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No es resaca: la ciencia explica por qué una sola copa de vino puede darte dolor de cabeza
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La culpa es de un flavonoide

No es resaca: la ciencia explica por qué una sola copa de vino puede darte dolor de cabeza

Es un problema más habitual al beber vino tinto que vino blanco. La clave está en una sustancia que impide que el hígado procese el alcohol correctamente

Foto: Una simple copa de vino puede causar una fuerte jaqueca a ciertas personas (iStock)
Una simple copa de vino puede causar una fuerte jaqueca a ciertas personas (iStock)

Tomar una copa de vino tinto al día puede suponer ciertos beneficios para la salud. Por ejemplo, puede ayudar a combatir los procesos inflamatorios y alberga en su composición varias sustancias antioxidantes. Sin embargo, hay personas que no pueden disfrutar de ellos, ya que el mero hecho de probar esta deliciosa bebida les provoca dolor de cabeza. Un problema que, según un artículo publicado en la revista Scientific Reports, nada tiene que ver con la resaca.

El estudio ha sido desarrollado por un equipo de investigadores del Headache Center de la Universidad de California, San Francisco, y fue liderado por el doctor Morris Levin. Se centró en aquellas cefaleas que aparecen entre 30 minutos y tres horas después de haber consumido una pequeña cantidad de vino tinto. Tras anteriores investigaciones centradas en los sulfitos, taninos y aminas biológicas sin encontrar respuestas claras, en esta ocasión pusieron el foco sobre los flavonoides fenólicos.

Foto: Un dolor fuerte de cabeza es incompatible con casi cualquier actividad. (iStock)

Los flavonoides fenólicos son compuestos que se encuentran en la piel y en las semillas de la uva. Juegan un papel fundamental a la hora de dar el color, el sabor y la sensación en boca del vino tinto. En él tiene una concentración 10 veces superior a la presente en el vino blanco. Según sus indagaciones, esta es la sustancia responsable de estos dolores de cabeza tan repentinos como supuestamente injustificados.

Pero ¿cuál es el motivo?

En primer lugar, los científicos explican cómo se produce la transformación del alcohol en acetato. Un proceso llevado a cabo por las enzimas del hígado que se compone de dos pasos: un primero en que el alcohol en forma de etanol pasa a convertirse en acetaldehído y un segundo en el que este compuesto finalmente se sintetiza en acetato. Pues bien, un tipo de flavonoide fenólico llamado glucurónido de quercetina bloquea las enzimas correspondientes a esta segunda fase, las cuales reciben el nombre de aldehído deshidrogenasa.

La quercetina bloquea las enzimas del hígado y le impide sintetizar el alcohol

El glucurónido de quercetina evita que las enzimas transformen el acetaldehído en acetato. Esto hace que dicho acetaldehído se acumule en el torrente sanguíneo. Esta sustancia tóxica es la responsable de la aparición de dichos dolores de cabeza, así como de la sudoración, náuseas y enrojecimiento facial asociados de forma secundaria a este problema. Este fenómeno se da especialmente en personas con tendencia a sufrir migrañas, aunque el motivo no está claro del todo.

La actividad de las enzimas aldehído deshidrogenasa que transforman el acetaldehído en acetato es muy conocida desde hace tiempo. De hecho, con base en ella se desarrolló hace tiempo un medicamento llamado disulfiram, cuya función es servir de ayuda a las personas alcohólicas a la hora de superar su problema de adicción.

Tomar una copa de vino tinto al día puede suponer ciertos beneficios para la salud. Por ejemplo, puede ayudar a combatir los procesos inflamatorios y alberga en su composición varias sustancias antioxidantes. Sin embargo, hay personas que no pueden disfrutar de ellos, ya que el mero hecho de probar esta deliciosa bebida les provoca dolor de cabeza. Un problema que, según un artículo publicado en la revista Scientific Reports, nada tiene que ver con la resaca.

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