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Por qué algunas personas deciden empezar a coleccionar cosas
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Por qué algunas personas deciden empezar a coleccionar cosas

Los últimos estudios al respecto pretenden aportar luz no solo sobre la acumulación, sino también del impulso que motiva a los coleccionistas

Foto: Contrariamente a lo que se cree, Diógenes abogaba por vivir sin pertenencias. (iStock)
Contrariamente a lo que se cree, Diógenes abogaba por vivir sin pertenencias. (iStock)

El pobre Diógenes no se merece ser protagonista del síndrome que lleva su nombre, pero gracias a él todos sabemos a la perfección lo que significa. En realidad, el filósofo griego promulgó durante toda su vida la independencia de cosas materiales, pues él portaba consigo lo estrictamente necesario. Poco o nada tenía que ver su pensamiento, por tanto, con esas personas que acumulan objetos sin ton ni son.

En más de una ocasión, cuando has estado con alguien a la que le cuesta desprenderse de sus objetos materiales, habrás dicho aquello de que parece tener síndrome de Diógenes. Este problema o patrón de comportamiento se estudió por primera vez en la década de los 60, y finalmente se denominó así en 1975. Por supuesto, se trata de un problema grave con el que no se debe frivolizar, pero es cierto que muchas personas en su vida diaria tienden a coleccionar objetos, incluso como 'hobby' (los coleccionistas de sellos son quizá el ejemplo más claro), y según la psiquiatra Shirley M. Mueller, tiene más que ver con factores orgánicos que psicológicos, por lo que ha comparado distintas investigaciones para aportar algo de luz sobre el tema.

"Después de la cirugía, la mujer comenzó a recolectar grandes cantidades de una amplia gama de artículos hasta el punto de que surgieron graves problemas de espacio en su hogar..."

Así lo explica en 'Psychology Today': En un gran estudio estadounidense, se descubrió que más del 50% de los acumuladores tenían trastorno depresivo. Por otro lado, el 25% vivía con ansiedad generalizada y fobia social. Por último, menos del 20% tenía trastorno obsesivo-compulsivo. Y hay más de lo que parece, investigadores de la Universidad de Iowa examinaron a 86 pacientes con lesiones cerebrales. 13 mostraron un nuevo comportamiento de recolección anormal que fue severo y asociado con la acumulación o acaparamiento problemático de objetos inútiles. Exhibieron este comportamiento solo después de la aparición de sus lesiones, no antes".

Para poder calificar a alguien como un acumulador, el individuo tenía que acumular objetos de poco valor en exceso de tal manera que su recolección interfiriera con la función diaria. Los sellos, por tanto, no cuentan. "En uno de los estudios se dio un caso de una mujer de 70 años que se sometió a una operación de un tumor. Su marido sabía que siempre se había mostrado reacia a tirar objetos que tuvieran un valor potencial durante toda su vida, pero no era una característica tan importante como para tenerla en cuenta, pues no le causaba problemas. Sin embargo, después de la cirugía comenzó a recolectar grandes cantidades de una amplia gama de artículos hasta el punto de que surgieron graves problemas de espacio en su hogar. La mayor parte los pedía por correo, particularmente ropa", explica la psiquiatra.

Cuando se compararon los pacientes con lesiones cerebrales que recolectaban en exceso con los que no lo hacían, no se diferenciaron en edad ni en habilidades intelectuales. La diferencia radicaban en que el grupo acumulador tenía daño en una parte específica del lóbulo frontal llamada corteza prefrontal medial (definida como la corteza prefrontal media). El grupo no acumulador no la tenía. Es importante señalar que esa misma área se activa cuando percibimos la belleza.

El grupo acumulador tenía daño en una parte específica del lóbulo frontal llamada corteza prefrontal medial, área que se activa cuando percibimos belleza

"Aún hay mucho que estudiar", apunta Mueller. "Hay una clara relación entre la percepción de la belleza y este coleccionismo extremo. Los autores postularon que en las personas sin daño cerebral, las estructuras cerebrales límbicas profundas inician el impulso de recolección, por otra parte, interpretaron que la presencia de esta lesión específica en aquellos que recolectaban en exceso significaba que se interrumpía un sistema inhibitorio superior normal. Sin su influencia, el impulso de coleccionar objetos era libre de operar sin sus restricciones habituales. Esto dio lugar a la desinhibición que, a su vez, llevaba a que la recolección saliera mal".

Por tanto, apunta que pocos psiquiatras señalaran que la colección de objetos de esta manera se basa en algo patológico. "Tal vez a medida que se investigue la acumulación en los próximos años, la detección de una base orgánica para al menos algunos casos puede llevarnos a una mejor comprensión no solo de la acumulación, sino también del impulso que motiva a los coleccionistas", concluye.

El pobre Diógenes no se merece ser protagonista del síndrome que lleva su nombre, pero gracias a él todos sabemos a la perfección lo que significa. En realidad, el filósofo griego promulgó durante toda su vida la independencia de cosas materiales, pues él portaba consigo lo estrictamente necesario. Poco o nada tenía que ver su pensamiento, por tanto, con esas personas que acumulan objetos sin ton ni son.

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