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Una sepia adulta demuestra ser tan inteligente como un niño de cuatro años
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Superan un experimento cognitivo

Una sepia adulta demuestra ser tan inteligente como un niño de cuatro años

Un equipo de científicos somete a estos cefalópodos al experimento del malvavisco. El resultado ha causado fascinación e intriga entre los investigadores

Foto: Los cefalópodos son más inteligentes de lo que se pensaba (MBL)
Los cefalópodos son más inteligentes de lo que se pensaba (MBL)

La prueba del malvavisco es un experimento científico desarrollado por científicos de la Universidad de Stanford a finales de la década de 1960. En concreto, fue dirigido por el psicólogo Walter Mischel con el propósito de investigar el desarrollo cognitivo de los niños. Consiste en ofrecerles una golosina y dejarles solos durante 15 minutos bajo la promesa de que, si no se la comían durante ese tiempo, recibirían una recompensa mejor.

Según los investigadores, retrasar la gratificación demuestra que los niños han desarrollado la capacidad cognitiva de la planificación futura. Algo que sucede entre los cuatro y los seis años de edad, generalmente. Hasta ahora, más allá de los seres humanos, solo determinadas razas de primates, cuervos y canes habían logrado superar el experimento, pero no de forma consistente. Algo que sí han logrado las sepias.

La mayoría de los niños no superan la prueba del malvavisco hasta los 4-6 años

En concreto, el experimento ha sido liderado por Alexandra Schnell, ecologista conductual de la Universidad de Cambridge. Lo que hizo fue diseñar un tanque de agua especial y colocar seis sepias en su interior. Además, incluyó en su interior tres compartimentos identificados con un determinado símbolo: uno que se abría de forma inmediata (círculo), otro que lo hacía pasados entre 10 y 120 segundos (triángulo) y un último que permanecía cerrado indefinidamente (cuadrado).

El resultado de la prueba

El compartimento que se abría de manera inmediata contenía camarones crudos muertos, mientras que los otros dos albergaban en su interior camarones vivos mucho más apetecibles para las sepias. En la fase de prueba, todas ellas acudían rápido a la primera puerta que se abría, tras lo cual se retiraban los camarones vivos de las demás. Sin embargo, tras observar el funcionamiento del sistema, cambiaron su forma de actuar en la fase de control: no tuvieron ningún problema en esperar a que se abriera la puerta que daba acceso a su alimento preferido.

Foto: (iStock)

El resultado del experimento deja claro que las sepias y, probablemente, el resto de cefalópodos son capaces de autocontrolarse y de realizar una planificación futura. Lo que los investigadores no tienen muy claro es por qué, ya que un comportamiento similar solo había sido percibido en especies que usan herramientas, necesitan almacenar alimentos o tienen competencia social. Ninguna de estas características puede asociarse a ellas.

Según Alexandran Schnell, la hipótesis más plausible es que hayan desarrollado esta habilidad cognitiva como consecuencia de sus hábitos de búsqueda de alimento. En este sentido, afirma que “las sepias pasan la mayor parte del tiempo camufladas y esperando la mejor oportunidad para evitar ser devoradas por sus depredadores”. Por tanto, puede tratarse de “un rasgo evolutivo que tiene como finalidad optimizar la búsqueda de comida y elegir alimentos de la mejor calidad”.

La prueba del malvavisco es un experimento científico desarrollado por científicos de la Universidad de Stanford a finales de la década de 1960. En concreto, fue dirigido por el psicólogo Walter Mischel con el propósito de investigar el desarrollo cognitivo de los niños. Consiste en ofrecerles una golosina y dejarles solos durante 15 minutos bajo la promesa de que, si no se la comían durante ese tiempo, recibirían una recompensa mejor.

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