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¿En la nube o en tierra firme? Me quedé sin memoria y ya sé dónde guardar mis archivos
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LA RESPUESTA NO ES TAN FÁCIL

¿En la nube o en tierra firme? Me quedé sin memoria y ya sé dónde guardar mis archivos

¿Merece la pena usar medios físicos en 2024? Por supuesto que sí, pero la nube también tiene sus encantos. Te contamos los pros y contras de cada uno

Foto: Foto: Reuters/Thomas Peter.
Foto: Reuters/Thomas Peter.

Cuando Google comenzó a repartir las primeras y exclusivas invitaciones para su correo electrónico, todo era juego y alborozo. Corría el año 2004, y Gmail obsequiaba a sus nuevos usuarios con nada menos que 1 GB de almacenamiento. La cifra era completamente inusitada para la época. Hoy, un giga no nos da ni para pipas.

Dice la frase popular que cuando no pagas por un producto, es porque el producto eres tú, y nosotros hemos aprendido esa verdad por las malas. Con los años, el pequeño Diógenes que llevamos dentro ha ido saturando todas y cada una de nuestras cuentas de almacenamiento en nube con archivos de todo tipo, algunos más cuestionables que otros. Han pasado dos décadas, y muchos ven con desespero el momento de rascarse el bolsillo a cambio de más gigas en que guardar los vídeos inspiracionales que la abuela nos manda por WhatsApp. ¿Merece la pena contratar un servicio de almacenamiento en nube en 2024? ¿No será mejor comprar un buen disco duro y ya? Yo mismo recibí hace unos días el aviso de que me estaba quedando sin memoria en el portátil. En el móvil tampoco ando muy sobrado. Motivos más que suficientes por los que, además de hacer una limpieza exhaustiva, decidí tantear e investigar cuál es la mejor opción.

Vaya por delante algo que también decía mi abuela. No es más limpio el que más limpia, sino el que menos mancha. Ser un Diógenes digital se paga caro, y no viene mal hacer limpieza de vez en cuando si no quieres descubrir lo rápido que se pueden llenar 100 GB a poco que grabes vídeos. Normalmente, cada servicio de almacenamiento en nube tiene sus propias herramientas para detectar archivos duplicados o hacer limpieza de basura digital como esas fotos que les tomas a las facturas para ordenarlas en algún momento de los próximos 100 años.

En el PC, una buena forma de evitar archivos duplicados es examinar el equipo con Duplicates Cleaner o Anti-Twin. Ambas aplicaciones son gratuitas. La primera la puedes encontrar en la Microsoft Store, mientras que la segunda es una veterana disponible desde esta web.

Servicios en nube

Supongamos que has hecho los deberes y aun así te sigue faltando espacio. Estas son las opciones más comunes de almacenamiento en nube para necesidades de entre 100 GB a 2 TB.

Aparte de compartir funciones básicas como el funcionamiento en diferentes sistemas operativos a través de sus propias aplicaciones, cada uno de estos servicios tiene sus propias particularidades. Google One es ideal si usas mucho los servicios de Google, especialmente Google Fotos. One Drive, al ser de Microsoft, regala acceso a Office 365 con sus planes de almacenamiento, pero hay que tener cuidado con la configuración, porque los valores por defecto tienden a intentar copiar demasiadas carpetas del PC y el espacio disponible se llena con demasiada facilidad. pCloud, por citar otro ejemplo, tiene unos curiosos planes de por vida que te ofrecen 500 GB o 2 TB para siempre por 175 o 350 euros respectivamente. Suena jugoso, pero no tardan en aflorar algunas cuestiones. ¿Realmente nos valdrá con 2 TB dentro de 20 años? ¿Y si la empresa quiebra antes?

Aunque la tabla de precios es un primer paso, conviene leer bien la letra pequeña de cada servicio antes de contratarlo. Lo de leer antes de comprar nos lleva a un pensamiento, que es fundamental en cualquier cosa que vayamos a contratar, pero mucho más en el caso de sistemas de almacenamiento en nube: ¿para qué diablos lo voy a usar?

Cada caso es un mundo, pero a lo largo de mi vida me he encontrado usando cada vez más almacenamiento fuera de línea (el disco duro de toda la vida) y menos almacenamiento en nube. Tiene mucho que ver con ello el hecho de que no suelo necesitar compartir archivos a gran escala. Para compartirlos entre mis propios dispositivos recurro a una simple memoria USB C que llevo siempre conmigo en el llavero. El hecho de que ahora móviles y computadoras compartan el mismo puerto hace las cosas mucho más fáciles. A la hora de compartir archivos esporádicamente, no es raro que recurra a Telegram o a WhatsApp como puentes temporales entre mi móvil y mi PC.

placeholder Las diferentes aplicaciones que ofrece Google Drive.
Las diferentes aplicaciones que ofrece Google Drive.

Donde no he podido librarme de pagar es en el almacenamiento de fotos. No solo es que saque muchas, sino que uso la cámara del móvil de manera muy liberal para tomar notas mediante imágenes o capturas de pantalla. En muchos casos, paso esa información a otras apps de notas como Notion, pero no es raro que simplemente las deje en la carpeta fotos. La ubicuidad de Google One a la hora de subir esas fotos a la nube me ha salvado el pellejo muchas veces cuando buscaba el precio de algo que vi hace semanas en una tienda o la contraseña wifi de casa de un familiar que no recordaba ni el mismo.

También podemos tirar por el camino del medio y contratar planes gratuitos en todos y cada uno de los servicios y aprovechar todas las promociones de invitar a un amigo para conseguir gigas adicionales, lo que fácilmente nos dejaría con cerca de 100 GB gratuitos. No es mala opción si andamos justísimos de presupuesto, pero a menudo los servicios en nube gratuitos tienen limitaciones de velocidad o número de usuarios. Eso por no mencionar que hace falta tener un cráneo privilegiado para organizarse teniendo ocho servicios gratuitos a la vez.

Optar por el almacenamiento físico

En general, el precio del terabyte en almacenamiento en nube ronda los siete euros al mes o los 70 euros al año. No está mal, pero duele cada vez que llega la factura de año en año. La gran ventaja de la nube es la accesibilidad y la posibilidad de compartir archivos, pero si tu ecosistema de archivos es personal, a veces un buen almacenamiento físico es la mejor alternativa. En estos casos mi recomendación es un medio lo más pequeño, seguro y resistente que podamos para acompañarnos siempre, combinado con un disco duro de alta capacidad para dejar en casa o mover ocasionalmente.

Sea cual sea el caso, siempre es mejor conservar varias copias de todo. Suena paranoico, pero cuando pierdes dos años de fotos porque dos de tus discos duros fallaron a la vez aprendes la lección por las malas.

En el caso del medio que vayamos a llevar con nosotros conviene poder llevarlo sujeto a algo que nunca falte en nuestro bolsillo (como la cartera o las llaves de casa) y buscar un modelo que sea resistente al polvo, el agua y los campos magnéticos. No es raro que un medio físico salga dañado al pasar por los escáneres de seguridad de un aeropuerto. También es de considerar que sea plenamente compatible con nuestro teléfono mediante un puerto USB C.

Si solo necesitamos puerto USB tradicional, la SanDisk Extreme Pro de 256 GB es una roca con excelentes velocidades de transferencia por 67 euros. Un peldaño por encima está la Kingston Datatraveller Max, que es probablemente una de las más rápidas del mercado en USB C, pero su precio para el modelo de 512 GB es de 114 euros. Si la supervivencia de la unidad es importante para ti, la Flash Survivor Stealth de Corsair ofrece 128 GB en USB 3.0 a prueba de golpes y agua por solo 37 euros. Otra memoria interesante es la Samsung Bar Plus de 256 GB. Cuesta 53 euros y es de las pocas resistentes al agua.

Si preguntas por lo que yo llevo. Mi opción es una combinación algo rara. Llevo varias tarjetas de memoria MicroSD en la cartera (las Sandisk Ultra y las PNY Elite X Pro son excelentes) y un lector de tarjetas Anker PowerExpand 2 en 1 (lee tarjetas SDXC y MicroSD) que es una maravilla. En almacenamiento físico más serio mi favorito ahora mismo es el SSD Seagate Firecuda de 1 TB (con aspecto de uno de los lingotes de Beskar de The Mandalorian). Cuesta 185 euros. El Sandisk Extreme Pro de 1 TB ofrece lo mismo, pero por solo 149 euros y encima es resistente al agua y más fácil de llevar.

Finalmente, conviene recordar que si tu nube no va a salir de casa porque la usas para cosas como compartir películas puede que la mejor opción sea configurar un NAS doméstico en tu wifi como el Western Digital My Cloud EX2 Ultra. Ofrece 4 TB por 328 euros y es plenamente compatible con aplicaciones de streaming de archivos propios como Plex.

Si te interesa alguno de los modelos explicados.

Sandisk Extreme Pro USB (256GB) Kingston D. Max Corsair Flash Survivor (128GB) Samsung Memory Bar Plus (256GB) SanDisk Extrem Pro MSD (256GB) Lector Anker PowerExpand Segate FireCuda SSD SanDisk Extreme Pro SSD MyCloud EX2 WD

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Cuando Google comenzó a repartir las primeras y exclusivas invitaciones para su correo electrónico, todo era juego y alborozo. Corría el año 2004, y Gmail obsequiaba a sus nuevos usuarios con nada menos que 1 GB de almacenamiento. La cifra era completamente inusitada para la época. Hoy, un giga no nos da ni para pipas.

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