¿Por qué en Francia falta paracetamol? La respuesta es un dolor de cabeza para toda Europa
Europa en general y Francia en particular llevan años arrastrando una dependencia farmacéutica de Asia. Debido al aumento de contagios en China, el suministro corre peligro en París
Durante las últimas semanas, se ha podido observar cómo varios residentes en el lado francés de la frontera franco-italiana cruzaban la línea que separa ambos países con una misión poco común: comprar medicamentos en las farmacias de Italia que ya no pueden adquirir en su botica local. Los últimos coletazos de la pandemia, el aumento de contacto en interiores propio del invierno y una producción mundial de medicamentos básicos que está a medio gas han pillado a las farmacéuticas europeas a pie cambiado, especialmente en Francia. Por ello, el país se ha visto obligado a tomar medidas realmente extraordinarias, aunque parten con la esperanza de que la situación se normalice. Mientras tanto, los franceses tendrán que racionar los dolores de cabeza, ya que el paracetamol va a estar en riesgo de agotarse en las farmacias durante "semanas o meses".
Primero, las empresas galas no podrán exportar paracetamol hasta nueva orden. Segundo, se prohíbe comprar medicamentos con este principio activo para combatir el dolor de cabeza. Además, se ha comunicado a los médicos la directriz de que se extiendan recetas de paracetamol "solo si la situación lo requiere". París espera que estas medidas sean suficientes para paliar la escasez. El ministro de Sanidad, François Braun, dijo hace unos días que harán falta "dos meses para estar realmente tranquilos y ver nuestros stocks reconstituidos".
El ministerio está preocupado por el suministro de paracetamol, sobre todo el que se receta a menores, pero también por otros medicamentos como algunos antibióticos, que podrían encontrarse agotados en algunas farmacias en los próximos meses. Hasta 300 recetas están ahora mismo en "riesgo de escasez" en la lista que publica la Agencia Nacional de Seguridad de Medicamentos (ANSM). En 2022, la agencia reportó 3.000 incidentes de agotamiento de existencias en farmacias, mientras que en 2021 el número fue de 2.160 medicamentos. La ANSM ha tenido incluso permitir que compuestos como la amoxicilina se elaboren directamente en algunas farmacias especializadas para hacer frente a su escasez.
De nuevo, la deslocalización
Al igual que ocurrió con las mascarillas y los test covid al principio de la pandemia, Francia y Europa se encuentran desarmados a pesar de todo su poderío económico. La deslocalización de la producción de compuestos como el paracetamol a países con costes de fabricación más bajos, como China o India, ha creado una dependencia perniciosa ante un alza en la demanda de medicamentos, en especial los de uso más común para los ciudadanos. Según la propia ANSM, la UE importa casi el 80% de los principios activos de los medicamentos de Pekín y Delhi.
Y la dependencia no perdona, sobre todo cuando hay errores, como el que se ha visto durante las últimas semanas en China, con el fin brusco de la política covid cero. Una situación que ha acabado pagando Europa con la falta de desabastecimiento. Esta enorme bola de nieve llega hasta nuestro continente. El escaso porcentaje de vacunados en el gigante asiático, en especial en la población anciana, el aumento de casos y la reapertura de fronteras exteriores en pleno año nuevo chino van a producir más tensión en la producción y envío de medicamentos. Esta realidad ha provocado que Pekín decida que lo que se fabrica en las farmacéuticas chinas se quede en el país.
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Desde diciembre, la producción de algunas fábricas ha quedado confiscada para consumo interno. Las autoridades francesas dicen que poseen otros proveedores como Brasil, Turquía o India, pero estos países también dependen de algunas materias primas chinas para seguir con la producción. Al final, todos los caminos llevan a Pekín.
India, el segundo fabricante del mundo, está dispuesta a ayudar, pero no tanto a Europa como a la propia China. El Consejo de Promoción de Exportaciones Farmacéuticas (Pharmexcil) dijo hace escasas semanas que funcionarios chinos se han interesado en la importación de medicamentos basados en el ibuprofeno y paracetamol. De momento los asiáticos se ayudan entre ellos. Europa y Francia se quedan solas.
Ya se avisó… en 2020
El 16 de junio de 2020, Emmanuel Macron anunció una "reconquista sanitaria", es decir, un plan para relocalizar la producción de medicamentos y evitar situaciones embarazosas como la que se vive en estos meses de invierno. Uno de los puntos de este plan era una planta de producción de paracetamol que abriría a 50 kilómetros de Lyon, en la región de Isère en 2023. El ministro de Economía, Bruno Le Maire, reconocía hace unos días en la radio pública —no sin enfado— que el proyecto había tenido que retrasarse hasta 2025.
La etapa de investigación está concluida, aseguran desde Seqens, quienes operarán la planta, pero aún queda construir las instalaciones, que en teoría podrán cubrir la mitad de las necesidades de paracetamol en Europa, unas 15.000 toneladas anuales. ¿Pero qué hacer hasta 2025?
Los expertos alertan además de que el paracetamol es solamente una de las decenas de compuestos en los que Francia y Europa cuentan con graves dependencias. Pauline Londeix, del Observatorio de la Transparencia de las Políticas del Medicamento, asegura que hay hasta 422 compuestos de "interés terapéutico fundamental" y que hacer un plan con 18 como pretende el Gobierno "no es serio", explica.
Precios poco atractivos
Las farmacéuticas dicen que la culpa de esto la tienen los precios. Una de las razones por las que la producción de medicamentos comunes se ha deslocalizado es la de casi siempre en Europa: los altos costos de producción por mano de obra no "compensan" a las farmacéuticas, que prefieren elaborar aquí otro tipo de productos más lucrativos.
De ahí la paradoja de que en el país de la gigantesca Sanofi escasee el paracetamol. Algunos economistas aseguran que el precio de los medicamentos en Francia es demasiado bajo, al nivel de los de Grecia, y eso desincentiva la producción. Roland Lescure, secretario de Estado de Industria francés, parece estar de acuerdo, pues va a poner en marcha una revisión del proceso de fijación del precio de los medicamentos. "Debemos reindustrializar la salud de Francia", ha asegurado. Otros economistas critican que es un error que va a pesar en los hogares y en la fiscalidad en un momento de sufrimiento inflacionista.
Francia y Europa buscan una solución a la dependencia del exterior en su suministro de medicamentos y se dan cuenta de que es muy difícil construir en pocos años, lo que ha llevado décadas desmontar. Los quebraderos de cabeza están garantizados. El paracetamol para paliarlos, no tanto.
Durante las últimas semanas, se ha podido observar cómo varios residentes en el lado francés de la frontera franco-italiana cruzaban la línea que separa ambos países con una misión poco común: comprar medicamentos en las farmacias de Italia que ya no pueden adquirir en su botica local. Los últimos coletazos de la pandemia, el aumento de contacto en interiores propio del invierno y una producción mundial de medicamentos básicos que está a medio gas han pillado a las farmacéuticas europeas a pie cambiado, especialmente en Francia. Por ello, el país se ha visto obligado a tomar medidas realmente extraordinarias, aunque parten con la esperanza de que la situación se normalice. Mientras tanto, los franceses tendrán que racionar los dolores de cabeza, ya que el paracetamol va a estar en riesgo de agotarse en las farmacias durante "semanas o meses".