada ha sido clave en el descubrimiento

Foto: Cráneos de hace 14.000 años hallados en Alemania y genéticamente procedentes del sur. (Jürgen Vogel, LVR LandesMuseum Bonn)
Cráneos de hace 14.000 años hallados en Alemania y genéticamente procedentes del sur. (Jürgen Vogel, LVR LandesMuseum Bonn)

La tecnología de secuenciación genética más moderna sigue reescribiendo la historia de nuestros ancestros. Los primeros Homo sapiens llegaron a Europa hace al menos 45.000 años, pero apenas podemos atisbar qué pasó con ellos. Sigue siendo una incógnita cómo se movieron por el continente o qué grupos sobrevivieron en los siguientes milenios, sobre todo teniendo en cuenta que estaban en plena Edad del Hielo y que la máxima extensión de los glaciares llegaría después, hace más de 20.000 años. Sin embargo, el ADN antiguo nos está dando una gran cantidad de pistas. La última se encontraba en los restos fósiles hallados en la Cueva de Malalmuerzo, en Moclín (Granada) y pertenecen a un individuo que vivió hace 23.000 años.

La revista Nature acaba de publicar el mayor conjunto de datos de genomas de cazadores-recolectores europeos jamás generados. En la investigación, liderada por la Universidad de Tubinga (Alemania), la Universidad de Pekín (China) y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), participan 125 científicos que han analizado el ADN de 356 cazadores-recolectores prehistóricos, con información completamente nueva de 116 de estos individuos, procedentes de 14 países. Los fósiles abarcan un periodo de 30.000 años y muestran cómo fueron las migraciones de aquellos primeros humanos modernos europeos. Ante el avance del hielo en el Último Máximo Glaciar, se refugiaron en el sur, pero mientras que su linaje desapareció de lo que ahora es Italia, se mantuvo en la península ibérica y el sur de Francia para volver a conquistar Europa miles de años más tarde.

Foto: Restos de hipopótamo con marcas de herramientas. (T.W. Plummer, Homa Peninsula Paleoanthropology Project)

Hasta ahora, gracias a los fósiles procedentes de Centroeuropa, los expertos habían deducido que las poblaciones existentes antes y después de ese pico de frío que se produjo hace algo más de 20.000 años, eran completamente diferentes. Por eso, se suponía que ese momento, el de mayor extensión de las capas de hielo en el continente, había provocado un reemplazamiento poblacional absoluto. Sin embargo, este trabajo, a través de las conexiones genéticas que establece, muestra que los individuos que vuelven a repoblar Europa cuando el hielo se retira se expanden desde la península ibérica y el sur de Francia.

Los datos permiten “llenar el vacío que teníamos en el oeste de Europa”, explica a Teknautas Vanessa Villalba Mouco, investigadora del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig y coautora de este artículo, cuyo autor principal es Cosimo Posth, de la Universidad de Tubinga. Ahora los científicos han podido comprobar que el linaje anterior al Último Máximo Glaciar se mantuvo. “El hielo pudo empujarlos a los refugios del sur, pero siempre ha habido una continuidad genética con los primeros Homo sapiens del continente, cosa que en el centro de Europa y en la península itálica no ocurre”, comenta la experta.

placeholder Cueva de Malalmuerzo, en Moclín (Granada). (Ayuntamiento de Moclín)
Cueva de Malalmuerzo, en Moclín (Granada). (Ayuntamiento de Moclín)

No obstante, la pieza clave de este puzle es un individuo que vivió hace justo 23.000 años y que apareció en la Cueva de Malalmuerzo. “Es el momento más frío, en la latitud más al sur de Europa, el refugio que suponemos que luego ayuda a repoblar el continente”, comenta. El análisis del ADN de esta persona ha resultado tan importante para el conjunto de la investigación que ha merecido otro artículo que se publica a la vez en Nature Ecology & Evolution y cuya primera autora es, precisamente, Vanessa Villalba.

Los restos encontrados en la cueva granadina tienen una enorme relevancia, porque “es el único individuo que tenemos justo del momento del máximo glacial”, destaca la investigadora. En el resto de Europa, “la población ha desaparecido, porque las condiciones la hacen inhabitable, todo está cubierto por los glaciares y el centro de Europa se queda sin población”. Por eso es difícil encontrar restos de esa época en el registro arqueológico, pero en el sur tampoco se encuentra mucho material genético preservado, así que, sencillamente, “es excepcional”.

placeholder Representación de un cazador-recolector europeo. (Tom Bjoerklund)
Representación de un cazador-recolector europeo. (Tom Bjoerklund)

¿Y qué tienen de especial sus genes? Al coincidir con las poblaciones anteriores y posteriores al Último Máximo Glaciar y al haber vivido justo en ese periodo, es la conexión que explica la hipótesis de que los Homo sapiens que dominaban Europa quedaron recluidos en el suroeste y volvieron a expandirse una vez que desapareció el hielo. Su información genética coincide con la de otra persona de hace 35.000 años hallada en Bélgica. Así, “con más genomas en el mapa, interpretamos que hay una continuidad genética desde hace 35.000 años en la parte oeste de Europa, que no está afectada por el máximo glaciar”. Es más, en este individuo incluso se pueden rastrear “trazas genéticas” de los Homo sapiens más antiguos que se han encontrado en el continente, de hace 45.000 años, que fueron hallados en la cueva de Bacho Kiro (Bulgaria), según publicó Nature en 2020.

¿Qué pasó desde entonces?

Sin embargo, esto no significa que esa continuidad genética llegue hasta nuestros días. Los individuos que vuelven a repoblar Europa central tras salir de la península ibérica se verán afectados por otros acontecimientos. En los primeros momentos tras el fin del periodo glaciar se expandieron con éxito, pero luego fueron reemplazados. ¿Por quién? La respuesta está en Italia. Antes de esta investigación, los científicos pensaban que la península itálica había sido el refugio climático de los humanos. Ahora se sabe que no fue así, pero aquella zona tampoco estaba vacía en la época del máximo glaciar. Otro grupo de Homo sapiens llegó procedente de los Balcanes, entrando por el norte, y hace unos 14.000 años se expandieron por Europa reemplazando a los que habían llegado de la península ibérica.

placeholder Restos de un cazador-recolector alemán de hace 7.000 años que convivió con agricultores sin mezclarse. (Volker Minkus)
Restos de un cazador-recolector alemán de hace 7.000 años que convivió con agricultores sin mezclarse. (Volker Minkus)

Incluso llegan hasta el suroeste europeo, pero la península ibérica sigue manteniendo cierta continuidad genética, a pesar de ese influjo. “Esa mezcla, pero con un mayor componente local, perdura en Iberia hasta la llegada del Neolítico, hace unos 7.000 años”, explica la paleontóloga. En ese momento, ya vinculado a la agricultura, el linaje se asocia a los grupos neolíticos que han migrado desde Oriente Próximo, llegando a toda Europa hasta alcanzar la península ibérica. Aun así, se sabe que sobrevive algo del componente genético local, aunque sea escaso. “Los neolíticos se mezclan con los cazadores-recolectores, pero esa nueva población es mucho mayor, así que su linaje es el que más destaca”, comenta.

El intercambio genético entre los cazadores-recolectores de Europa y las poblaciones orientales que traían la agricultura y el sedentarismo se prolongó durante miles de años, fusionando apariencias muy distintas, incluyendo colores de piel y de ojos. No obstante, los investigadores creen que en este proceso algunos antiguos pobladores del continente se desplazaron más al norte. Del mismo modo, en el sur tampoco habría habido una mezcla tan intensa, de forma que se habrían mantenido rasgos genéticos mucho más antiguos.

El enigma de lo que ocurrió por el sur

Otra gran incógnita que despejan estos trabajos es si la población ibérica tuvo otros contactos a través del Estrecho de Gibraltar. “Es algo que se había sugerido sobre la base de que existía una cultura material similar en el norte de África y en el sur de la península ibérica”, comenta Vanessa Villalba. Los arqueólogos aseguran que hay puntos en común, pero “a nivel genético no los hemos encontrado”, afirma. Ni el linaje de la península aparece en el registro fósil del norte de África ni viceversa, “en ninguna de las dos direcciones encontramos mezcla genética”.

Foto: Cinco neandertales de El Sidrón degustan setas, piñones y musgo. / Abel Grau (CSIC)

¿Cómo explicar esta extraña divergencia entre la arqueología y los datos genéticos disponibles? Según la experta del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, es posible que se produjese una mezcla cultural por contactos esporádicos o que realmente hubiera una gran barrera y los parecidos culturales tengan otra explicación que no sea el contacto directo.

Probablemente, en un futuro próximo tendremos más respuestas, aunque nos lleven a otras preguntas. En los últimos años, el conocimiento se está disparando en este campo gracias a las nuevas técnicas que ya se conocen como paleogenómica. De hecho, el biólogo sueco Svante Pääbo ganó el Premio Nobel de Medicina en 2022 gracias a su trabajo para rescatar ADN de fósiles humanos. Vanessa Villalba lo sabe bien, porque es el director del centro de investigación donde trabaja. “Han mejorado muchísimo las técnicas de recuperación del material genético y las de secuenciación y análisis de datos masivos. Toda esta tecnología cada vez está más al alcance de todo el mundo”, asegura.

La tecnología de secuenciación genética más moderna sigue reescribiendo la historia de nuestros ancestros. Los primeros Homo sapiens llegaron a Europa hace al menos 45.000 años, pero apenas podemos atisbar qué pasó con ellos. Sigue siendo una incógnita cómo se movieron por el continente o qué grupos sobrevivieron en los siguientes milenios, sobre todo teniendo en cuenta que estaban en plena Edad del Hielo y que la máxima extensión de los glaciares llegaría después, hace más de 20.000 años. Sin embargo, el ADN antiguo nos está dando una gran cantidad de pistas. La última se encontraba en los restos fósiles hallados en la Cueva de Malalmuerzo, en Moclín (Granada) y pertenecen a un individuo que vivió hace 23.000 años.

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