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Hoy es Brasil, mañana España: la sensación térmica sube más que el calor y nos asfixiará
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Hoy es Brasil, mañana España: la sensación térmica sube más que el calor y nos asfixiará

Los 62,3ºC de sensación térmica de Río de Janeiro anticipan un escenario parecido en el Mediterráneo: no solo hay más temperatura, sino también más humedad

Foto: Altas temperaturas en Río de Janeiro. (EFE/Antonio Lacerda)
Altas temperaturas en Río de Janeiro. (EFE/Antonio Lacerda)

Las imágenes de Río de Janeiro de hace unos días hablaban por sí solas: en las playas no cabía un alfiler y todo el que podía estaba metido en el agua, quizá, porque el ambiente acuático era lo único que aliviaba la situación. El verano austral se despedía de la costa brasileña con más de 40 °C, una temperatura elevada, pero nada que hayamos visto y sufrido tanto allí como en otras latitudes. Sin embargo, el problema era la sensación térmica, que sí batió un récord sin precedentes en la Estación de Guaratiba, próxima a la ciudad: 62,3 °C.

Los datos del Instituto de Meteorología de Brasil indican que la temperatura oficial de esta zona ha estado algunos grados por encima en varias ocasiones durante los últimos años. Por el contrario, desde que hay registros (comenzó a medirse hace una década, en 2014) nunca se había alcanzado esta sensación térmica, un valor teórico que se utiliza para estimar la temperatura que experimenta el cuerpo humano dadas ciertas condiciones meteorológicas y que, por lo tanto, no siempre coincide con lo que marca el termómetro. Lo llamativo de este caso es que haya tanta diferencia entre un indicador y otro, algo que nos deja una importante lección sobre el futuro que nos espera en muchos lugares del planeta, incluida España.

Foto: Temporal en las costas gallegas. (EFE/Sxenick)

La sensación térmica “no es una temperatura real que se puede medir con un termómetro, como la temperatura del aire”, explica a El Confidencial Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), “sino que se calcula a través de un índice” que es distinto para el frío y para el calor. En este caso, el Índice de Sensación Térmica por Calor (Heat Index) tiene en cuenta la combinación de la temperatura real y la humedad relativa del aire. Cualquiera sabe por experiencia propia que la sensación de calor aumenta si hay mucha humedad y eso es lo que trata de cuantificar este parámetro.

El fundamento lógico de un cálculo complejo

El motivo de que sintamos más calor cuando hay humedad es que nos refrigeramos gracias al sudor. “Cuando el cuerpo detecta que la temperatura es elevada, provoca el sudor”, apunta el experto. Esas pequeñas gotitas que asoman en nuestra piel se evaporan con rapidez, precisamente, porque hace calor. “Como la evaporación es un fenómeno termodinámico que roba calor al entorno, nos enfriamos”, explica. En realidad, los botijos mantienen el agua fresca por el mismo mecanismo: al estar hechos de barro, que es poroso, también expulsan líquido y se produce una evaporación que refrigera, manteniendo fresca el agua de su interior.

placeholder Brasileños se tiran al agua. (EFE)
Brasileños se tiran al agua. (EFE)

El problema, tanto para nosotros como para los botijos, es que, cuando hace mucho calor y mucha humedad a la vez, este sistema de sudoración no funciona. “Para que las gotas de sudor se puedan evaporar, la humedad exterior tiene que ser baja. Si es alta, lo que ocurre es que la capa de aire más próxima no admite más agua, así que no podemos refrigerarnos sudando”, explica Rubén del Campo.

Por eso, el Heat Index establece cuánto calor siente el cuerpo humano cruzando los datos de temperatura del aire medida en grados Celsius y el porcentaje de humedad relativa. Por ejemplo, con una temperatura de 30 °C, pero una humedad del 80%, la sensación térmica se eleva hasta los 38 °C. Con 35 °C y esa misma humedad alcanzaríamos los 57 °C. La fórmula matemática que está detrás de estos cálculos es compleja, pero el resultado es muy simple y, casi siempre, la sensación térmica es algo más elevada que la temperatura real.

placeholder Cálculo de la sensación térmica. (Aemet)
Cálculo de la sensación térmica. (Aemet)

En el caso del frío, la sensación térmica se mide a través de otro índice, llamado Wind Chill, que combina la temperatura con el viento, no con la humedad. La lógica de este cálculo —que se basa en una fórmula matemática diferente y también compleja— se puede constatar, también por experiencia personal, cualquier día de invierno: cuando las temperaturas son muy bajas y hay sopla el aire, el cuerpo se enfría de forma más rápida.

El calentamiento global dispara la sensación térmica

Está claro que, a los seres humanos, sobre todo en las situaciones más críticas, nos importa mucho más la sensación térmica que la temperatura del aire que pueda medir de forma objetiva un termómetro. Por eso, el récord que ha marcado Río de Janeiro evidencia una mala noticia: en un contexto de calentamiento global, la sensación térmica de calor se está incrementando aún más rápido que la temperatura real.

placeholder Las playas de Río, abarrotadas. (EFE)
Las playas de Río, abarrotadas. (EFE)

Una investigación de la Universidad de California en Berkeley, que acaba de publicarse en la revista Environmental Research Letters, lo deja claro utilizando datos del verano de 2023 en Texas: un aumento de 1,5 °C supone que la sensación térmica se dispara entre 5 °C y 8 °C. Los autores de este trabajo explican que el calentamiento global está afectado por la interacción entre la humedad y la temperatura. En el pasado, la humedad relativa bajaba cuando la temperatura del aire aumentaba, lo que permitía al cuerpo sudar más y sentirse más cómodo. Sin embargo, el cambio climático está provocando que se siga registrando una humedad elevada incluso con altas temperaturas, así que la eficacia de la sudoración disminuye.

Hasta ahora, “lo habitual era que, en un entorno frío, en invierno, la humedad relativa del aire fuera alta; pero que en verano esa humedad descendiera”, explica el meteorólogo de la Aemet. Sin embargo, en los últimos tiempos se viene observando que, cuando la temperatura se dispara, ese parámetro sigue estando muy alto, algo que sucede sobre todo en las zonas costeras. El principal factor es que el mar está tan caliente que hay más evaporación, así que “la atmósfera mantiene el vapor de agua”, explica.

placeholder Ola de calor en Málaga. (EFE)
Ola de calor en Málaga. (EFE)

En el caso de Río de Janeiro, el récord de sensación térmica se explica, precisamente por ese factor, “un mar extraordinariamente caliente deja una alta humedad y esto se ha unido a unas temperaturas muy elevadas del aire”. No obstante, España no es ajena a ese fenómeno, “especialmente, estos dos últimos veranos en el Mediterráneo, que siempre suele tener temperaturas mucho más altas que el Atlántico y el Cantábrico”, apunta Rubén del Campo, pero que ahora, más que nunca, “está marcando récords de temperatura del aire y del agua”.

De hecho, esta situación provoca que el alivio que nos proporciona la brisa marina en los días más calorosos del año casi haya desaparecido. “Tradicionalmente, vamos a la costa porque nos refresca y sentimos un mayor alivio que en las ciudades del interior, pero hay tres factores que están cambiando”, explica el experto. En primer lugar, “la brisa que nos llega está más caliente, porque el agua del mar también lo está”. En segundo lugar, “como el agua del mar tiene mayor temperatura, aunque sople la brisa, te lleva más humedad, así que nuestro sudor no se evapora”. Y, en tercer lugar, ni siquiera llega a soplar tanta brisa como antes, sencillamente, porque “el contraste térmico entre el mar y tierra adentro no es tan alto, así que sopla con menos fuerza”. La peor consecuencia de todo este cóctel son las noches tropicales (el termómetro no baja de 20 °C) y las noches tórridas (no baja de 25 °C). En Valencia, estas últimas se han multiplicado por cuatro en el último medio siglo y esto dificulta el descanso.

placeholder Noche en Río de Janeiro. (Reuters)
Noche en Río de Janeiro. (Reuters)

¿Hay que cambiar las alertas meteorológicas?

El estudio publicado recientemente por la Universidad de California en Berkeley no solo alerta de que la sensación térmica tiende a dispararse en determinadas regiones, sino que advierte de que, probablemente, este índice se está quedando desfasado para valorar los extremos de calor y humedad que comienzan a experimentarse hoy en día en muchas zonas del planeta. Esto podría provocar que, incluso si se difunden las previsiones de sensación térmica, muchas personas podrían subestimar los riesgos.

En España, el Plan Nacional de Predicción y Vigilancia de Fenómenos Meteorológicos Adversos (Meteoalerta) ni siquiera tiene en cuenta los datos de sensación térmica para emitir avisos. La referencia son las temperaturas máximas, “pero se está trabajando para incluir estos índices en un futuro, porque tienen una repercusión muy importante”, señala el portavoz de Aemet. De hecho, en las tablas del Heat Index, las temperaturas ya se agrupan por colores con un significado, entre un amarillo pálido y el rojo.

Foto: Nieve en Formigal, Huesca. (EFE/Javier Blasco)

Así, con una sensación térmica de 27 °C a 32 °C, estaríamos ante una situación de Precaución, que implica una “posible fatiga por exposición prolongada o actividad física”. La Precaución Extrema, de 33 °C a 40 °C, supone “insolación, golpe de calor y calambres” si se lleva a cabo algún esfuerzo. Se considera Peligro de 41 °C a 53 °C por los mismos motivos. Finalmente, con más de 53 °C de sensación térmica, estaríamos en Peligro Extremo, con riesgo de golpe de calor y de insolación inminente. Además, hay que tener en cuenta que permanecer bajo el sol incrementaría este parámetro en 8 °C. El viento tiene un doble papel: alivia por debajo de 32 °C y empeora la sensación de calor por encima de este valor.

Las imágenes de Río de Janeiro de hace unos días hablaban por sí solas: en las playas no cabía un alfiler y todo el que podía estaba metido en el agua, quizá, porque el ambiente acuático era lo único que aliviaba la situación. El verano austral se despedía de la costa brasileña con más de 40 °C, una temperatura elevada, pero nada que hayamos visto y sufrido tanto allí como en otras latitudes. Sin embargo, el problema era la sensación térmica, que sí batió un récord sin precedentes en la Estación de Guaratiba, próxima a la ciudad: 62,3 °C.

Calor Brasil Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)
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