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Por qué aún hay pocas vacunas para el covid: se fabrican más rápido, pero no es suficiente
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CUELLO DE BOTELLA

Por qué aún hay pocas vacunas para el covid: se fabrican más rápido, pero no es suficiente

Alcanzar la 'velocidad de crucero' necesaria para inmunizar al 70% de los españoles en los próximos meses requiere un mayor suministro

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La euforia por la aprobación de las primeras vacunas contra el covid ha dado paso a una cierta decepción por el ritmo al que llegan y se administran. Nadie dijo que fuera fácil, más bien todo lo contrario: hace meses, solo las mentes más optimistas concebían que a principios de 2021 hubiéramos avanzado tanto. Sin embargo, no parece suficiente, sobre todo cuando se cierne una tercera ola de consecuencias imprevisibles y con la aparición de una variante en el Reino Unido que parece estar acelerando los contagios.

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) dio luz verde a la vacuna de Moderna el día de Reyes. Tras la noticia, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció ayer que España va a recibir unas 600.000 dosis en seis semanas y que las primeras llegarían en poco más de siete días. Aunque no parece una gran cantidad, “vamos a ir adquiriendo velocidad de crucero”, aseguró. El pasado 21 de diciembre, la EMA había autorizado la vacuna de Pfizer y BioNTech, lo que permitió comenzar la inmunización el día 27. También entonces el primer anuncio del suministro parecía quedarse muy corto: desde finales de diciembre hasta marzo, iban a llegar 4,6 millones, lo que en la práctica significa vacunar a 2,3 millones de personas, porque hacen falta dos dosis, igual que sucede con la de Moderna.

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Foto: EFE.

"Entendemos que todo el mundo está mirando al ritmo de la vacunación. El cuello de botella en este momento no es el volumen de pedidos, sino la falta de capacidad de producción mundial", señaló hace unos días la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides, que se mostró dispuesta a ayudar a la producción de la vacuna de Pfizer y BioNTech, la única que se ha administrado hasta ahora en la Unión Europea (UE).

De hecho, la compañía alemana BioNTech ya obtuvo una financiación europea de 100 millones de euros y la Comisión Europea se aseguró el suministro de 200 millones de dosis, ampliable a otros 100 millones más. Por criterios de población, a España le corresponde el 10,6% de estas compras (algo más de 20 millones de dosis), pero para la primera fase del plan de vacunación —que incluye usuarios y trabajadores de residencias, sanitarios de primera línea y grandes dependientes— apenas está previsto que llegue la cuarta parte de esa cantidad. Con Moderna, el número es algo inferior: 160 millones de dosis para la UE y, por lo tanto, más de 16 millones para España. Así que, de nuevo, la primera remesa queda bastante lejos de esas cifras.

¿Qué está pasando? ¿El suministro está siendo demasiado lento? Ante una operación de vacunación masiva de la población mundial sin precedentes, los expertos consideran que el ‘stock’ acumulado por algunas farmacéuticas para estos primeros meses es de un volumen muy considerable. “El número de dosis ya fabricadas a nivel mundial es impresionante, pero la demanda es tremenda y supera cualquier oferta que pueda haber a estas alturas”, comenta Jaime Jesús Pérez Martín, especialista de la Asociación Española de Vacunología (AEV).

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Foto: Reuters.

Aun así, “Pfizer cumplió con el compromiso de la Comisión Europea de que todos los países comenzarían la vacunación a la vez, todos recibieron sus dosis al mismo tiempo”, destaca en declaraciones a Teknautas Raquel Carnero, consultora de la industria farmacéutica experta en vacunas. “El problema es que a este ritmo de vacunación tardaremos más de un año en inmunizarnos todos”, reconoce.

La ventaja de las vacunas de ARN

Curiosamente, las nuevas vacunas de ARN mensajero —tanto la de Pfizer como la de Moderna utilizan esta tecnología, inédita hasta ahora— requieren un menor tiempo de producción que las convencionales. “Normalmente, producir cualquier antígeno requiere utilizar cultivos celulares, son procesos biológicos mucho más largos y complejos, pero en este caso se trata de unir aminoácidos para fabricar el ARN y después encapsularlos en una cubierta de lípidos”, según Pérez Martín. Por lo tanto, “son más fáciles y más rápidas de fabricar porque se utiliza un proceso industrial y programado”.

Su producción también es más flexible, de manera que si surgen nuevas cepas del virus, se podrían realizar cambios en las plataformas para incluir las novedades. De hecho, cuando los científicos del Reino Unido dieron la voz de alarma porque la nueva variante que detectaron parecía ser más transmisible, surgieron dudas acerca de si las mutaciones iban a afectar a la efectividad de las vacunas. No parece que sea así, pero la propia BioNTech se apresuró a decir que, en caso de ser necesario, podría tener lista una adaptación de la vacuna en solo seis semanas.

No obstante, el tiempo de producción no está definido con exactitud. “El formato tradicional de fabricación de vacuna por medio de un virus inactivado va pasando por una serie de etapas, es bastante más lento, pero se puede calcular”, comenta Raquel Carnero. Sin embargo, en el caso de las vacunas de ARN, el procedimiento aún es muy novedoso y desconocido, protegido bajo las respectivas patentes. Así que los informes de las agencias reguladoras “incluso pueden describir los pasos de fabricación, pero no especifican cuáles son los tiempos”.

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Foto: Reuters.

En alguna ocasión, las propias farmacéuticas han pecado de optimistas. El caso más sonado fue el de Pfizer-BioNTech, que tras adelantarse a sus competidoras, llegó a anunciar que antes del fin de 2020 habría producido 100 millones de dosis. Sin embargo, a comienzos de diciembre, tuvo que admitir que solo sería capaz de fabricar la mitad, lo que pagó con fuertes caídas en bolsa a pesar de que días más tarde recibiría su primera autorización, en EEUU. La compañía achacó el problema al suministro de materias primas, sin especificar de qué se trataba, aunque probablemente eran compuestos químicos utilizados en el proceso de producción.

Las vacunas de Pfizer que se distribuyen en Europa se producen en Puurs (Bélgica). En el caso de la vacuna de Moderna, la empresa española Rovi, con sede en Madrid, participa en el proceso final de producción, aunque su labor se limita al llenado, la inspección y etiquetado de los viales antes de su distribución. El producto llega congelado y a granel por avión desde EEUU y en España se separa en el formato de 10 dosis que ha autorizado la EMA.

En teoría, la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, que ya se está administrando en el Reino Unido y que probablemente va a ser la siguiente en ser aprobada por la EMA, tiene un proceso de desarrollo mucho más parecido al tradicional, porque utiliza como vehículo un adenovirus de chimpancé. ¿Esto quiere decir que el suministro será aún más lento? No necesariamente, porque en realidad los responsables de este proyecto fueron los más previsores (y los más arriesgados), al fabricar millones y millones de dosis mucho antes de que el proceso de investigación tuviese ni siquiera visos de finalizar. Para ello, se aliaron con el Instituto Serum de la India, el mayor productor de vacunas del mundo. Así, los acuerdos de compra anticipada con la UE incluyen 300 millones de dosis y otros 100 opcionales.

Foto: Las autoridades chinas se han mostrado esquivas con la OMS (Reuters/China Daily)

Si el suministro de las vacunas aprobadas se mantiene al ritmo actual, pero se van sumando nuevas autorizaciones, es posible que la llegada de vacunas se vaya acelerando a medida que pasan los meses y que, efectivamente, pueda cumplirse el ambicioso objetivo de que en verano el 70% de los españoles esté vacunado. La UE también tiene acuerdos con Janssen (200 millones de dosis más otros 200 opcionales), CureVac (225 + 180 millones) y Sanofi-GSK (300 millones), y podría cerrarlo con Novavax (posiblemente, 200 millones). En teoría, más de la décima parte de todas estas cifras llegaría a España.

La producción no lo es todo

No obstante, si hay un cuello de botella en la vacunación, no tiene que ver solo con la producción, ni mucho menos. “Ahora mismo, el problema no está en la fabricación de ninguna de las vacunas, ya hemos visto que el cuello de botella es su administración”, opina Carnero. Las desiguales cifras de vacunación en distintas comunidades autónomas demuestran que, más allá de las dosis disponibles, la planificación también es importante. Vacunar con la máxima rapidez es incompatible con horarios demasiado acotados en días laborales.

“En el fondo, sí que es un problema de producción”, reflexiona Pérez Martín, porque “si España tuviera ahora mismo 10 millones de dosis, no habría que priorizar, llevaríamos las dosis a los centros de salud y les diríamos a todos los mayores de 60 años que se vacunaran”. Por el contrario, “estamos sumando el problema de no tener todas las dosis que necesitamos con la exigencia de dirigirlas a un público demasiado concreto, por lo que no es tan fácil hacer una distribución ágil y correcta”.

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Foto: EFE.

En realidad, “está pasando en todas partes, inicialmente se está vacunando un poco menos de lo que estaba previsto” y parte de la explicación también hay que buscarla en otras circunstancias propias de la pandemia. Por ejemplo, la situación epidemiológica implica dar citas previas y evitar agrupaciones de gente. Poco tiene que ver, por ejemplo, con la habitual y bien programada campaña de vacunación anual de la gripe.

La temperatura de conservación de -70 °C de la vacuna de Pfizer es otro escollo, pero el médico de la AEV cree que se está manejando bastante bien. El riesgo está en desperdiciar dosis, ya que “cuando sobran algunas en un punto, hay que recogerlas rápidamente para poder administrarlas en otro lugar”. También en este aspecto el proceso irá siendo más fácil con la llegada de nuevas opciones, ya que la vacuna de Moderna se puede transportar a la temperatura de una nevera normal, entre 2 °C y 8 °C.

La euforia por la aprobación de las primeras vacunas contra el covid ha dado paso a una cierta decepción por el ritmo al que llegan y se administran. Nadie dijo que fuera fácil, más bien todo lo contrario: hace meses, solo las mentes más optimistas concebían que a principios de 2021 hubiéramos avanzado tanto. Sin embargo, no parece suficiente, sobre todo cuando se cierne una tercera ola de consecuencias imprevisibles y con la aparición de una variante en el Reino Unido que parece estar acelerando los contagios.

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